Imagine
una persona caminando distraída por una calle, cuando de repente
alguien intenta bruscamente arrebatarle la cartera. Se inicia un
forcejeo y finalmente el ladrón huye sin lograr su objetivo.
Esa persona siente que está por desmayarse, su corazón late rápidamente,
le tiemblan las piernas y su respiración se le entrecorta.
Ella ha
reaccionado normalmente ante un evento que amenazó su seguridad.
Otra
persona, recostada tranquilamente al sol, lee el periódico como todos
los días, de repente, siente los mismos síntomas que sintió la persona que caminaba por la calle.
Sin ninguna razón aparente, se
siente desmayar; le duele el pecho; sus piernas comienzan a temblar y
piensa que su muerte es inminente. Esta persona puede estar teniendo
un ataque cardíaco… o podría ser una de los tantos millones de
personas que sufren ansiedad y ataques de pánico en el mundo.
Los ataques de pánico aparecen ante una crisis de ansiedad generada a su vez por un agente interno o externo a nosotros que no somos capaces de identificar, pero que nos hace sentir un miedo profundo a que se vuelva recurrente.
El solo pensamiento de volver a sentir esas sensaciones nos genera más angustia y por tanto vuelve la ansiedad. Podríamos decir que es "miedo al propio miedo".
Si alguna vez has tenido un ataque de pánico o crisis de ansiedad o conoces a alguien que los sufra, reconocerás estas frases que con gran suplicio se repiten:
- Antes no tenía miedo. Pero ahora tengo miedo de todo
- Nunca salgo de casa y si lo hago, siempre es acompañado/a por miedo a sentirme mal
- Me estoy volviendo loco/a. Esta sensación me supera. Ya no soy yo.
- Siento taquicardia, dolor en el estómago y pecho, me falta el aire...
- Cuando salgo a la calle me mareo, tengo miedo de todo y todos y parece que voy a perder el conocimiento.
- He llegado a tener temblores y convulsiones.
- A veces creo que me voy a morir.
- Tengo miedo de no superar esto nunca. Así no quiero vivir.
El mismo miedo a que esto ocurra hace que la persona se ponga en alerta e intente huir de las sensaciones que ese miedo provoca. Al estar en alerta constante, está activando la respuesta de estrés y al sistema nervioso que a su vez, responderá con ansiedad. Al percibir este síntoma, la persona intenta huir de ella generando un ataque de pánico. Como vemos, es la pescadilla que se muerde la cola.
Cuando sentimos manifestaciones físicas negativas nos angustiamos y tendemos a combatirlas, lo que provoca que tensemos el cuerpo, retengamos respiración y en nuestro afán por controlar esta situación, nos decimos cosas como: "tengo que tranquilizarme", "debo estar relajado/a"...
Pero todas estas estrategias no sirven de nada sino para hacernos sentir todavía peor, pues el cuerpo alerta al cerebro con señales de emergencia y peligro y este responde más ferozmente con mayor tensión y privación de oxígeno.
¿CÓMO PODEMOS SOLUCIONARLO?. ¿CÓMO DEBERÍAMOS REACCIONAR PARA QUE ESTA SITUACIÓN NO NOS SUPERE Y SE APODERE DE NOSOTROS?
Nunca nadie nos ha enseñado que existe una estrategia mucho más eficaz. Consiste en LA ESTRATEGIA DE LA AUTOACEPTACIÓN:
Empieza reconociendo esos sentimientos. Di: "tengo miedo de estas palpitaciones que noto" "tengo miedo de esta opresión en el pecho" y entonces, respira profundamente, larga y lentamente. Concéntrate en eso, en respirar lento y suave intentando relajar tu cuerpo con cada expiración.
Durante unos minutos no resultará fácil, pero obsérvalo desde fuera, como si fueses un espectador. Sin identificarte con ella. Continua afirmando lo que sientes y respirando conscientemente y poco a poco notarás como te relajas.
Recuerda que siempre seremos más fuertes si conocemos la manera de afrontar la realidad con estrategias efectivas.
No podemos deshacernos de nuestras sensaciones huyendo o gritándonos y reprochándonos. Somos más fuertes que cualquier cosa sentida aisladamente.
Con este sistema aprenderás a trascender esos sentimientos y poco a poco podrás eliminarlas.
La Aceptación Plena y Sincera,
Elimina las Emociones Negativas
La ténica de autoaceptación permite conseguir este objetivo. Consiste en NO combatir con la angustia, sino en sumergirte en ella... ACEPTARLA.
NO EXIJAS... ACEPTA
Publicado por: Luz Plena, Educadora Social