miércoles, 17 de abril de 2019

Palabras impecables

Las palabras son pura magia, el don más poderoso que tenemos como seres humanos y las utilizamos contra nosotros mismos. Las usamos para fomentar el odio entre diferentes personas, entre las familias, entre diferentes culturas. Hacemos un mal uso de las palabras con gran frecuencia, nos perjudicamos los unos a los otros y nos mantenemos mutuamente en un estado de miedo y duda. 








Dado que las palabras son la magia que poseemos los seres humanos y su uso equivocado es "magia negra", utilizamos la magia negra constantemente sin tener la menor idea de ello.

Considera las relaciones humanas diarias, e imagínate cuántas veces nos lanzamos hechizos los unos a los otros con nuestras palabras. Con el tiempo, esto se ha convertido en la peor forma de magia negra: son los chismes. Los chismes son magia negra de la peor clase, porque son puro veneno. Aprendimos a contar chismes por acuerdo. De niños, escuchábamos a los adultos que nos rodeaban chismorrear sin parar y expresar abiertamente su opinión sobre otras personas. Incluso opinaban sobre gente a la que no conocían. Mediante esas opiniones, transferían su veneno emocional, y nosotros aprendimos que ésta era la manera normal de comunicarse.

Ser impecable con nuestras palabras es no utilizarlas contra nosotros mismos. Si por ejemplo,  te veo en la calle y te llamo estúpido, puede parecer que utilizo esa palabra contra ti pero en realidad la utilizo contra mí mismo, porque tú me odiarás por ello y tu odio no será bueno para mí. Por lo tanto, si con mi ira verbal  te envío todo mi veneno emocional, las estoy utilizando en mi contra.

Si me amo a mí mismo, expresaré ese amor en mis relaciones contigo y seré impecable con mis palabras, porque la acción provoca una reacción semejante. Si te amo, tú me amarás. Si te insulto, me insultarás. Si siento gratitud por ti, tú la sentirás por mí. Si soy egoísta contigo, tú lo serás conmigo. Si utilizo mis palabras para acariciar tu alma, tú emplearás las tuyas para acariciar la mía.

Ser impecable con nuestras palabras significa utilizar nuestra energía correctamente, en la dirección de la verdad y del amor por nosotros mismos. Si haces un acuerdo contigo para ser impecable con tus palabras, eso bastará para que la verdad se manifieste a través de ti y limpie todo el veneno emocional que hay en tu interior.






Si adoptamos el primer acuerdo tólteca que dice: Sé impecable con tus palabras;  y somos conscientemente impecables con nuestras palabras, cualquier veneno emocional acabará por desaparecer de nuestra mente y dejaremos de transmitirlo en nuestras relaciones personales. Es la manera que utilizamos para sentirnos cerca de otras personas, porque ver que alguien se siente tan mal como nosotros, nos hace sentir mejor.

La impecabilidad de tus palabras también te proporcionará inmunidad frente a cualquier persona que te lance un hechizo. 

Solamente recibirás una idea negativa si tu mente es un campo fértil para ella. Cuando eres impecable con tus palabras, tu mente deja de ser un campo fértil para las palabras que surgen de la magia negra, pero sí lo es para las que surgen del amor. Puedes medir la impecabilidad de tus palabras a partir de tu nivel de autoestima. La cantidad de amor que sientes por ti es directamente proporcional a la calidad e integridad de tus palabras. Cuando eres impecable con tus palabras, te sientes bien, eres feliz y estás en paz.

Ahora mismo, mientras lees este artículo, estoy plantando una semilla en tu mente. Que crezca o no, dependerá de lo fértil que sea tu mente para recibir las semillas del amor. Tú decides si llegas o no a establecer este acuerdo contigo mismo: Soy impecable con mis palabras

Nutre esta semilla, y a medida que crezca en tu mente, generará más semillas de amor que reemplazarán a las del miedo. El primer acuerdo tólteca cambiará el tipo de semillas para las que tu mente resulta fértil.



