No
reaccionar y caer ante el ego de los otros es una de las maneras más
eficaces de superar nuestro propio ego, y también de disolver el ego
colectivo humano.
Pero,
solo podemos estar en un estado de no reacción si somos capaces de
reconocer que la conducta de alguien viene del ego, que es una
expresión de la disfunción colectiva humana.
Cuando
nos damos cuenta de que no es algo personal, ya no existe la
compulsión de reaccionar como si lo fuera.
De
esta manera y en muchas ocasiones al no reaccionar ante el ego,
seremos capaces de hacer aflorar y despertar en otros la cordura, que
es la conciencia no condicionada, a diferencia de la condicionada.
En
ocasiones, tendremos que tomar medidas prácticas para protegernos de
personas profundamente inconscientes. Podremos hacerlo sin
convertirlas en nuestros enemigos. Por tanto, nuestra mayor
protección es sin duda, ser conscientes.
Una
persona se convierte en enemigo si personalizas la inconsciencia que
es el ego, es decir, si nos damos por aludidos a aquello que
percibimos del otro como un ataque.
No
pienses que no reaccionar es un signo de debilidad, todo lo
contrario, es un signo de fuerza.
Otra
palabra para la no reacción es el perdón. Perdonar es pasar por
alto, o más bien mirar más allá del ego para ver la cordura que
hay en todo ser humano, que es su esencia.