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jueves, 21 de mayo de 2020

Hazme llorar con la verdad para que no me destruyas con la mentira


Vivimos tiempos convulsos, tiempos donde abundan las promesas rotas y en el que las personas tratan la palabra con ligereza. 

Prometemos si ningún tipo de pudor  sabiendo que no lo vamos a cumplir. 

Prometemos una llamada o una comida  a un amigo aún sabiendo que no tendremos tiempo de hacerlo. 

Incluso nos engañamos a nosotros mismos diciéndonos: este año prometo que irá al gimnasio para cuidarme y estar más sano.

Pero finalmente, pasamos por alto todas esas promesas sin tener verdadera intención de hacer los profundos cambios vitales que se necesitan para lograr verdaderamente esos objetivos.




De esta manera vamos convirtiendo en hábito el decir cosas que en realidad no pensamos. 

Esto se convierte en un problema pues, cuando no mantenemos nuestra palabra, perdemos credibilidad y como consecuencia, rompemos los vínculos de confianza con las personas que nos rodean, lo que lleva a una serie de relaciones rotas.

Para desarrollar la práctica de la honradez, comienza por observar cuantas "no verdades" dices en una semana. 

A continuación, comprométete a ser completamente honrado/a durante los próximos siete días (con las personas que te rodean y contigo mismo/a).


RECUERDA:

  • CUANDO NO HACES LO CORRECTO, ALIMENTAS EN TÍ EL HÁBITO DE ACTUAR  INCORRECTAMENTE.

  • CUANDO NO DICES LA VERDAD, ALIMENTAS  EN TÍ EL HÁBITO DE MENTIR

Se una persona de palabra, practica la honradez... habla menos y actúa más...




sábado, 16 de mayo de 2020

Libérate del juicio ajeno y abraza tu autenticidad



Si queremos ser realmente libres y desarrollar todo nuestro potencial, es fundamental que aprendamos a juzgarnos según nuestros propios ideales, olvidando las críticas insanas de los demás. Se trata de mirar en tu interior y dejar de criticarte usando el rasero que aplican los demás. 
No es una tarea fácil, sobre todo porque desde pequeños  estamos sometidos a duras críticas,  comparaciones y perspectivas poco realistas,  ya sea por parte de nuestros padres, maestros o iguales.



Desde temprana edad aprendemos que para ganarnos la aceptación de nuestros iguales es necesario cumplir con ciertos estándares. Que debemos seguir las  normas establecidas y asumirlas si queremos estar integrados socialmente. De esta forma, dejamos de valorarnos por lo que éramos y comenzamos a valorarnos según los criterios de los demás. Dejamos de disfrutar de las cosas que nos gustan para hacer aquellas cosas que les gusta a los demás.  Cambiamos el placer por el deber y caemos en una espiral negativa que va arrebatando poco a poco nuestras posesiones más valiosas: la autoestima y la autoconfianza.

NO TE JUZGUES BAJO LA PERCEPCIÓN DE LOS DEMÁS  PORQUE:


- Es imposible satisfacer a todos. Cada persona somos única. Querer satisfacer las expectativas de todos es imposible. Siempre habrá quien no esté de acuerdo con nuestros pensamientos o decisiones porque cada cual nos juzga según sus propios valores y usando su propia vara de medir.
-Te  restará energía para lo realmente importante. Al intentar complacer a todos perdemos energía vital. Mientras intentamos alcanzar las expectativas que los demás han puesto sobre nosotros y nos  esforzamos por agradar, gastamos una importante energía que podemos usar en proyectos que realmente nos  aporten una satisfacción y crecimiento  personal.


autoestima

- Desperdiciaremos un tiempo precioso. Intentar complacer a los demás y valorarnos según sus criterios no solo desgasta  sino que también representa una enorme pérdida de tiempo. Mientras seguimos las normas y los sueños de los demás, el tiempo transcurre irremediablemente, por lo que corremos el riesgo de llegar al final del camino y darnos cuenta de que hemos vivido una vida vacía e insatisfecha. Nos  arrepentiremos de haber vivido siempre en pos de los otros.


Perdemos nuestra esencia. Uno de los problemas principales de juzgarnos con los ojos de los demás es que perdemos las   coordenadas. A medida que asimilamos como nuestro la escala de valores de los demás nos alejamos de nuestro verdadero yo, de nuestra esencia, hasta que llega un momento en que se produce una  desconexión existencial. Por eso, no es extraño que cuando a algunas personas les preguntan qué quieren de verdad, no sepan responder. Han interiorizado los deseos de los otros como suyos perdiéndose en ese laberinto de convencionalismos sociales.

