A
veces, la única barrera que nos impide avanzar y lograr nuestros
objetivos somos nosotros mismos, o mejor dicho, nuestra mente. Es muy
sencillo: si no controlamos nuestra mente, acabará por controlarnos.
No es necesario decir más.
En
un momento determinado de la vida, al que todos llegamos tarde o
temprano, la mente y las creencias tóxicas que contiene, se
convierten en una prisión que limita nuestro potencial y nuestra
perspectiva. Nos referimos a los bloqueos mentales.

¿Qué
son los bloqueos mentales?
Los
bloqueos mentales son el ejército de hábitos negativos que actúan
como freno hacia el cambio positivo. ¿A veces quieres hacer algo
pero te sientes desanimado después de menos de dos segundos? ¿Quizás
escuchas una vocecita susurrándote 1000 dificultades lógicas que te
habrían impedido hacerlo? Sin duda, tienes un bloqueo mental.
A
nuestro subconsciente no le gusta el cambio, no solo porque está en
su naturaleza actuar sobre una base algorítmica, por así decirlo,
sino también porque los verdaderos guardianes del status quo se
colocan en el camino del cambio para defender el del hábito.
¿Qué
puedes hacer entonces?
En
pocas palabras: es necesario romper este círculo vicioso de hábitos
negativos que se repiten día tras día, año tras año y que,
literalmente, nos obligan a vivir una vida limitada y muy por debajo
de nuestro gran potencial, y dejar entrar nuevos pensamientos, nuevas
ideas, nuevos comportamientos; pero, esta vez, constructivo, positivo
y saludable y que pronto dará vida a nuevos hábitos, elegidos por
nosotros y de forma consciente.
Siempre
que creemos que hay una sola forma de hacer las cosas, nos estamos
poniendo límites. Siempre que aceptamos ciegamente la tradición,
nos cerramos a la novedad. Siempre que pensamos en términos de
pérdida y fracaso, nos bloqueamos mentalmente. Y lo peor de todo es
que hacemos estas cosas día tras día, sin darnos cuenta.
Afortunadamente,
el mero hecho de identificar estos límites que nos imponemos reduce
su poder y abre nuestra mente, permitiéndonos adoptar una
perspectiva más amplia y rica.
¿Alguna
vez te has sentido así?
Creo
que hay algo mal en mi.
Estoy
ansioso incluso en situaciones en las que no debería estar.
Mis
relaciones son un desastre y normalmente me enamoro de la persona
equivocada.
Cuando
estoy en un grupo siempre me siento inadecuado y siempre tengo ese
sentimiento de inferioridad.
A
pesar de mis mejores esfuerzos, siempre experimento un sentimiento
de decepción y me siento insatisfecho.
Creo
que nadie me entiende y que soy el único en el mundo que
experimenta ciertas sensaciones.
Si
estas declaraciones te pertenecen, significa que estás
experimentando un bloqueo psicológico. Cuando terminamos en una
trampa psicológica parece que no vemos una salida, y al final, la
emoción que no querías sentir y que tanto temías, aquí viene de
nuevo.
Vivir
en una trampa significa tener siempre la sensación de que algo vital
se nos escapa, de no tener el control total de la propia vida, a
menudo estancados en formas repetitivas de pensar, sentir,
comportarse y relacionarse con uno mismo y los demás, que
comprometen áreas importantes de la vida. Funcionamiento afectivo,
laboral y social.
La
voz que escuchas en tu mente: ¿de quién es?
A
primera vista puede parecer casi una locura. Sin embargo, muchas
veces esta voz que resuena en nuestra mente, especialmente cuando es
despectiva o acusatoria, no proviene de nuestro "yo". De
hecho, son las voces de varias personas significativas con las
que nos hemos relacionado a lo largo de nuestra vida, especialmente
durante la infancia y la adolescencia.
De
hecho, si prestamos atención a algunas de las frases que nos decimos
cuando se activa este diálogo interior, nos damos cuenta de que
estas frases no nos pertenecen y, si indagamos en nuestro pasado, nos
encontraremos con el legítimo dueño. Pueden ser nuestros padres, un
maestro o incluso ese niño de la escuela que nos hizo la vida
imposible.
