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martes, 25 de marzo de 2025

Sentirse solos rodeados de afecto

¿Quién no ha experimentado en algún momento de su vida un sentimiento de soledad de diferencia y de no pertenencia?

Cuando este sentimiento aparece tras el cierre de una relación amorosa o de un duelo es algo fisiológico, pero cuando está arraigado en nuestra vida cotidiana y persiste a lo largo del tiempo, tiene un origen que se encuentra en una vivencia problemática o en una infancia difícil.


En este contexto, no es raro sentirse solo incluso cuando estamos rodeados de afecto: en la familia, en pareja o con amigos. 


Se puede experimentar un fuerte sentido de no pertenencia cuando aparentemente se cohabita en una familia unida.

Por ejemplo, una niña no amada, si no elabora esa deficiencia emocional y esa posible herida de rechazo materno o de la figura afectiva que tuviera en su infancia, tenderá entonces a desarrollar una sensación de vacío infranqueable, una soledad ancestral y una sensación de no pertenencia perpetua aunque esté rodeada de amor.

Esta soledad es solo un legado del pasado. Las heridas de los niños no amados en la infancia se transforman en una serie de carencias que generan ansiedad, insatisfacción, miedos, enfado, remordimiento, sensación de soledad, baja autoestima, sensación de insuficiencia... Pero esto no es fácil identificarlo y resulta difícil remediarlo.

Desde que nacemos, estamos muy apegados a nuestra madre; ella más que cualquier otra cosa, representa a la guardiana de la satisfacción de todas nuestras necesidades. 


El único inconveniente es que no todas las madres, incluso las que se esfuerzan, actúan en armonía con las necesidades emocionales de sus hijos. 

Cualquier necesidad insatisfecha puede dejar heridas. Esa falta de reconocimiento o simplemente la percepción de crecer a la sombra de un niño amado, puede causar heridas internas que son difíciles de curar.

Te preguntarás: Entonces, ¿no hay solución? Sí, la hay, y es incluso más fácil de lo que imaginas. Para superar el sentimiento crónico de soledad, debes aceptar y procesar tu experiencia.

Con aceptación y, dada la subjetividad de tu experiencia personal, un camino psicoterapéutico es siempre el mejor camino. 

Por ahora, empieza por comprender que los demás: tu novio/a, esposo/a, amigos, madre... no tienen por qué llenar esa sensación de vacío o soledad que llevas dentro, empieza a desarrollar la idea de que puedes hacerlo tú mismo, enfocándote en tu autorrealización.


La sensación de sentirte diferente deriva del sentido de no pertenencia. También puede estar relacionado con un bajo nivel de empatía que a su vez se debe al dolor que sientes. Es decir, si no logras empatizar con tus iguales en formar lazos, no sabes que ellos puede sentirse como tú y  terminarás sintiéndote diferente de todo y de todos, un extraterrestre en la tierra.



La empatía nos permite sintonizar con nuestro propio estado de ánimo y el de los demás. 

Carecer de empatía implica la incapacidad o la imposibilidad de percibir las emociones propias y ajenas. Si no podemos acceder a esos estados internos y comprender las emociones propias y ajenas, nos percibiremos como diferente.


Si no puedes reconocer tus emociones y no puedes acceder a tus estados internos, ¿cómo puedes encontrar similitudes contigo en el otro? Es así como surge la sensación de no pertenencia, no vienes de otro planeta, simplemente tienes que volver a aprender a conocerte mejor, a explorar tu mundo interior y la interioridad de los demás. No reconoces en los otros rasgos de ti mismo / o porque eres incapaz de mirar profundamente dentro de ti.

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lunes, 16 de mayo de 2022

Todos buscan química en el amor, pocos encuentran la alquimia

A los seres humanos por naturaleza nos atrae lo nuevo, la adrenalina, “la química”. 

Ser alquimistas del amor o magos del amor es diferente; nos exige estar conscientes de que el amor no es lo que sucede mientras estamos desnudos en una cama, el amor es lo que sucede a cada momento con esa persona que has elegido con la ropa puesta y todo. 