Nunca seremos felices. La felicidad no es algo externo a nosotros, proviene de nuestro interior. Por eso, seguir las normas de los demás es el camino más directo a la desdicha e infelicidad. Cada vez que renunciamos a nuestros sueños, damos la espalda a  nuestras necesidades. Es entonces cuando la felicidad se aleja al no tener ilusiones  y perdemos el placer de vivir.
Debemos  aprender a reconectar con nuestra esencia. Escuchar lo que nuestro cuerpo y nuestro corazón nos dicen. Al principio apenas los escucharemos ya que nos hablarán casi en un susurro porque durante años no les hemos prestado atención, pero poco a poco irán ganando confianza y su voz será más intensa.

Entonces podremos descubrir qué queremos de verdad, comprender qué es lo que nos hace felices. Es en este punto cuando estaremos preparados para juzgarnos usando nuestros propios cánones, y descubrirás que son muy diferentes de los que te han enseñado.
                

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domingo, 19 de noviembre de 2017

Las 4 Virtudes Cardinales: Lao Tsé


Lao Tsé, el gran filósofo de la civilización China, establecía 4 virtudes en la persona como un funcionamiento armonioso en pos de su naturaleza y desenvolvimiento social, en contraste con el comportamiento artificial  impuesto por la sociedad que nos aleja de nuestra verdadera naturaleza universalista. Estas son las 4 virtudes cardinales que debemos seguir para perpetuar nuestro bienestar en el mundo:
"Quienes quieran conocer la verdad del Universo, deben practicar Las 4 Virtudes Cardinales"  Lao Tsé

  • La primera es la REVERENCIA POR TODA VIDA; ésta se manifiesta como amor incondicional y respeto por uno mismo y por todos los demás seres.


  • La segunda es la SINCERIDAD NATURAL; ésta se manifiesta como honradez, simplicidad y lealtad.


  • La tercera es la MANSEDUMBRE; ésta se manifiesta como bondad, consideración por los demás y sensibilidad hacia la verdad espiritual.



  • La cuarta es ACTITUD DE AYUDA, ésta se manifiesta como servicio a los demás sin expectativa de recompensa.


Las cuatro virtudes no constituyen un dogma externo, sino que forman parte de tu naturaleza original. Cuando se practican, originan la sabiduría y evocan las cinco bendiciones: salud, riqueza, felicidad, longevidad y paz".


sábado, 16 de abril de 2016

Agradece todo lo que tienes


Muchas veces nos agobiamos desmesuradamente por las cosas que sentimos que no tenemos, por el reconocimiento que esperamos y que no llega o por las metas no alcanzadas. Con frecuencia envidiamos lo ajeno sin valorar todo lo que la vida nos regala. Nos preocupamos mucho más de lo que debemos  y es entonces, cuando la preocupación empieza a convertirse en un hábito.



Solemos percibir y entender  la preocupación como algo positivo, ya que asumimos que de esta manera estamos haciendo gala de nuestra responsabilidad, haciendo frente  y evitando posibles problemas. Cuando pensamos así, nos sentimos relativamente bien al preocuparnos y rechazamos la posibilidad de no hacerlo. Ahora bien, la preocupación es positiva, sólo cuando dura  el tiempo necesario para encontrar una solución y actuar.


A la mente le gusta la seguridad y el confort, tiende a anclarse en lo conocido y predecible. La preocupación es un síntoma de un miedo profundo que experimentas cuando tienes que enfrentarte a lo desconocido. Pero cuanta más atención y energía le das a tus miedos, más preocupación y ansiedad  generas.

valorar lo que tienes para ser feliz


Son nuestros pensamientos los que nos hacen ser como somos. Nuestra actitud mental es el factor determinante de  nuestro destino. El mayor problema que toda persona enfrenta es la elección de los pensamientos acertados. Si somos capaces de realizar correctamente esta elección, estamos en el camino que conduce a la solución de nuestros problemas. Tú puedes cambiar la dirección y  percepción que tienes de tu "desdichada" vida, si le dedicas unos minutos al día a fijar la atención y a agradecer todo lo que te ha dado. 

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