martes, 16 de abril de 2019

Dedica tiempo en recordar tu divinidad

El amor no es una abstracción, sino una energía de verdad.  El amor disuelve el miedo.Cuando sientes amor no puedes temer nada. Como todo es energía,y el amor abarca todas las energías, todo es amor.

Nuestros corazones conocen el camino de la felicidad y la paz interior. Cuando nos olvidamos del mensaje de nuestro corazón y caemos en la rutina y en los baches de la vida, nos sentimos insatisfechos y desdichados. Nuestra perspectiva del mundo se vuelve borrosa,  olvidamos  nuestro plan de vida, nos perdemos.

El remedio es sencillo. Dedica tiempo a recordar tu divinidad, tu naturaleza espiritual. Recuerda por qué estás aquí. Nuestra parte espiritual nunca muere. Jamás perdemos a nuestros seres queridos.

En realidad, todos los seres humanos estamos conectados para siempre. Cuando tenemos experiencias espirituales, casi siempre evocamos la energía del amor. Esa forma de amor es incondicional, absoluta e ilimitada. Es como un impulso de energía pura, una energía que también posee atributos de gran fuerza, como la sabiduría, la compasión, la eternidad y la conciencia sublime.

El amor es la energía más básica y dominante que existe, es la esencia de nuestro ser y nuestro Universo. Es el componente fundamental de la naturaleza que conecta y une todas las cosas, a todas las personas.

Nuestras almas siempre se sienten atraídas hacia el amor. Cuando comprendemos de verdad el concepto de que el amor es energía que lo abarca todo y que su impulso curativo puede transforma con rapidez nuestros cuerpos, mentes y almas, superaremos nuestros males y nuestros dolores.

Tenemos que amarnos los unos a los otros, porque el amor es el camino. De lo contrario nos condenaremos a repetir "curso tras curso", hasta que aprendamos la lección del amor.

Todos somos seres divinos. Hace miles de años que lo sabemos, pero lo hemos olvidado. Y para volver a casa tenemos que recordar el camino.

Recordar que somos almas, que somos inmortales y que existimos siempre en un  océano infinito de energía es la clave para llegar a la alegría y a la felicidad. No debemos competir con ninguna otra alma: cada cual  tenemos nuestro sendero por transitar. No se trata de una carrera, sino de un viaje que emprendemos juntos hacia la luz de la conciencia.

Las almas que han progresado o evolucionado más tienden una mano con amor y compasión a las que se han quedado atrás. El cuerpo no es más que un vehículo que utilizamos mientras estamos aquí. Lo que perdura eternamente es el alma y el espíritu.

Nuestras almas existen en una corriente de amor energético. Nunca nos separamos realmente de nuestros seres queridos, aunque nos sintamos alejados y faltos de amor. Nuestra naturaleza básica se basa en el amor, la paz, el equilibrio y la armonía. Nuestra esencia innata es compasiva, cariñosa y buena.

No nos hace falta aprender qué son el amor y el equilibrio, la paz y la compasión, el perdón y la fe. Los conocemos desde siempre. Anhelamos la ilusión de seguridad, en lugar de la seguridad de la sabiduría y el amor.


La verdadera seguridad deriva de la paz interior y del conocimiento de nuestra esencia auténtica, que es espiritual.


El amor lleva a la comprensión. La comprensión lleva a la paciencia. Y entonces se detiene el tiempo, y todo pasa aquí y ahora. La comprensión es lo que cura, y a través de ella se renueva eternamente el amor y se manifiesta.

Al ir comprendiendo nos deshacemos de los miedos. Al ir deshaciéndonos de los miedos, desaparecen los obstáculos que nos impiden alcanzar el amor y éste fluye con libertad en nuestro interior y entre nosotros.

En realidad somos seres inmortales que nunca se separan energéticamente de los que aman. Tenemos almas gemelas y familias espirituales que son eternas. Al morir no nos llevamos las "cosas" que poseemos. Nos llevamos nuestros actos y nuestras obras, los frutos de la sabiduría de nuestro corazón.


Hay mucha belleza, mucha verdad y amor a nuestro alrededor,pero muy pocas veces nos tomamos las cosas con la suficiente calma para apreciarlos, como para darnos cuenta.
A veces hace falta que suframos una gran pérdida para recordar la belleza y el amor que nos rodean, pero solemos olvidarnos pronto y caer en la rutina.
Ser feliz y divertirse no es malo, ni es pecado, ni algo poco espiritual. Al contrario,  no avanzarás hasta que aprendas a estar alegre.

Sé más espiritual. Dedica más tiempo a rezar, a dar, a ayudar a los demás, a amar. Hacerte voluntario/a y expresar generosidad y amor es una manera de  desprenderte del orgullo, del ego, del egoísmo, de la rabia, de la culpa, de la vanidad y de la ambición.


Pasa menos tiempo acumulando cosas, preocupándote o estancado en el paso y en el futuro.
Aléjate de la violencia y los violentos. No aceptes ninguna idea antes de contrastarla con tu sabiduría intuitiva. ¿Es algo que fomenta el desarrollo del amor, de la bondad, de la paz y de la unidad? ¿O algo que promueve la separación, la división, el odio, el egocentrismo y la violencia?

Al ir despertando, los espíritus nos cantarán sus canciones de amor directamente al oído.
Es muy humano desear signos y mensajes inmediatos. Sin embargo, para escuchar hay que saber hacerlo, y para saber hay que dedicar tiempo a aprender.




Si  practicas el silencio, el viaje interior, si te das tiempo para escuchar y crear el espacio para escuchar, serás capaz de oír. Serás capaz de ver los signos y recibir los mensajes que esperas. Al mismo tiempo, desarrollarás el arte de la paciencia: la paciencia y la oportunidad
Todo llega cuando tiene que llegar.