Nuestras
palabras tienen el poder de crear y el poder de destruir, el mejor
ejemplo lo podemos apreciar en una amistad o una relación; se
comienza conversando y por cualquier palabra que podamos decir fuera
de lugar puede terminar de mala manera.
Una
voz amable, serena y sincera puede resultar más terapéutica
que cualquier medicamento. Un gesto tierno o agradable y una
voz adecuada pueden cambiarnos el ánimo en un instante. Las palabras
nos llevan a la risa, a la alegría, a la ternura y al humor como
algo inesperado. Las palabras sorprenden, emocionan, enternecen y
conmueven.
Pero
el mayor milagro que nos puede suceder con las palabras, es que
lleguen a curar. Con la palabra podemos hacer nuestra alquimia
interior y particular: aliviar dolores, lidiar con nuestras dudas,
rabias, superar o concluir duelos, sanar viejas heridas, trascender
miedos, aligerar pesadas mochilas de nuestra conciencia y terminar
así con esclavitudes del alma. En definitiva liberar y liberarnos.
Y
es que, las palabras son el vehículo de contacto de nuestra alma con
la realidad. El escritor Victor Gómez Rodriguez en su libro de
Medicina práctica, habla así del poder de la palabra en la
salud de las personas:
"Las
palabras del médico son vida o son muerte para el enfermo y en esto
estriba gran parte de la responsabilidad de los médicos, sea que
empleen el verbo con fines constructores o destructores. A ningún
enfermo se le deberá jamás desconsolar o desahuciar. Al enfermo se
le debe de decir siempre: «usted está mejorando», «usted está
sanando», «su curación progresa», «su enfermedad desaparece»,
«pronto estará bien», etc...
Estas
frases quedan grabadas en el subconsciente del enfermo, y en
consecuencia, este sanará rápidamente. Por grave que esté o
parezca un paciente, jamás se le debe decir que su estado de salud
es delicado, peligroso, etc., porque son estas palabras negativas y
destructoras se acelera la muerte de quien hablándole en términos
contrarios, con palabras de esperanza y fortaleza, se puede mejorar y
sanar totalmente".
De la misma manera, el psicólogo clínico Jose Luis Canales, en su libro "Padres Tóxicos" profundiza en la importancia de las semillas que los padres dejan en nosotros desde la infancia con el poder de la palabra:
(...) Los
juicios que emitimos, a veces de manera inconsciente, otras no
tanto... pueden marcar la vida de un ser humano.
Cuando
eres niño, eres libre, puro, sano; hasta que las palabras de un
adulto que fue herido cuando niño inicia esta cadena interminable.
Antes
que una palabra salga de tu boca, fíltrala primero por tu corazón.
LA
IMPORTANCIA DE “LO QUE DIGO” Y “CÓMO LO DIGO”… (INCLUYENDO
"BROMAS" HIRIENTES)...
"No
te van a querer ni los perros", era la frase que ella siempre
usaba para retar a sus hijos cuando se portaban mal. Seguramente, si
le preguntan, ella los educó con amor. Y en nombre del amor, dijo
frases como estas...
"¿Quién
quiere otra torta de jamón?", preguntó Carlos en el cumple de
su hija, "Tu no, mi amor, estás muy gorda", fue la frase
que disparó delante de todos sus amigos. Ella se puso roja de
vergüenza, un nudo enorme le cerró la garganta y no comió más. Se
levantó despacio y la soledad de su cuarto fue el mejor refugio
hasta la madrugada del día siguiente. El padre murió preguntándose
qué hizo mal esa noche.
"Vamos,
no seas mariquita", le dijo su profesor de natación cuando él
–que en ese momento tenía 6 años– pidió una toalla al salir de
la pileta porque tenía frío. Y todos sus amigos empezaron a reírse.
"Mariquita, mariquita", le gritaron. Y el profesor, lejos
de hacerlos callar, los alentó. Nunca más volvió a nadar. (Y
nunca, en 34 años de vida, apoyó sus labios en los labios de una
mujer.)
"Eres
un elefante dentro de la clase", le dijo su profesora de Dibujo
el primer día del primer año del secundario. Ella venía de un
primario impecable, donde Dibujo era su materia preferida. Y era,
para hacer honor a la verdad, una joven promesa. Ese año, se llevó
Dibujo a diciembre. Volvió a dibujar 28 años después, cuando
–terapia mediante– descubrió cuánto la había inmovilizado esa
frase.
El
Perito Moreno fue el lugar elegido para festejar sus 10 años de
casados. Caminata por el glaciar, todos los turistas en hilera para
no resbalarse. Ella iba delante, él detrás. "Tu culo me tapa
todo el sol", fue la frase que eligió él para hacer un chiste.
Y no entendió por qué esa noche ella se encerró en el baño a
llorar.
Son
frases que no te matan, pero te marcan para toda la vida. Frases de
mierda. Son frases que, cuando las cuentas, te parece que estás
exagerando, que no pudieron ser así, que quizá las recuerdas mal...
Lo
bueno es que un día, te sacas uno por uno todos los puñales que te
clavaron en el cuerpo y en el alma, que los responsables de
escupirnos tamañas frases son seres que cargan, a su vez, con otras
frases. Y entonces llega el perdón. Y perdonamos.
Más
adelante viene la compasión. Es ahí cuando volvemos a sentirnos
felices, con ganas de caminar sobre el Perito Moreno más allá del
tamaño de nuestro culo, de nadar y gritar: "Tengo frío, tráeme
una toalla", de hacer una lista con toda la gente que te quiere.
Porque no solamente te quieren los perros...
Tratemos
de pensar antes de hablar... ya que las PALABRAS QUE DUELEN tardan
muchos años en salir del corazón del otro, y a veces no salen... No
perdamos tiempo con los que queremos, porque perdonar lleva mucho
tiempo... PENSEMOS ANTES DE HABLAR... TRATEMOS DE NO HERIR EL CORAZÓN
DE LOS QUE MÁS AMAMOS...
"LAS PALABRAS DE AMOR, ALEGRAN EL CORAZÓN" (...)
"LAS PALABRAS DE AMOR, ALEGRAN EL CORAZÓN" (...)
LAS PALABRAS NO LAS LLEVA EL VIENTO... LAS PALABRAS TIENEN EL PODER DE CURAR O HERIR A UNA PERSONA... MEDITA SABIAMENTE ANTES DE HABLAR. A VECES PERMANECER CALLADOS ES LA MEJOR OPCIÓN, POR ESO CUIDA TUS PALABRAS. HABLA DE TAL MANERA QUE EN TU ALMA Y EN LA DE LOS DEMÁS QUEDE LA PAZ...Aquí más información: ¿Cómo afrontarlo?