Es muy poderoso. Utiliza tus palabras apropiadamente. Empléalas para compartir tu amor. Usa la magia blanca empezando por ti. Dite a ti mismo que eres una persona maravillosa, fantástica. Dite cuánto te amas. Utiliza las palabras para romper todos esos pequeños acuerdos que te hacen sufrir.

Imagínate lo que es posible crear sólo con la impecabilidad de las palabras. Trascenderás el sueño del miedo y llevarás una vida diferente. Sé impecable con tus palabras.

martes, 16 de abril de 2019

Dedica tiempo en recordar tu divinidad

El amor no es una abstracción, sino una energía de verdad.  El amor disuelve el miedo.Cuando sientes amor no puedes temer nada. Como todo es energía,y el amor abarca todas las energías, todo es amor.

Nuestros corazones conocen el camino de la felicidad y la paz interior. Cuando nos olvidamos del mensaje de nuestro corazón y caemos en la rutina y en los baches de la vida, nos sentimos insatisfechos y desdichados. Nuestra perspectiva del mundo se vuelve borrosa,  olvidamos  nuestro plan de vida, nos perdemos.

El remedio es sencillo. Dedica tiempo a recordar tu divinidad, tu naturaleza espiritual. Recuerda por qué estás aquí. Nuestra parte espiritual nunca muere. Jamás perdemos a nuestros seres queridos.

En realidad, todos los seres humanos estamos conectados para siempre. Cuando tenemos experiencias espirituales, casi siempre evocamos la energía del amor. Esa forma de amor es incondicional, absoluta e ilimitada. Es como un impulso de energía pura, una energía que también posee atributos de gran fuerza, como la sabiduría, la compasión, la eternidad y la conciencia sublime.

El amor es la energía más básica y dominante que existe, es la esencia de nuestro ser y nuestro Universo. Es el componente fundamental de la naturaleza que conecta y une todas las cosas, a todas las personas.

Nuestras almas siempre se sienten atraídas hacia el amor. Cuando comprendemos de verdad el concepto de que el amor es energía que lo abarca todo y que su impulso curativo puede transforma con rapidez nuestros cuerpos, mentes y almas, superaremos nuestros males y nuestros dolores.

Tenemos que amarnos los unos a los otros, porque el amor es el camino. De lo contrario nos condenaremos a repetir "curso tras curso", hasta que aprendamos la lección del amor.

Todos somos seres divinos. Hace miles de años que lo sabemos, pero lo hemos olvidado. Y para volver a casa tenemos que recordar el camino.

Recordar que somos almas, que somos inmortales y que existimos siempre en un  océano infinito de energía es la clave para llegar a la alegría y a la felicidad. No debemos competir con ninguna otra alma: cada cual  tenemos nuestro sendero por transitar. No se trata de una carrera, sino de un viaje que emprendemos juntos hacia la luz de la conciencia.

Las almas que han progresado o evolucionado más tienden una mano con amor y compasión a las que se han quedado atrás. El cuerpo no es más que un vehículo que utilizamos mientras estamos aquí. Lo que perdura eternamente es el alma y el espíritu.

Nuestras almas existen en una corriente de amor energético. Nunca nos separamos realmente de nuestros seres queridos, aunque nos sintamos alejados y faltos de amor. Nuestra naturaleza básica se basa en el amor, la paz, el equilibrio y la armonía. Nuestra esencia innata es compasiva, cariñosa y buena.

No nos hace falta aprender qué son el amor y el equilibrio, la paz y la compasión, el perdón y la fe. Los conocemos desde siempre. Anhelamos la ilusión de seguridad, en lugar de la seguridad de la sabiduría y el amor.


La verdadera seguridad deriva de la paz interior y del conocimiento de nuestra esencia auténtica, que es espiritual.


