La fórmula para mantener una buena relación de pareja sin duda
alguna, es la comunicación. En la
convivencia en pareja es inevitable que en ocasiones haya ciertos roces que puedan
causar desencuentros. Aunque podamos considerar que son pequeños detalles sin
importancia, nunca debemos pasarlos por alto.
Ser consciente de ello e intentar
solucionarlo es un propósito útil en cualquier ámbito de nuestras relaciones interpersonales, ya sea el trabajo, círculo de
amigos, deportes de grupo, etc.
Pero sin duda, si existe un círculo más
proclive a generarse roces y desencuentros en la convivencia, es dentro de la
pareja, dado que se establece una relación más intensa y estrecha.
Pero esta comunicación no solo debe
ceñirse a aquellos aspectos más negativos.
Cuando compartes una relación con otra persona, lo más lógico es hacerlo porque
existen multitud de factores en común, un respeto mutuo y una sensación de gozo
y disfrute al compartir tiempo con la
otra persona.
Pocas emociones son más bonitas e
intensas que estas aquí mencionadas, pero
pueden ser aún más productivas cuando se comparte y se está agradecido a la
otra persona por vivir algo así con ella.
Que tu pareja sepa que puede contar
contigo incondicionalmente es un gran gesto de amor.
Por tanto guardar la buena salud
comunicacional con tu pareja será de suma importancia. Muchos son los motivos
por los que es necesario dialogar con la pareja. El papel que tienen las
preguntas para acercarse a los sentimientos de la otra persona. No dar nunca
por sentado nada, pues por ahí es por donde vienen muchos desencuentros y
enfrentamientos que dañan la relación.
CÓMO PODEMOS MEJORAR NUESTRA
COMUNICACIÓN CON NUESTRA PAREJA
Os proponemos estas 5 situaciones para mejorar y hacer más fluida la comunicación y estrechar
vínculos:
1. Tienes un rato libre y ves que tu pareja
está ocupada. Muéstrale tu disposición a echarle una mano. Es un gesto bonito no
solo por esforzarte para facilitarle el trabajo, sino también por la
posibilidad de pasar tiempo juntos haciendo algo positivo para, al menos, uno
de los dos.
2. Todo el mundo tenemos alguna particularidad que puede que sea molesta para el resto de personas y posiblemente no se sea consciente de ello. En una relación es positivo aceptar esas pequeñas manías de cada uno, pero en ocasiones pueden acabar siendo una bola de nieve mayor que cause mayor malestar a la otra persona. Tener la generosidad de “modificar” esos pequeños detalles o comportamientos para mejorar tu relación y satisfacer al otro, puede ser positivo.
3. No solo vale el “te quiero”. Dice el refrán: A caminar se aprende andando; y a querer, amando. Los sentimientos han de estar acompañados con acciones y no tienen por qué ser especialmente espectaculares regalos. Los actos diarios, los pequeños detalles de apariencia insignificante son los que a uno le hace sentirse querido.
4. Por muy a gusto que se esté en una relación y por muy fuerte que sea el vínculo hay que estar abierto al cambio. La rutina y la monotonía son dos de los grandes enemigos de las relaciones. Hacer cosas nuevas es el principal antídoto contra ello y quién sabe, a lo mejor se encuentran nuevas aficiones y actividades en las que poder disfrutar juntos para así poder escapar por un tiempo, de la inercia diaria.
5. Planear juntos con tiempo los
viajes o actividades lúdicas para días libres y vacaciones permite disfrutar
más de ellas y sentir que puedes decidir cómo disfrutar con tu pareja.