lunes, 20 de marzo de 2017

Tu mente te pertenece tú eres capaz de controlar tus propios sentimientos

La capacidad de resolver problemas es una herramienta fundamental a la hora de alcanzar la felicidad. Si eres de esas personas que sabes vivir cada momento aprovechando cada una de tus posibilidades eres una persona emocionalmente inteligente.

La mayoría de nosotros hemos crecido creyendo que no podemos controlar nuestras propias emociones es decir; que la ira, el odio, el miedo, la alegría, el éxtasis o  la pasión, son cosas que nos pasan y están fuera de nuestro control. Pero es importante tener clara esta premisa:  uno/a no controla las emociones, sino que las acepta.






Cuando aprendamos que cada uno de nosotros puede llegar a sentir aquello que preferimos sentir, estaremos en el camino verdadero de la inteligencia emocional.

Recuérdalo... una emoción no es una condición de vida es una opción.

Hemos desarrollado nuestra personalidad en un ambiente cultural en el que se nos ha enseñado a no ser responsables de nuestros sentimientos y sensaciones.
Seguramente te identificarás con alguna de estas frases que todos utilizamos muy a menudo:
  • Me has ofendido
  • No puedo evitar sentir esto que siento
  • Me avergüenzas
  • Me has hecho sentir mal


¿Verdad que te has identificado con alguna de estas frases?. Si analizas cada uno de estos mensajes, cada uno de ellos  afirma  que no eres responsable de lo que sientes.

Cambiar todo esto no es una tarea fácil, puesto que estamos acostumbrados a este tipo de pensamientos y sus consecuencias.
Pero lo cierto es que la felicidad es una condición natural de la persona , no tienes nada más que observar a un niño pequeño. Lo que es difícil es deshacernos de todos los prejuicios que nos paralizan, de los "debería de" de los "tendría que".

Para comenzar a cambiar debemos hacernos cargo de nosotros mismos y eso comienza por empezar a tomar conciencia de lo que sentimos pensamos y decimos. Por tanto, a partir de ahora pon atención en todas estas frases.





No es fácil, pero hacernos cargo de nosotros mismos comienza por tomar consciencia de esas viejas ideas e implica la determinación, la decisión de ser felices y de destruir todos y cada uno de los pensamientos que nos producen infelicidad.

Recuérdalo: tú tienes la llave, tú eliges lo que quieres sentir, tú eliges ser feliz o infeliz. Esta idea puede ser apabullante pero también tienes la opción de rechazarla; aunque esto, supondría que un tercero está a cargo de ti.

Vamos a poner un ejemplo práctico para entender todo esto:
Imagina que vas con el coche y de repente te encuentras dentro de un atasco de tráfico.
¿Cuál es tu reacción? Te enfadas,  insultas a otros conductores incluso te enfadas con tus acompañantes, te desahogas con cualquier persona o cosa que se cruza en tu camino.

Pero qué pasaría si damos la vuelta a nuestro comportamiento y utilizamos la cabeza de manera constructiva.

No es fácil pero y si cuando te encuentres en esta situación pruebas por ejemplo:  a silbar,  a cantar, a observar de manera objetiva esas sensaciones que estás teniendo o simplemente contar hasta 10, 20 o lo necesario para distraer y postergar ese enfado; con esto aprenderás aunque muy despacio al principio, a pensar de manera nueva. Comenzarás a aprender a no sentirte incómodo. Y lo más importante, habrás elegido sustituir esas esas viejas emociones autofrustrantes por emociones sanas y constructivas.

Se trata de dar con aquellas estrategias que facilitan que tu cabeza trabaje a tu favor y poco adquirir  la costumbre de no molestarte cuando las cosas vayan mal.
Cuando dudes de tu capacidad de escoger la felicidad piensa en todas esas emociones que te inmovilizan e incluso que puedes llegar a somatizar en una enfermedad.

Ejemplos de emociones inmovilizantes son: 
  • Esa timidez que te impide conocer gente que quieres conocer, 
  • Los celos y el odio que te provocan una úlcera de estómago y aumentan tu tensión arterial. 
  • Si te pasas el día sentado en casa pensando en tus problemas. 
  • Si no puedes dormir porque algo te preocupa 
  • Si te diriges de manera agresiva alguien que quieres
  • Si te cuesta decir te quiero a tu pareja o a tus hijos… 


Todos estos son signos de inmovilización. Por tanto si cierto sentimiento te produce esos estados negativos no vale la pena que sigamos buscando más razones para deshacernos de ellos.


Sin duda una de las maneras de combatir la inmovilización es aprender a vivir el momento presente. El ahora es todo lo que tenemos. El ahora es todo lo que hay.
Absorbe todo lo que te brinda el momento presente desconéctate del pasado que ya no existe, del futuro que llegará a su debido tiempo.

Recordar, desear, esperar, lamentar, arrepentirse, son las formas más usuales y peligrosas de evadir el presente.

Si lo desperdiciamos con estas actitudes autofrustrantes lo habremos perdido para siempre.

Como decíamos al principio de este artículo las personas que saben coger el vuelo en el momento presente y sacar todo el provecho a su capacidad de poder escoger y vivir libremente aquello que quieren sentir podrán vivir una vida libre efectiva y plena.


No lo olvides: 

Tu mente te pertenece tú eres capaz de controlar tus propios sentimientos. 
Tu momento presente es sólo tuyo para que lo disfrutes si realmente decides estar a cargo de ti mismo.