El amor lleva a la comprensión. La comprensión lleva a la paciencia. Y entonces se detiene el tiempo, y todo pasa aquí y ahora. La comprensión es lo que cura, y a través de ella se renueva eternamente el amor y se manifiesta.

Al ir comprendiendo nos deshacemos de los miedos. Al ir deshaciéndonos de los miedos, desaparecen los obstáculos que nos impiden alcanzar el amor y éste fluye con libertad en nuestro interior y entre nosotros.

En realidad somos seres inmortales que nunca se separan energéticamente de los que aman. Tenemos almas gemelas y familias espirituales que son eternas. Al morir no nos llevamos las "cosas" que poseemos. Nos llevamos nuestros actos y nuestras obras, los frutos de la sabiduría de nuestro corazón.


Hay mucha belleza, mucha verdad y amor a nuestro alrededor,pero muy pocas veces nos tomamos las cosas con la suficiente calma para apreciarlos, como para darnos cuenta.
A veces hace falta que suframos una gran pérdida para recordar la belleza y el amor que nos rodean, pero solemos olvidarnos pronto y caer en la rutina.
Ser feliz y divertirse no es malo, ni es pecado, ni algo poco espiritual. Al contrario,  no avanzarás hasta que aprendas a estar alegre.

Sé más espiritual. Dedica más tiempo a rezar, a dar, a ayudar a los demás, a amar. Hacerte voluntario/a y expresar generosidad y amor es una manera de  desprenderte del orgullo, del ego, del egoísmo, de la rabia, de la culpa, de la vanidad y de la ambición.


Pasa menos tiempo acumulando cosas, preocupándote o estancado en el paso y en el futuro.
Aléjate de la violencia y los violentos. No aceptes ninguna idea antes de contrastarla con tu sabiduría intuitiva. ¿Es algo que fomenta el desarrollo del amor, de la bondad, de la paz y de la unidad? ¿O algo que promueve la separación, la división, el odio, el egocentrismo y la violencia?

Al ir despertando, los espíritus nos cantarán sus canciones de amor directamente al oído.
Es muy humano desear signos y mensajes inmediatos. Sin embargo, para escuchar hay que saber hacerlo, y para saber hay que dedicar tiempo a aprender.




Si  practicas el silencio, el viaje interior, si te das tiempo para escuchar y crear el espacio para escuchar, serás capaz de oír. Serás capaz de ver los signos y recibir los mensajes que esperas. Al mismo tiempo, desarrollarás el arte de la paciencia: la paciencia y la oportunidad
Todo llega cuando tiene que llegar.

El problema es que esas neuronas no son del todo funcionales ya que no están muy conectadas entre sí. A medida que crecemos y aprendemos, las neuronas se van conectando y se producen paulatinos procesos de podas sinápticas, lo cual significa que mueren muchas neuronas, casi la mitad, pero se fortalecen aquellas que ya forman parte de lo que podríamos llamar “autopistas neuronales”.




Aún así, eso no significa que perdamos las neuronas para siempre. Gracias a la neurogénesis, en nuestro cerebro crecen nuevas células nerviosas. Obviamente, la tasa de neurogénesis va disminuyendo con el paso de los años. Se estima que al llegar a la tercera edad, la neurogénesis habrá disminuido en un 25%. Sin embargo, el cerebro no envejece de la misma manera en hombres y mujeres.


Existen diferencias funcionales en el cerebro de hombres y mujeres


Aunque no se puede hablar de un cerebro “femenino” o “masculino” propiamente dicho, sí sabemos que existen algunas diferencias en la forma en que funciona el cerebro de las mujeres y el de los hombres. Así lo confirmó un estudio realizado en la Universidad de California basado en más de 46.000 escáneres cerebrales.





Estos neurocientíficos hallaron que el cerebro de las mujeres es más activo en dos regiones: las zonas límbicas, relacionadas con las emociones y los estados de ánimo, y la corteza prefrontal, vinculada a la toma de decisiones, la resolución de problemas y la planificación de comportamientos complejos. En el caso de los hombres, las zonas cerebrales más activas eran el centro visual y de coordinación. Sin embargo, las diferencias no terminan ahí, también se ha apreciado que el cerebro de los hombres envejece más rápido.

