sábado, 28 de abril de 2018

Evita los callejones sin salida, el poliamor y la terquedad

Es conveniente evitar los tres “accidentes geométricos” que desarrollamos a continuación. Generalmente estos nos limitan la vida, verás el poder que tienes para avanzar y conquistar tus sueños: 

1.- El círculo vicioso remite a esa encrucijada en la que puede caer el ser humano cuando nos encontramos en una especie de callejón sin salida, es decir, en un círculo en el que todo conduce a un mismo punto. 

El metáfora del círculo muestra que esta esfera es cíclica, por tanto, la situación siempre vuelve tarde o temprano porque en un círculo cada punto depende del anterior.




¿Por qué se produce un círculo vicioso en la vida de una persona? Se produce cuando no hay un cambio respecto de una situación que sí requiere una transformación, y en cambio, el sujeto sigue allí. Para romper este círculo es muy importante apostar por la valentía de tomar un compromiso firme con la propia felicidad personal y luchar por los verdaderos deseos del corazón apostando por nuevas acciones.

De la misma manera, a partir de acciones similares siempre se obtienen resultados previsibles, lo que también muestra un círculo vicioso propio de aquel que sigue pegado a una rutina previsible. En cambio, realizar acciones diferentes permite integrar una nueva vía que puede ofrecer resultados novedosos.

Lo que nunca debemos hacer ante un círculo vicioso es alimentar la situación a partir de la pasividad de creer que no se puede hacer nada para salir de ese bucle. Siempre es posible hacer algo nuevo para abrir nuevas puertas con las que salir de ese círculo para el que tienes que encontrar la salida reflexionando sobre distintas posibilidades de actuación.


Existen pensamientos negativos que alimentan un círculo vicioso: "esto es muy difícil", "no estoy preparado/a para este objetivo", "no sé cómo actuar". Por el contrario, puedes alimentar pensamientos positivos con los que salir de ese círculo: "Soy una persona capaz de lograrlo" y "quiero tomar esta experiencia como una nueva aventura". En definitiva, no hay círculo para aquel que no quiere quedarse encerrado en él porque siempre es posible influir en la actitud.


2.- Los triángulos amorosos están asociadas a sentimientos complejos, como el de culpabilidad, el de traición o el de engaño. En cualquier caso, la existencia de un triángulo amoroso es perturbadora porque se presenta como una amenaza contra la monogamia y contra la idea de fidelidad conyugal.

Lo cierto es que, el triángulo amoroso, es más antiguo que los propios triángulos de la geometría.





Todos recordamos en la Ilíada, cuando el personaje de Ulises se encuentra inmerso en un triángulo amoroso, pues quiere regresar con su esposa Penélope, pero en el camino se encuentra con la hermosa Calipso. El personaje de Penélope también se encuentra en un conflicto triangular, pues ella espera la llegada de su esposo y al mismo tiempo es pretendida por otros hombres que la aman.

El poliamor es una posible solución al conflicto del triángulo amoroso
Las relaciones triangulares son normalmente problemáticas y dolorosas para alguno de sus protagonistas. No hay una receta definitiva para solucionar este tipo de conflicto, pero el planteamiento del poliamor podría reducir el sentimiento de culpa vinculado con las relaciones triangulares.

Tal y como sugiere la misma palabra, el poliamor consiste en mantener distintas relaciones sentimentales a la vez. De esta manera, si una pareja es defensora del poliamor será posible incorporar la figura del triángulo con toda normalidad y sin engaños.


3.- La mente cuadrada es típica de personas testarudas que  tienen dificultades para cambiar de opinión y con mucha frecuencia, tienen un interés excesivo en tener la razón en una conversación.

Son personas tan cabeza duras que no quieren afrontar la verdad, que no admiten cambios en su forma de pensar, son personas que sigue las normas impuestas por la sociedad a través del tiempo y rechaza las ideas nuevas.