A través de la alquimia del amor es posible transformar las dificultades en oportunidades, las distancias en abrazos, las lágrimas en sonrisas.

                             


Texto de  Editorial Diego Van

Le preguntaron al sabio cuál era la diferencia entre la química y la alquimia en las relaciones de pareja y contestó estas hermosas e inteligentes palabras:

Las personas que buscan "Química" son científicos del amor, es decir, están acostumbrados a la acción y a la reacción.

Las personas que encuentran la "Alquimia" son artistas del amor, crean constantemente nuevas formas de amar.

Los Químicos aman por necesidad.

Los Alquimistas por elección.

La Química muere con el tiempo,

La Alquimia nace a través del tiempo...

La Química ama el envase.

La Alquimia disfruta del contenido.

La Química sucede.

La Alquimia se construye.

Todos buscan Química, solo algunos encuentran la Alquimia.

La Química atrae y distrae a machistas y a feministas.

La Alquimia integra el principio masculino y femenino, por eso se transforma en una relación de individuos libre y con alas propias, y no en una atracción que está sujeta a los caprichos del ego.


En conclusión, dijo el Maestro mirando a sus alumnos:

La Alquimia reúne lo que la Química separa.

La Alquimia es el matrimonio real, la Química el divorcio que vemos todos los días en la mayoría de las parejas.


La alquimia hace magia en nuestro ser, desde el interior de cada miembro de la pareja. 

Ambos se transforman, la alquimia los hace mejores seres humanos, conscientes, pacíficos, despiertos, comprometidos, con gran capacidad de disfrutar cada oportunidad y aprovechar todo momento para crecer y evolucionar juntos.


La alquimia en el amor nos hace el amor a cada momento y para eso ni siquiera hay que desnudar el cuerpo, porque mantenemos desnuda el alma, ese es el verdadero amor.


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jueves, 26 de agosto de 2021

Eckhart Tolle: "Vivimos atrapados entre el pasado y el futuro”

 Eckhart Tolle


Eckhart Tolle nació en Alemania en 1948, pero vive actualmente en Canadá. Residió con su padre en España desde los 13 hasta los 20 años, cuando se trasladó a Inglaterra. Estudió en las Universidades de Londres y Cambridge. Cuando tenía 29 años tuvo un despertar espiritual que le llevó a iniciar su labor como consejero y maestro.

La esencia del pensamiento de Tolle es clara: debemos concentrarnos en el presente, en lo que estamos realizando en este momento. Eso hará que nuestros pensamientos no gobiernen nuestra vida y que todo fluya con suavidad.


La forma de realizarlo es tomando consciencia de nuestro cuerpo, de nuestras sensaciones y de todo lo que nos pueda «anclar» a la realidad que estamos viviendo AHORA. A partir de ahí podremos observar nuestros pensamientos «desde fuera», es decir, sin identificarnos con ellos.

A continuación transcribimos una entrevista que Tolle concedió al Diario Vanguardía y donde desarrolla claramente este pensamiento:

  • La mente humana tiene un elemento muy grande de disfunción, casi de locura, basta ver la historia del siglo XX. Pero creo que estamos ante un cambio de conciencia.


  • ¿Por qué?
    Recibo a diario cientos de cartas y correos de gente de todo el mundo que está experimentando esa transformación. Cuando se alcance un número crítico, veremos un cambio global.


  • ¿Y en qué consiste ese cambio individual que será global?
    En tomar conciencia de que dentro de la mente hay una voz que constantemente habla: es el diálogo interior.


  • Ruido…
    Dicen los psicólogos que el 98% de los pensamientos cotidianos son repeticiones de pensamientos antiguos. La mayoría de la gente se ha identificado con esa voz, cree que ella es la voz.


  • ¿Y qué somos?
    El sentido de lo que soy, del yo, deriva de los pensamientos, de esa voz que me cuenta mi historia personal y las cosas con las que me identifico. Pero más allá de este yo superficial hay un yo más profundo con el que hemos perdido el contacto.