El cerebro masculino envejece antes


Otro equipo de neurocientíficos, esta vez de la Universidad de Edimburgo, han descubierto que existe una especie de calendario genético que controla la forma en que nuestro cerebro cambia a lo largo de la vida.


Para identificar ese calendario genético del cerebro, analizaron la expresión génica en muestras de tejido cerebral en todas las etapas de la vida humana, desde el desarrollo en el vientre materno hasta los 78 años de edad. Así descubrieron que existe un patrón a lo largo de la vida. De hecho, la mayoría de los cambios en la expresión génica del cerebro se completaron en la mediana edad.



Ese calendario genético controla cómo y cuándo se expresan los genes en el cerebro durante las distintas etapas de la vida de una persona, en aras de poder realizar una serie de funciones esenciales. De hecho, el calendario genético es tan preciso que permite predecir la edad de una persona tan solo analizando los genes que se encuentran en una muestra de tejido cerebral.


Y lo más curioso es que ese calendario genético de envejecimiento cerebral se retrasa ligeramente en las mujeres, respecto al de los hombres. Esto significa que el cerebro masculino envejece con mayor rapidez. De hecho, otro estudio realizado en la Universidad de Szeged encontró que las estructuras subcorticales del cerebro masculino envejecen con mayor rapidez, lo cual puede explicar por qué los hombres son más susceptibles a desarrollar enfermedades neurológicas como el Parkinson.

Bibliografía:
Amen, D. G. et. Al. (2017) Gender-Based Cerebral Perfusion Differences in 46,034 Functional Neuroimaging Scans. J Alzheimers Dis; 60(2): 605-614.
Skene, N. G. et. Al. (2017) A genomic lifespan program that reorganises the young adult brain is targeted in schizophrenia.eLife;6: e17915.
Király, A. et. Al. (2016) Male brain ages faster: the age and gender dependence of subcortical volumes. Brain Imaging and Behavior; 10(3): 901-910.


domingo, 7 de abril de 2019

Causalidad entre el alma y las enfermedades

Ryke Geerd Hamer (1935-2017) fue un médico alemán inhabilitado, creador de la controvertida pseudomedicina nueva medicina germánica, que critica la medicina basada en evidencias y promete un muy elevado porcentaje de éxito en la cura del cáncer, así como cualquier tipo de enfermedad. 

- Doctor Ryke Geerd Hamer, ¿qué le indujo a interesarse en el cáncer, y a cuestionarse las relaciones de causalidad entre el alma y las enfermedades?

Hasta 1978 no me había ocupado especialmente de ello. Era internista, es decir, especialista en medicina interna, y llevaba trabajando 15 años en clínicas universitarias. Dirigí cursos durante cinco años, enseñando a estudiantes. Era un internista normal, tenía en mi haber varios años de práctica médica. Todo eso hasta 1978. 

Luego sucedió algo terrible. Un loco furioso disparó su fusil, sin el menor motivo, contra mi hijo Dirk, que dormía sobre un barco. Fue un golpe imprevisto que me pilló totalmente desprevenido. Un golpe contra el que me sentí impotente y sin capacidad de reacción. En la vida corriente, los sucesos y conflictos normales no ocasionan sobre nosotros un choque tan brutal. Siempre tenemos ocasión de prepararnos un poco ante ellos; son lo que denominaríamos los conflictos ordinarios que solemos tener. Por el contrario, a los conflictos ante los que no tenemos preparación, y que provocan una violenta perturbación psíquica, un choque, les llamamos conflictos biológicos.



Fue así como en 1978 caí enfermo a causa de un conflicto biológico, un conflicto de pérdida, desarrollando un cáncer testicular. En aquellos momentos, como todavía nunca había enfermado de nada grave, aquello me hizo reflexionar. Pensé que, sin duda, aquel cáncer testicular debía estar relacionado, de una u otra manera, con la muerte de mi hijo.