Estas
frases, que probablemente desgarraron nuestra autoestima, se han
quedado en nuestra memoria y, con el paso del tiempo, las hemos hecho
nuestras, pero en realidad no nos pertenecen, son la perspectiva que
otros tenían de un " Yo "eso no existe más y
probablemente nunca existió".
Cuando
empiece a prestar atención a este diálogo interno, se dará cuenta
de que muchas de sus creencias tóxicas provienen de pensamientos que
otras personas le han inculcado. Pero no tienes que seguir marcando
el límite, al contrario, tienes que aprender a eliminar estas
creencias y caminar con seguridad sobre tus propias piernas.
Bloqueos
mentales más habituales que nos impiden avanzar
Si
bien puede parecer contradictorio, el hecho es que no siempre
queremos avanzar. A veces nos sentimos cómodos en el lugar donde
estamos, le tenemos miedo a lo desconocido, preferimos no movernos.
Pero no lo reconocemos. Y para evitar que avancemos, nos convertimos
en nuestro peor enemigo, ponemos el límite a propósito.

Algunas
de las creencias más dañinas que cultivamos en nuestra mente,
quizás sin darnos cuenta, son:
1.
"Este no es el momento adecuado"
La
procrastinación es un problema grave que puede hacernos perder
oportunidades únicas. Posponer continuamente nuestros sueños
garantizará que lleguemos a su fin sin haberlos realizado. Y lo que
es peor: nos quejamos por perder la oportunidad.
En
realidad, detrás de la creencia de que no es el momento adecuado se
esconde solo una falta de motivación o miedo. Lo que pasa es que
tenemos miedo de salir de nuestra zona de confort, porque no sabemos
con qué nos encontraremos afuera. Como resultado, preferimos
engañarnos a nosotros mismos diciéndonos que este no es el momento
adecuado.
Sin
embargo, la vida siempre implica un cierto grado de incertidumbre,
nunca podemos estar 100% seguros, debemos estar dispuestos a correr
al menos un mínimo de riesgo. Recuerde que cuando tenga una razón
para luchar, encontrará los medios en el camino. Solo necesitas ser
atrevido y dar el primer paso.
2.
"No me siento preparado/a"
La
sociedad nos ha hecho creer que si no somos lo suficientemente buenos
en algo, es mejor ni siquiera intentarlo. Sin embargo, este
camino solo sirve para cerrar muchas puertas, no deja espacio para el
aprendizaje y el crecimiento. Si no nos involucramos en nuevos
proyectos, nunca mejoraremos.
Lo
cierto es que nadie nació preparado, los que hoy son expertos en
algún sector, ayer no lo fueron. Lo que los hace diferentes es el
tiempo y el esfuerzo que dedican a esta pasión. Después de todo,
debemos recordar que la genialidad es un 1% de talento y un 99% de
perseverancia.
En
cualquier caso, para disfrutar de la mayoría de las cosas de la vida
no es necesario hacerlas a la perfección. El perfeccionismo no es
más que una barrera que nos mantiene dando vueltas, impidiéndonos
avanzar. Ocúpate de disfrutar lo que tienes y no te escondas detrás
del perfeccionismo, porque con la práctica los resultados también
mejorarán.
3.
"Seguramente fallaré"
Henry
Ford, uno de los empresarios más exitosos de todos los tiempos,
dijo: "O piensas que puedes, como si crees que no puedes, de
cualquier manera tienes razón". El caso es que tu mente es tu
mejor aliado o tu peor enemigo.
Por
supuesto, una dosis de negatividad estratégica puede valer la pena,
ya que nos ayuda a prepararnos para el peor de los casos. Pero pensar
de antemano que fracasarás implica adoptar una actitud derrotista
que no te conducirá por el buen camino, pero consumirá gradualmente
tu motivación.
No
se trata de asumir una actitud positivista hasta el amargo final, que
de poco serviría. Pero si comienzas un proyecto pensando que
fallarás, no llegarás muy lejos. Recuerde que la esperanza es
nuestro motor más poderoso. No estamos a merced de un destino cruel,
somos los arquitectos de nuestra vida. Hagamos las paces con el
pasado para vivir un nuevo presente.
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