  • ¿No somos un conjunto de vivencias y sentimientos?
    Nos identificamos con el pasado y nos proyectamos en el futuro. Nuestra mente busca la realización en el momento próximo: dentro de una hora, un mes o cinco años. Vivimos tratando de llegar al momento siguiente, y eso se ha convertido en un patrón mental que nos hace vivir en un estado perpetuo de insatisfacción, porque no realizamos lo más importante que hay en la vida, que es el momento presente.


  • ¿Cómo cambiar ese patrón mental?
    El primer paso es tomar conciencia de que hay una voz en mi mente que es en realidad un antiguo pensamiento que se repite. El segundo paso es hacerse más consciente de nuestra relación con el momento presente; es decir, preguntarse muchas veces al día cuál es mi relación con el momento presente: ¿trato ese momento como si fuera mi amigo o mi enemigo?


  • Entiendo.
    O estamos en una situación de oposición al momento presente (no me gusta donde estoy, esto no debería pasar, no me gusta lo que haces…), o simplemente lo utilizamos para llegar al momento próximo en el que me gustaría estar. Así la vida se pierde.


  • ¿Qué hacemos?
    Siendo consciente, tengo el poder de elegir transformar el presente en un amigo. La vida y el momento presente son lo mismo, no aceptarlo es estar contra la vida.


  • Pero hay trabajos que terminar, proyectos…
    No estoy hablando de tiempo de reloj sino de tiempo psicológico. La mente es una herramienta útil: tengo ese proyecto y le dedico un tiempo de reloj con presencia. La disfunción es proyectarse mentalmente en el futuro, pensar que quieres acabar mientras estás en ello, eso es el estrés. Le daré algunos consejos: empiece por sentir la vida dentro de su cuerpo.


  • ¿Cómo?
    Cierre los ojos y pregúntese cómo puede saber si su mano todavía está ahí; entonces la atención va de la cabeza –donde normalmente reside– a la mano: sentirá una cierta vitalidad en ella. Esa energía, ese calor, puede sentirlo en el resto del cuerpo. Sentir el cuerpo puede ser un ancla para el momento presente. Basta un minuto, pero hay que hacerlo varias veces al día.


  • ¿Sentir la vida más allá de los pensamientos?
    Exacto, cada vez que lo haces estás presente. Otro consejo es tomar consciencia de las percepciones sensoriales. Si quieres entrar en el momento presente, ancle parte de la percepción en el cuerpo y el resto en percibir lo que le rodea. La compulsión de nombrar lo que vemos y enjuiciar desaparece…


  • En el hacer nos perdemos.
    Porque el ruido mental nos controla. Otra práctica es hacer las cosas cotidianas con consciencia, cosas que hasta ahora eran un medio para llegar a un fin. Sienta el agua fría cuando se lava las manos.


  • No pensar, percibir...
    Así es, introducir poco a poco presencia en la vida, darle calidad. El momento presente no es lo que sucede sino tu consciencia. Debemos introducir esa dimensión en nuestra vida y durante un tiempo la vieja consciencia vendrá y nos perderemos en ella, pero volveremos a despertarnos.


  • ¿Y las emociones?
    Son una reacción del cuerpo a los pensamientos. Si la mente me dice que una situación es mala o desagradable, el cuerpo lo acepta como realidad y tengo emociones negativas. Transformamos casi toda nuestra vida en algo problemático.


  • El sufrimiento se acumula…
    Los pensamientos crean emociones, emociones que a su vez refuerzan viejos dolores emocionales. Pero si estás presente, el cuerpo dolor, como yo lo llamo, no puede utilizar tus pensamientos. Sabes que sientes frustración o rabia, pero no te identificas con ello.


  • ¿Cómo romper la distancia con los otros?
    Por medio de los pensamientos yo me interpreto a mí mismo, me nombro mi vida como buena o mala, defino mi existencias por medio de palabras. Yo me lo hago a mí mismo y lo hago con las otras personas, ésa es la separación que cada persona siente: la pantalla mental que surge cuando lo único que sientes son tus pensamientos.

