Imagina una persona caminando distraída por una calle, cuando de repente alguien intenta bruscamente arrebatarle la cartera. Se inicia un forcejeo y finalmente el ladrón huye sin lograr su objetivo.
Esa persona siente que está por desmayarse, su corazón late rápidamente, le tiemblan las piernas y su respiración se le entrecorta. 👉 Ha reaccionado de forma totalmente normal ante un evento que amenazó su seguridad.
Cuando los síntomas aparecen sin causa externa
Otra persona, recostada tranquilamente al sol, lee el periódico como todos los días. De repente, siente los mismos síntomas que experimentó la persona en la calle:
- mareo
- dolor en el pecho
- temblor en las piernas
- respiración agitada
- la sensación de que la muerte es inminente
Esta persona puede estar teniendo un ataque cardíaco… O podría ser una de los tantos millones de personas que sufren ansiedad y ataques de pánico en el mundo.
¿Qué es un ataque de pánico?
Los ataques de pánico aparecen en medio de una crisis de ansiedad. Esta crisis se genera por un agente interno o externo que no siempre podemos identificar, pero que despierta un miedo profundo a que vuelva a repetirse.
Podríamos llamarlo: miedo al propio miedo.
El solo hecho de pensar que esos síntomas regresarán genera más angustia, lo que a su vez activa nuevamente la ansiedad.
Frases que reflejan la vivencia del pánico
Si alguna vez has tenido un ataque de pánico o conoces a alguien que lo sufra, reconocerás frases como estas:
- Antes no tenía miedo. Pero ahora tengo miedo de todo.
- Nunca salgo de casa y si lo hago, siempre es acompañado/a.
- Me estoy volviendo loco/a. Esta sensación me supera. Ya no soy yo.
- Siento taquicardia, dolor en el estómago y pecho, me falta el aire...
- Cuando salgo a la calle me mareo, tengo miedo de todo y todos y parece que voy a perder el conocimiento.
- He llegado a tener temblores y convulsiones.
- A veces creo que me voy a morir.
- Tengo miedo de no superar esto nunca. Así no quiero vivir.
👉 Estas frases reflejan la lucha interna: miedo, angustia y desesperanza.
El círculo vicioso de la ansiedad
El mismo miedo a que ocurra otra crisis hace que la persona se mantenga en estado de alerta constante. Esto activa el sistema nervioso y la respuesta de estrés, generando más ansiedad.
Al percibir los síntomas físicos, la persona intenta huir de ellos… y así se desencadena nuevamente el ataque de pánico.
Es la famosa pescadilla que se muerde la cola.
Estrategias que no ayudan
Cuando sentimos síntomas físicos negativos tendemos a combatirlos, diciéndonos cosas como:
- Tengo que tranquilizarme.
- Debo estar relajado/a.
Pero estas estrategias solo empeoran la situación: el cuerpo alerta al cerebro con señales de emergencia, y el cerebro responde con más tensión y privación de oxígeno.
¿Cómo podemos solucionarlo?
La gran pregunta es: ¿Cómo deberíamos reaccionar para que esta situación no nos supere ni se apodere de nosotros?
La respuesta está en una estrategia mucho más eficaz que el control o la huida: 👉 la autoaceptación.
La estrategia de la autoaceptación
En lugar de intentar huir de la angustia o rechazar la opresión en el pecho, prueba a aceptarla:
- Reconoce lo que sientes. Ejemplo: “Tengo miedo de estas palpitaciones que noto”.
- Respira profundamente, largo y lento.
- Obsérvate desde fuera, como si fueses un espectador de tu propia experiencia.
- Afirma lo que sientes sin juzgarlo y mantén la respiración consciente.
Al principio no será fácil, pero poco a poco empezarás a notar la diferencia. La tensión disminuye, el cuerpo se relaja y la mente deja de luchar contra sí misma.
✨ Recuerda:- No podemos deshacernos de nuestras sensaciones huyendo.- Somos más fuertes que cualquier cosa sentida de forma aislada.- La aceptación plena y sincera elimina la fuerza de las emociones negativas.
Conclusión: del miedo a la fortaleza
La técnica de la autoaceptación no consiste en resignarse, sino en no combatir la angustia, sino en sumergirse en ella y trascenderla.
- Al principio no será fácil.
- Con práctica, la ansiedad perderá poder.
- Perseverar es la clave.
👉 No exijas… Acepta.
Luz Plena, Educadora Social