Pero todo tiene un límite y es muy saludable potenciar la flexibilidad mental y la adaptación al cambio en lugar de mostrar tanta resistencia ante la idea de un posible cambio de creencias. Cambiar de opinión es muy saludable, rectificar es de sabios y el proceso de aprendizaje implica corregir errores, revisar ideas y afianzar nuevos conceptos.

El calificativo de  persona testaruda remite a un rasgo del carácter personal y del modo de ser. No se trata de una actitud  inamovible puesto que todo ser humano tiene una infinita capacidad de superación y puede potenciar sus fortalezas y relativizar sus debilidades. Es conveniente potenciar el valor de la humildad en la comunicación interpersonal para poder aprender de verdad y alcanzar el concepto de verdad. No siempre aquello que uno cree, es lo cierto. En ese caso, es de sabios rectificar.

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lunes, 23 de abril de 2018

El cuerpo es nuestra herramienta de curación

A continuación, reproducimos la interesante entrevista que el Psicoterapeuta Christian Fléche, padre de la Descodificación Biológica, concedió al diario Vanguardia sobre la influencia de las emociones en nuestro cuerpo:

- ¿El cuerpo es nuestra herramienta de curación?
- Yo era enfermero en un hospital de Normandía y observe que pacientes con la misma enfermedad, tratamiento y doctor evolucionaban de manera muy diferente.

- Bueno, cada uno es cada cual...
- Exacto, mi hipótesis es que las enfermedades son una metáfora de las necesidades físicas y emocionales de nuestro cuerpo. Cuando no hay una solución exterior a esa necesidad, hay una solución interior.

- ¿Eso es para usted la enfermedad?
- Sí, una solución de adaptación. Cada órgano del cuerpo quiere satisfacer su propia función, es decir, atrapar oxígeno, alimentos... Si el cuerpo quiere comer, pero en el exterior hay guerra y no lo consigue en un plazo razonable, se produce un shock.

- ¿Nace el conflicto? 
- Sí, el inconsciente inventa una vía suplementaria de supervivencia: un síntoma, que es una solución o una tentativa de solución inconsciente e involuntaria a ese shock vivido. En ese caso, el miedo a morir de inanición atacaría el hígado.

- Póngame otro ejemplo...
- Una persona que siempre tiene prisa puede desarrollar un nódulo en el tiroides, que envía más tiroxina y aumenta el metabolismo del cuerpo, eso la hará más rápida.

- Pero tener prisa es psicológico.
- Todo lo que captamos a través de los cinco sentidos, de los captadores neurovegetativos que vienen del interior del cuerpo, lo que pensamos o imaginamos, se traduce en realidad biológica.

- ¿Y provoca un síntoma?
- Si no hay una solución concreta y consciente, sí. De manera que si escuchamos algo muy desagradable que nos afecta podemos tener acidez de estómago. Y hay algo muy importante que tener en cuenta.

- Dígame.
- El cerebro no distingue entre lo real o lo imaginario. Un trozo de limón en la boca o la idea de un trozo de limón en la boca provocan la misma salivación. En función del sentimiento particular, el shock afecta a una zona precisa del cerebro, visible por el escáner, a un órgano y a una realidad energética.
 
- ¿Realidad energética?
- Somos una unidad compuesta de cuatro realidades inseparables: orgánica, cerebral, psíquica y energética. No hay ni una sola célula del cuerpo que escape al control del cerebro, y este no escapa al control del pensamiento, consciente o inconsciente; de manera que ni una célula del cuerpo escapa al psiquismo. Un shock siempre va acompañado de un sentimiento personal que repercute en los cuatro niveles biológicos.

- ¿Y es irreversible?
- Cuando encontramos la solución esos cuatro niveles sanan simultáneamente. Una paciente tenía dolor en el hombro. "¿Desde cuándo?", le pregunté. "La primera vez estabas sola con mis hijos" "Si estas con tus hijos, no estás sola, ¿quién falta?" "Mi marido que nunca está, yo necesito estar arropada". Cuando lo reconoció, el dolor desapareció.