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miércoles, 10 de febrero de 2021

Bloqueos mentales que impiden nuestros objetivos

A veces, la única barrera que nos impide avanzar y lograr nuestros objetivos somos nosotros mismos, o mejor dicho, nuestra mente. Es muy sencillo: si no controlamos nuestra mente, acabará por controlarnos. No es necesario decir más.

En un momento determinado de la vida, al que todos llegamos tarde o temprano, la mente y las creencias tóxicas que contiene, se convierten en una prisión que limita nuestro potencial y nuestra perspectiva. Nos referimos a los bloqueos mentales.





¿Qué son los bloqueos mentales?

Los bloqueos mentales son el ejército de hábitos negativos que actúan como freno hacia el cambio positivo. ¿A veces quieres hacer algo pero te sientes desanimado después de menos de dos segundos? ¿Quizás escuchas una vocecita susurrándote 1000 dificultades lógicas que te habrían impedido hacerlo? Sin duda, tienes un bloqueo mental.

A nuestro subconsciente no le gusta el cambio, no solo porque está en su naturaleza actuar sobre una base algorítmica, por así decirlo, sino también porque los verdaderos guardianes del status quo se colocan en el camino del cambio para defender el del hábito. 

¿Qué puedes  hacer entonces?

En pocas palabras: es necesario romper este círculo vicioso de hábitos negativos que se repiten día tras día, año tras año y que, literalmente, nos obligan a vivir una vida limitada y muy por debajo de nuestro gran potencial, y dejar entrar nuevos pensamientos, nuevas ideas, nuevos comportamientos; pero, esta vez, constructivo, positivo y saludable y que pronto dará vida a nuevos hábitos, elegidos por nosotros y de forma consciente.

Siempre que creemos que hay una sola forma de hacer las cosas, nos estamos poniendo límites. Siempre que aceptamos ciegamente la tradición, nos cerramos a la novedad. Siempre que pensamos en términos de pérdida y fracaso, nos bloqueamos mentalmente. Y lo peor de todo es que hacemos estas cosas día tras día, sin darnos cuenta.

Afortunadamente, el mero hecho de identificar estos límites que nos imponemos reduce su poder y abre nuestra mente, permitiéndonos adoptar una perspectiva más amplia y rica.

¿Alguna vez te has sentido así?

  • Creo que hay algo mal en mi.

  • Estoy ansioso incluso en situaciones en las que no debería estar.

  • Mis relaciones son un desastre y normalmente me enamoro de la persona equivocada.

  • Cuando estoy en un grupo siempre me siento inadecuado y siempre tengo ese sentimiento de inferioridad.

  • A pesar de mis mejores esfuerzos, siempre experimento un sentimiento de decepción y me siento insatisfecho.

  • Creo que nadie me entiende y que soy el único en el mundo que experimenta ciertas sensaciones.



Si estas declaraciones te pertenecen, significa que estás experimentando un bloqueo psicológico. Cuando terminamos en una trampa psicológica parece que no vemos una salida, y al final, la emoción que no querías sentir y que tanto temías, aquí viene de nuevo. 

Vivir en una trampa significa tener siempre la sensación de que algo vital se nos escapa, de no tener el control total de la propia vida, a menudo estancados en formas repetitivas de pensar, sentir, comportarse y relacionarse con uno mismo y los demás, que comprometen áreas importantes de la vida. Funcionamiento afectivo, laboral y social.

La voz que escuchas en tu mente: ¿de quién es?

A primera vista puede parecer casi una locura. Sin embargo, muchas veces esta voz que resuena en nuestra mente, especialmente cuando es despectiva o acusatoria, no proviene de nuestro "yo". De hecho, son las voces de varias personas significativas con las que nos hemos relacionado a lo largo de nuestra vida, especialmente durante la infancia y la adolescencia.

De hecho, si prestamos atención a algunas de las frases que nos decimos cuando se activa este diálogo interior, nos damos cuenta de que estas frases no nos pertenecen y, si indagamos en nuestro pasado, nos encontraremos con el legítimo dueño. Pueden ser nuestros padres, un maestro o incluso ese niño de la escuela que nos hizo la vida imposible.

