domingo, 31 de marzo de 2019

En la vida recibimos aquello que toleramos

Para mejorar nuestra vida, un factor clave y fundamental a  tener en cuenta es la influencia de las personas de nuestro alrededor. Si las personas con las que nos rodeamos son tóxicas y ejercen una influencia negativa en nuestra vida, por duro que pueda ser, tenemos que buscar la manera de alejarnos.

Debemos mantener una distancia o frenar esa influencia porque lo único que estará aportando a nuestra vida será negatividad, miedos, debilidades y, en el peor de los casos, puede llegar a dañar gravemente nuestra autoestima. 


Existen diferentes emociones que te indican claramente que estas ante una persona tóxica:

  • Te hace perder los papeles
  • La  presencia de esta persona tiene un fuerte impacto negativo en tu autoestima
  • Te culpa a ti cuando ella es culpable
  • Sientes miedo y malestar cuando has de estar con esa persona
  • No puedes estar relajado/a y calmado/a en su presencia
  • Estás a la defensiva cuando se acerca


¿Y cómo reconocer a una persona tóxica?




Tenemos que aprender que en la vida recibimos aquello que toleramos y que hay comportamientos que no son tolerables y de los que debemos alejarnos. Estos perfiles que a continuación os desarrollamos serían un ejemplo de personalidades tóxica. Aprender a reconocerlos será importantísimo para poner en práctica tu capacidad asertiva para frenarlas y poner límite cuanto antes mejor.


1. El manipulador 

Estos individuos son expertos en las tácticas de la manipulación y el manejo de las personas. Con ellos, uno puede incluso no darse cuenta de que ha sido manipulado hasta que es demasiado tarde. Estas personas ven a otras como dispositivos para obtener lo que quieren.
¿Por qué son tóxicas? Porque buscan alimentarse de tu sistema de creencias y tu autoestima. Siempre encuentran maneras de hacer que hagas cosas que no quieres hacer y antes de que te des cuenta, pierdes tu sentido de identidad, tus prioridades personales y tu capacidad de ver la realidad de la situación. El mundo de repente comienza a  centrarse  alrededor de sus necesidades y sus prioridades.

2. El narcisista

Tienen claro rasgo  de auto-importancia, creen que el mundo gira en torno a ellos. No son astutos como el manipulador, pero en cambio, tienden a ser poco abiertas acerca de cómo satisfacer sus necesidades. Todos adolecemos un poco de esta toxicidad.
¿Por qué son tóxicas? Porque están exclusivamente centradas en sus necesidades, dejando las de otros de lado. Ellos obtienen energía haciendo que uno se centre en ellas.
3. El deprimido

No pueden apreciar lo positivo de la vida. Si uno se presenta optimista ellos harán todo lo posible hundir nuestras expectativas confundiéndonos con amenazas emergentes que nos acosas por todos los costados.
¿Por qué son tóxicas? Tienden a drenar la alegría de todo lo que los rodea. Cualquier visión optimista que se tenga es aplastada con esa negatividad que consume energía mental de todos a su alrededor.

4. El juzgador

Cuando tu ves las cosas de una manera, ellos la verán de manera contraria e invariable por sistema.
¿Por qué son tóxicas? Son como los deprimidos. Pasar demasiado tiempo en contacto con este tipo de personas puede inadvertidamente convertirte en uno de ellos, van quitándote tu energía.

5. El rompedor de sueños

Cada vez que tienes una idea, estas personas te dicen porqué no se puede llevar a cabo. Cuando lo puedes lograr, ellos tratan de tirarte abajo y sembrar  en tí todo tipo de  dudas.
¿Por qué son tóxicas? Estas personas quedaron atrapadas en alguna frustración, en  un "podría haber sido" y por eso tienden a erosionar la confianza en los demás y a  bloquear las tus posibilidades emergentes. El progreso y el cambio sólo pueden producirse a partir de hacer cosas nuevas e innovadoras, de soñar lo imposible y de arriesgarse a lo nuevo.

6. El mentiroso

Son esas personas  con las que siempre tenemos la sensación  de que nunca son sinceras. Son excesivamente simpáticos y suelen tener una permanente sonrisa de oreja a oreja pero estan sobrecargados de falsedad.




¿Por qué son tóxicas? Las personas que no son sinceras o auténticas suelen construir relaciones superficiales e interesadas. Cuando uno necesita de ellas, no estarán allí. Cuando realmente necesites una crítica constructiva, no esperes nada de ellos. Cuando necesites ayuda, no cuentes con ellos.

7. El irrespetuoso 

Estas personas dicen o hacen cosas en el momento más inadecuado y en la mayoría de las veces, de forma inapropiada. En esencia, son más sutiles, pero son matones en potencia.
¿Por qué son tóxicas? No tienen ningún sentido de los límites y tienden a no respetar tus sentimientos y tu privacidad. Suelen hacer que uno se sienta frustrado y vapuleado.

8. El insatisfecho

A estas personas,  nunca se les da lo suficiente como para que estén satisfechas y sean felices. Suelen tener expectativas poco realistas, siempre ven que todo a su alrededor los boicotea y nunca asumen la responsabilidad de sus propios actos.
¿Por qué son tóxicas? Uno tiende a pasar mucho tiempo tratando de complacerlos. Suelen exigir de los demás tiempo y energía obligándote a sacrificar sus propias necesidades.


Todas estas personalidades tienen varias características en común:
  • Cuanto más persisten en sus comportamientos, más lo perpetúan. 
  • Lamentablemente, la mayoría de estas personas no son conscientes de que lo que hacen está mal y, por lo tanto, hablar con ellos sobre ello, puede ser inútil.
  • La mayoría de ellos empeoran con la edad, por lo que su impacto de sus actos es más fuerte sobre uno, con el pasar del tiempo.

Ante estas personalidades, debemos poner límites y barreras de protección. Para ello  dejarle claro a esa persona en cuestión que sus actos tienen consecuencias. Que no todo es permisible, que ciertas conductas duelen y crean malos entornos.
Debemos dejarles claro de forma temprana y con decisión  cuáles son nuestras líneas rojas, esas que no vamos a permitir que sobrepasen.

"Las emociones se transforman en tóxicas cuando les damos rienda suelta. Por ejemplo, la persona que dice: “Yo expreso todo mi enojo, por eso no me voy a infartar nunca”... esa es justamente una actitud tóxica... o aquel que reprime su emocionalidad y dice: “Yo no me enojo nunca”. Cuando aprendemos a expresar nuestras emociones, a ponerlas en palabras para que tengan un sentido que nos ayude a crecer, entonces las estamos gestionando inteligentemente. Eso se llama “inteligencia emocional”.  (Psicólogo, Bernardo Stamateas)


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