               

- A lo largo de un día no satisfacemos todas nuestras necesidades fundamentales.
- Cuando no las satisfacemos, nace una emoción. Si esa emoción se libera en el exterior bajo una forma artística, a través de la palabra, el baile o los sueños... todo va bien. Cuando el acontecimiento no está expresado, queda impreso y el cuerpo será el último teatro de ese evento.

- ¿Todo conflicto provoca enfermedad?

- No, es necesario que sea dramático, imprevisto, vivido en soledad y sin solución. Cuando se dan estos cuatro criterios, el trauma se manifestará a través de la biología.

- ¿Distintas emociones corresponden a distintos órganos del cuerpo?

- Sí, todo lo que tiene que ver con la epidermis responde a conflictos de separación; el esqueleto, a una desvalorización; la vejiga corresponde a conflictos de territorio. Para las mujeres diestras, problemas en el seno y hombro izquierdos corresponden a problemas con los hijos y viceversa para las zurdas; los desajustes en el seno y hombro derechos corresponden para las diestras a problemas con la pareja y viceversa.

- ¿Estómago e intestino?

- No tener lo que se quiere y no poder digerir lo que se tiene corresponde al duodeno y estómago. El colon corresponde a un conflicto asqueroso, podrido. En el recto están los problemas de identidad: "No me respetan y me dejan de lado". Los riñones es la pérdida de puntos de referencia. Los huesos: grave conflicto de desvalorización...

- ¿Lo adecuado para estar sano?
- Revalorizar las emociones, ser consciente de las emociones y expresarlas, es decir: bailar más a menudo. La gente está mucho tiempo en lo emocional pero son emociones procuradas: fútbol, cine... Un malestar compartido disminuye a la mitad, continúa compartiéndolo y acabará desapareciendo. Una felicidad compartida se multiplica por dos.

- La ira y la violencia se expresan a sus anchas.


- Un hombre tiene miedo, el miedo produce rabia, y la descarga enfadándose con su mujer. Cuando estamos en contacto con la emoción auténtica, se transforma; cuando lo estamos con la emoción de superficie, no hay cambio. Si el hombre se dice: "Lo que tengo es miedo", su miedo disminuye a la mitad. Hay que tomar conciencia de uno mismo.

Fuente: Diario Vanguardia 


sábado, 14 de abril de 2018

Cuento Budista: El Maestro Tibetano

El Maestro Tibetano
En una pequeña aldea de las montañas del Tíbet vivía un anciano monje muy sabio que se dedicaba a la docencia. Corría la leyenda de que, frente a cualquier situación, lograba siempre una magistral enseñanza.



Cierta tarde, mientras el anciano maestro estaba en el Templo con sus alumnos, un hombre irrumpió repentinamente gritando: 
- “¡Embustero! ¡Farsante! ¡Mentiroso!…”
Todos los allí presentes se sintieron de lo más incómodos ante aquella situación y esperaban a que el maestro respondiera a los insultos, impacientes por una nueva lección.
Pero no fue eso lo que sucedió. Nuestro monje esperó a que el desconocido dejara de gritar y se marchara. Sólo entonces decidió reanudar su curso como si nada hubiera pasado.
A la semana siguiente, volvió a repetirse la misma escena: el desconocido se acercó al Sagrado Templo y lo insultó de nuevo: 
- “¡Miserable! ¡Charlatán! ¡Canalla!…” – le gritó.
El maestro permaneció impasible en esta ocasión también.
Por tercera semana consecutiva aquel hombre volvió a acercarse al Templo y gritarle: 
- “¡Cretino! ¡Necio! ¡Majadero!…”
Los alumnos estaban cada vez más asombrados. Muchos de ellos se sintieron incluso decepcionados. Nadie comprendía que su Maestro aceptara semejante humillación sin hacer ni decir nada.
Sin embargo, y por algún motivo desconocido, una semana más tarde, el mismo hombre entró de rodillas en el Templo implorando clemencia: 
- “Perdón, Maestro, eres sabio y bondadoso, digno de admiración. Te pido disculpas pues alabo todo cuanto haces…”
Todos se quedaron  desconcertados y sorprendidos ante tal cambio, sin embargo, el anciano monje tampoco reaccionó esta vez.
Uno de los alumnos, que creía ser más aventajado, preguntó al no poder contenerse: 
- “¿Por qué no dices nada, Maestro?  ¿Por qué no te defendiste antes o te alegras ahora?
- Mi querido alumno -dijo el anciano-, escuché lo que el hombre decía, pero nunca me pareció que estuviera hablando de mí.
No te tomes NADA personalmente. Ni la peor ofensa ni el peor desaire, ni la más grave herida debes tomarlo personalmente. Quien te ofende tiene un veneno que descarga contra ti, por no saber cómo deshacerse de él. En la medida que alguien te quiere lastimar, en esa medida ese alguien se lastima a sí mismo. 