Estas frases, que probablemente desgarraron nuestra autoestima, se han quedado en nuestra memoria y, con el paso del tiempo, las hemos hecho nuestras, pero en realidad no nos pertenecen, son la perspectiva que otros tenían de un " Yo "eso no existe más y probablemente nunca existió".

Cuando empiece a prestar atención a este diálogo interno, se dará cuenta de que muchas de sus creencias tóxicas provienen de pensamientos que otras personas le han inculcado. Pero no tienes que seguir marcando el límite, al contrario, tienes que aprender a eliminar estas creencias y caminar con seguridad sobre tus propias piernas.

Bloqueos mentales más habituales que nos impiden avanzar

Si bien puede parecer contradictorio, el hecho es que no siempre queremos avanzar. A veces nos sentimos cómodos en el lugar donde estamos, le tenemos miedo a lo desconocido, preferimos no movernos. Pero no lo reconocemos. Y para evitar que avancemos, nos convertimos en nuestro peor enemigo, ponemos el límite a propósito.





Algunas de las creencias más dañinas que cultivamos en nuestra mente, quizás sin darnos cuenta, son:

1. "Este no es el momento adecuado"

La procrastinación es un problema grave que puede hacernos perder oportunidades únicas. Posponer continuamente nuestros sueños garantizará que lleguemos a su fin sin haberlos realizado. Y lo que es peor: nos quejamos por perder la oportunidad.

En realidad, detrás de la creencia de que no es el momento adecuado se esconde solo una falta de motivación o miedo. Lo que pasa es que tenemos miedo de salir de nuestra zona de confort, porque no sabemos con qué nos encontraremos afuera. Como resultado, preferimos engañarnos a nosotros mismos diciéndonos que este no es el momento adecuado.

Sin embargo, la vida siempre implica un cierto grado de incertidumbre, nunca podemos estar 100% seguros, debemos estar dispuestos a correr al menos un mínimo de riesgo. Recuerde que cuando tenga una razón para luchar, encontrará los medios en el camino. Solo necesitas ser atrevido y dar el primer paso.

2. "No me siento preparado/a"

La sociedad nos ha hecho creer que si no somos lo suficientemente buenos en algo, es mejor ni siquiera intentarlo. Sin embargo, este camino solo sirve para cerrar muchas puertas, no deja espacio para el aprendizaje y el crecimiento. Si no nos involucramos en nuevos proyectos, nunca mejoraremos.

Lo cierto es que nadie nació preparado, los que hoy son expertos en algún sector, ayer no lo fueron. Lo que los hace diferentes es el tiempo y el esfuerzo que dedican a esta pasión. Después de todo, debemos recordar que la genialidad es un 1% de talento y un 99% de perseverancia.

En cualquier caso, para disfrutar de la mayoría de las cosas de la vida no es necesario hacerlas a la perfección. El perfeccionismo no es más que una barrera que nos mantiene dando vueltas, impidiéndonos avanzar. Ocúpate de disfrutar lo que tienes y no te escondas detrás del perfeccionismo, porque con la práctica los resultados también mejorarán.

3. "Seguramente fallaré"

Henry Ford, uno de los empresarios más exitosos de todos los tiempos, dijo: "O piensas que puedes, como si crees que no puedes, de cualquier manera tienes razón". El caso es que tu mente es tu mejor aliado o tu peor enemigo.

Por supuesto, una dosis de negatividad estratégica puede valer la pena, ya que nos ayuda a prepararnos para el peor de los casos. Pero pensar de antemano que fracasarás implica adoptar una actitud derrotista que no te conducirá por el buen camino, pero consumirá gradualmente tu motivación.

No se trata de asumir una actitud positivista hasta el amargo final, que de poco serviría. Pero si comienzas un proyecto pensando que fallarás, no llegarás muy lejos. Recuerde que la esperanza es nuestro motor más poderoso. No estamos a merced de un destino cruel, somos los arquitectos de nuestra vida. Hagamos las paces con el pasado para vivir un nuevo presente.

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