En el acelerado ritmo de la sociedad en que vivimos, alentados por el ritmo vertiginoso
de las ciudades, la información caótica de las comunicaciones, la irrupción por lo
general de “malas noticias” y de la volatilidad de muchos vínculos y valores
que, en el momento parecen duraderos, aunque pueden desaparecer en sólo segundos,
quizás es bueno preguntarse: ¿cómo lograr mi paz interior pese a todo lo que
ocurre alrededor?
La paz es un proceso activo. Dista mucho de estar sentado
esperando que Dios (La Luz, el Ser Superior, la Conciencia Divina, mi abuelo
que me acompaña, mi padre que me guía desde el cielo y cualquier otro
acompañante que queramos tener en el camino) nos ilumine mágicamente, nos
marque el camino y nos diga, con voz profunda y resonante: “Ve por aquí… este
es el camino”
Sin embargo, esa voz somos nosotros
mismos. ¿De qué herramientas disponemos? De nuestra intuición, la
introspección, el silencio, el no-juicio hacia las situaciones que me desafían,
nos llevarán hacia el resultado. Un
resultado incierto, en verdad, aunque es
el más indicado en el proceso de crecimiento, aprendizaje y desarrollo
personal.
La paz interior podemos alimentarla y
construirla exclusivamente desde adentro hacia fuera.
A veces se manifestará como una
profunda respiración que llena nuestra capacidad al máximo; y nos hace ver todo
con más claridad, con colores brillantes y en aumento. Y en esa mirada, puede
estar la respuesta que anhelamos.
Otras, se produce mediante la
sintonía de nuestro Ser con el fluir
natural de las cosas, sin forzarlas, y entregándonos a lo que se va presentando
a lo largo del camino. Entendiendo el
“rendirnos”, no como una forma
de claudicar ni dejar de tener una
actitud proactiva y positiva de los acontecimientos. Significa recobrar esa
sensación que tenemos por ejemplo; cuando estamos cansados tras un día agotador, llegamos a casa, y, simplemente,
nos tiramos en la cama para dormir una siesta.
¿Reconoces ese instante de calma y de absoluta conexión íntima con
nosotros mismos?
¿Has visto la paz de una mascota
cuando se te acerca para darte cariño sin pedir demasiado a cambio? ¿Has podido
descubrir la paz observando detenidamente una puesta de sol? ¿Pudiste
experimentar ciertas revelaciones o respuestas que buscabas de la forma más
casual, por ejemplo, al escuchar sin querer una conversación de desconocidos
que, justo, dijeron las frases apropiadas para tu momento de vida? Así
funciona.
Quizás podamos experimentar que sólo
podemos estar sintonizados en esa energía cuando limpiemos las barreras que nos
separan de nuestro propio Ser, de nuestro Yo Interno más profundo, sabio y
verdadero. Cuando dejamos de lado las ilusiones o espejismos del mundo y seguimos andando, paso a paso, con la
certeza de estar en el camino que es el apropiado para nosotros, se produce ese
estado interno, en movimiento, que podemos sentir como la paz. Recuerda que la
paz está alejada del proceso mental: cuanto más cargamos la mente de
pensamientos innecesarios, quejas, desidias, autocríticas y críticas hacia otros, chismes, justificaciones,
insultos, maltratos etc., estaremos
mejor preparados para vivir conectados la mayor parte de cada instante,
enfocados en lo único y verdadero: nuestro propio Ser. El verdaderamente
permanece, aún más allá de nuestra experiencia física en el mundo.
CLAVES PARA ALCANZAR LA PAZ INTERNA
- Participa de manera activa en la paz. Expresa palabras amables y todo aquello que fomente un círculo de virtud en las cosas más pequeñas, desde un saludo de buenos días, una sonrisa o agradecer a cada instante y cualquier detalle
- Observa. Simplemente, mira y observa, sin competir ni desafiar e involucrarte emocionalmente.
- Transmite mensajes positivos. Filtra siempre la información que te llega, y deja pasar solamente aquella que te nutre a ti y a los demás. Evita los chismes.
- Envía tu luz y buenas intenciones. Los pensamientos crean estados de conciencia, y éstos a su vez, realidades físicas. Así que proyecta ese pensamiento positivo todo el tiempo, hacia ti y las demás personas, tu país, el mundo, y cualquier situación que, desde tu perspectiva, necesite ser equilibrada.
- Cuida tu cuerpo. Busca estar lo más relajado posible todo el tiempo. Este sencillo acto de reconocer el cuerpo y aflojarlo, libera no sólo tensiones sino también paradigmas y creencias que nos limitan.
- Promueve el silencio. Deja de tapar los problemas con ruidos y sonidos. Practica el silencio y serás consciente de su poder.
- Suelta todo aquello que te hace daño. Corta con aquellos hábitos tóxicos que sostienes. Con seguridad, después del día 21 de hacerlo consecutivamente, percibirás el mundo más brillante y hermoso. Te sorprenderás mirando aspectos cotidianos de tu día a día desde otra perspectiva y así también podrás ver la belleza en ti y en los demás.
- Nunca intentes cambiar a otros. Todos somos seres únicos y especiales. Esa es la riqueza de la diversidad. Deja que cada uno viva su camino en este planeta como desee vivirlo y al ritmo que quiera vivirlo.
- Sé libre y autodeterminado. Se exige mucha fortaleza para asumir la vida tal cual es. Fluye sin más objetivo que el de servir, hacerte bien y hacer el bien a otros. No importa el lugar donde te encuentres… siempre hay un momento de poder empezar el camino hacia tu transformación.
Publicado por: Luz Plena, Educadora Social