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lunes, 9 de abril de 2018

La máscara espiritual

Quizás el más grande obstáculo que podemos encontrar en el camino de nuestra evolución espiritual es que al ir quitándonos esas máscaras que fuimos adquiriendo con  nuestra educación y con las que nos sentíamos tan identificados, adoptemos otra máscara o disfraz : la del ego espiritual. 




Es muy fácil engañarnos y pensar que un ser espiritual debe comportarse de una determinada manera, vestirse de un cierto color o estilo, visitar ciertos lugares, comprar algunas cosas, comer algunos y dejar de comer otros alimentos, etc. Y poco a poco vamos adquiriendo un disfraz sin darnos cuenta de que es sólo otra máscara y que hacer todas esas cosas no nos vuelve espirituales.

Pero lo cierto, es que la espiritualidad consiste solamente en la práctica; pero no en la práctica de viejos preceptos ya sea budistas, cristianos o mahometanos,  sino simplemente en practicar la vida, adquirir experiencias y vivienciar cada hecho acontecimiento o circunstancia para conocer “in situ” cada acción, emoción y sensación de lo que vinimos a experimentar a este planeta. De nada sirve que otro te cuente como sabe el helado de vainilla, eres tú quien debe probarlo para conocer ese sabor; y si otro te cuenta como sufre las pérdidas de la vida, jamás podrás comprenderlo hasta que no vivas en carne propia tus pérdidas particulares.


Constantemente las personas adquieren actualmente ese llamado disfraz o ego espiritual y dejan de comer carnes, llenan sus casas de incienso, de imágenes de Buda y cuencos tibetanos; se visten de blanco, repiten mantras y leen a ciertos autores llamados “espirituales” y van por la vida “imitándolos”. Empiezan a comportarse de acuerdo a la idea que ellos tienen de la espiritualidad y se vuelven prisioneros de ese concepto. Eso no es más que un ego espiritual que quiere mostrarse ante los demás.

Ser espiritual es algo más que todo eso; es  otra cosa, ser espiritual no necesita nada de eso. Ser espiritual encuentra el espacio sagrado dentro de si mismo, sin hacer aspavientos ni postureos. La espiritualidad no es exhibicionista ni competitiva. El ser espiritual toma la vida como la gran escuela que es y por eso adquiere serenidad. Jamás comenta sus logros y rara vez lo escucharás quejándose porque practica la aceptación.


Es simplemente vivir consciente y concientemente, tener claro que estamos aquí de paso y por eso no nos aferramos a nada. Simplemente el alma espiritual se  comporta como un alma viajera que, ocasionalmente  en este viaje aquí en la Tierra, se ha vestido con un cuerpo concreto y algún día deberá abandonarlo  para continuar su viaje.

Cuando reconozcamos el origen común de nuestra humanidad, los orígenes comunes de nuestros sueños y anhelos, de nuestras esperanzas y temores, seremos capaces de ver que todos estamos unidos en el gran milagro de la existencia. 





Cuando podamos combinar nuestra tremenda riqueza interior para crear un tesoro de amor y sabiduría que esté disponible para todos, estaremos unidos en este modelo exquisito de la creación eterna. 

Ser consciente de esto y desprendernos de ese ego espiritual  para llegar a lo que realmente somos es un gran paso hacia la verdadera evolución de nuestra conciencia.

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