martes, 24 de noviembre de 2020

Las perversas estrategias del narcisista con su víctima

 



El hechizo del narcisista: cómo opera el manipulador emocional

Si intentas escribir la palabra "narcisista" en Google, el motor de búsqueda te devolverá aproximadamente 4,6 millones de resultados. A pesar de tanta información, el trastorno narcisista de la personalidad afecta solo a un pequeño porcentaje de personas.

Entonces, ¿por qué se habla tanto de esto?
El término está inflado porque se usa para identificar a los manipuladores emocionales en general y no solo a los narcisistas clínicos.

Rasgos narcisistas más allá del trastorno

Aunque el trastorno es poco común, rasgos narcisistas aparecen en una porción mucho más amplia de la población. Algunos expertos hablan de un espectro narcisista, que va desde lo saludable hasta lo patológico.

Importante: la palabra narcisista no es un diagnóstico, sino un atajo para identificar a manipuladores emocionales. Solo un médico puede diagnosticar.

El hechizo del narcisista

Para mantener su alimentación narcisista, el manipulador recurre a estrategias que aprendió de manera espontánea.

¿Lo hace de forma consciente?

La mayoría de las veces, no. El narcisista utiliza estos patrones porque son los únicos modelos relacionales que conoce. En casos más extremos, como en los narcisistas perversos o antisociales, sí pueden hacerlo de forma calculada.

Sus dos armas principales

  • Bombardeo amoroso: llena de atención al otro mostrando todas sus armas seductoras.
  • Vínculo traumático: refuerzo intermitente que genera dependencia emocional.

Es así como asegura la sujeción de su “objeto de deseo”.

Estrategias perversas para hacerte sentir inferior

El bombardeo amoroso y el vínculo traumático colocan a la víctima en una posición de deuda y dependencia. Si existe una historia de dependencia emocional, el narcisista lo aprovecha.

El narcisista sabe cómo minar la autoestima hasta nublar la mente más asertiva.

El manipulador no suele dar órdenes directas. Prefiere moldear con sugerencias sutiles. Con el tiempo, la víctima pierde su identidad y aparece un mecanismo adictivo ligado a expectativas, disonancias cognitivas y autodevaluación.

El gaslighting: sembrar la duda

El gaslighting es una técnica clásica: negar evidencias, cambiar reglas, deformar la realidad.

Resultado: la víctima comienza a cuestionarse todo. Pierde claridad, autoestima y asertividad.

El pensamiento jerárquico del narcisista

En términos futbolísticos: el narcisista se cree jugador de Champions, mientras que todos los demás apenas son dignos de un equipo de parroquia.

Vive en un mundo jerárquico, donde él está en la cima y los demás son degradados: parejas, familiares, compañeros… nadie se salva.

El narcisista: una metralleta suelta

Frustración, ira y culpas siempre recaen en el otro. El narcisista proyecta sus errores, transfiere responsabilidades y destruye la autoestima de quienes intentan apoyarlo.

Las acciones épicas del narcisista

Cuando enfrenta una dificultad, convierte todo en una Odisea. Adopta el papel de víctima, invalidando el sufrimiento real de la otra persona.

La identidad desintegrada de la víctima

Con el tiempo, la víctima pierde sus referencias y se siente atrapada en un “amor enfermo” que no es amor.

Asertividad, autoestima y amor propio quedan enterrados… pero pueden recuperarse con compromiso y un trabajo de reconstrucción interior. En muchos casos, un camino psicoterapéutico es clave para sanar.

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