sábado, 9 de abril de 2016

Juzgando a otros tu mismo te condenas


A veces indicamos a personas conocidas o que nos importan, faltas o fallos que han cometido. Esto es normal, pues hacer la vista gorda y mirar hacia otro lado sería empeorar la relación o la situación para esa persona.

Pero debemos distinguir siempre cuando lo hacemos, entre la persona y su comportamiento.





Cuando hacemos una crítica por objetiva que nos parezca, debe hacerse de manera que no se hiera o dañe la dignidad de la persona a la que va dirigida. Nunca debemos valorar a la persona en cuestión, sino la conducta errónea o posible acción incorrecta.

No juzgues a la persona porque no conoces sus circunstancias personales, no estás dentro de ella ni sabes por qué actúa así. ¿Quién sabe cómo actuarías tú en su piel?

Cuando juzgues aplica estas premisas:



  • Siempre debemos ponernos en el lugar de la otra persona y tener en cuenta sus circunstancias personales.
  • Escuchar de manera activa su versión de los hechos e incluso valoración personal
  • Hacerle ver las consecuencias que han derivado de su acción
  • Discutir a través de una comunicación abierta entre los dos, los hechos y las posibles acciones correctoras para subsanar los perjuicios causados.

Siempre tendremos en cuenta que no debemos castigar y machacar psicológicamente a la persona ni rebajar su autoestima.

Hay una norma clave que siempre debemos tener presente cuando se trata de tratar los errores de los demás:



Publicado por:
Luz Plena
Bibliografía: Inteligencia Emocional; Goleman

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