Tres años más tarde, en un clínica de cáncer ginecológico de la Universidad de Munich en la que era jefe de servicio de medicina interna, tuve ocasión de investigar si en mis pacientes del centro el mecanismo se había desarrollado exactamente de la misma forma que en mí. Es decir, si también ellas habían sufrido un choque conflictual. Descubrí que, efectivamente, en todas mis pacientes sin excepción se había producido un suceso-choque, a partir del cual habían tenido las manos frías y experimentado pérdida de peso, insomnio, etc. De manera que, tirando del hilo, se podía remontar hasta el choque inicial a partir del cual el cáncer debió producirse.
Por entonces esta opinión era hasta tal punto contraria a las tesis oficiales de la medicina escolar, que tan pronto expuse estas ideas a mis colegas se me colocó ante la disyuntiva de abandonar mi trabajo de clínica o retractarme.

- ¡Parece algo propio de la Edad Media! ¿Cómo reaccionó usted ante esta situación?

El despido me produjo un conflicto biológico o, más concretamente, una desvalorización violenta y brutal, lo recuerdo muy bien, ya que encontré monstruoso que se me pudiera echar de la clínica únicamente por haber realizado un descubrimiento científico fundamentado, nuevo e irrefutable. Además, nunca hubiese imaginado que eso fuese posible. Fue totalmente dramático, ya que hasta el último día pude examinar a mi paciente número 200, de manera que la Ley de Hierro del Cáncer casi vió la luz in extremis.




- ¿Podría explicarnos brevemente y de forma sencilla cuáles son los criterios esenciales de la Ley de Hierro del Cáncer?

La Ley de Hierro del Cáncer es una ley biológica. Conlleva tres criterios, el primero de los cuales se enuncia así:
Todo cáncer o enfermedad análoga al cáncer, se inicia con un S.D.H. (Síndrome Dirk Hamer), es decir, con un choque angustiante, extremadamente brutal y dramático, experimentado en soledad, que se manifiesta casi simultáneamente a tres niveles: psíquico, cerebral y orgánico.
Síndrome de Dirk Hamer (S.D.H.). Lo denominé así porque el choque provocado por la muerte de mi hijo Dirk fue el origen de mi cáncer testicular. Luego, este Síndrome Dirk Hamer se convirtió en el eje, la columna vertebral de toda la Nueva Medicina. Así pues, en cada caso de enfermedad debemos intentar reconstruir escrupulosamente el Síndrome Dirk Hamer, con todos sus agentes y consecuencias.
Debemos retroceder hasta la situación específica de aquel momento. Es sólo a partir de aquella situación que podremos comprender por qué el problema ha constituido para alguien un conflicto biológico. Por qué razón fue tan dramático. Por qué el afectado estaba tan solo en aquellos momentos. Por qué nadie había podido compartirlo con él, y por qué el problema provocaba en él un conflicto activo. Es decir, que la persona en cuestión no podía escoger entre dos opciones que se le ofrecían o no tenía ninguna posibilidad de reaccionar ante el problema.
Un buen médico debe poder efectuar con igual eficiencia la identificación con un bebé -incluso un embrión-, con un viejo, una jovencita o un animal, y ser capaz de trasladarse hasta la situación que originó el Síndrome Dirk Hamer. Ese es el único medio que tiene para poder distinguir entre un problema (de los que tenemos a centenares) y un conflicto biológico.

- La Ley de Hierro del Cáncer tiene además otros dos criterios, ¿no es cierto?

Sí. El segundo criterio se enuncia así:
En el momento de producirse el Síndrome Dirk Hamer, la forma del conflicto determina la localización cerebral del Foco de Hamer, así como la localización en el órgano del cáncer o del equivalente del cáncer.
En efecto, los conflictos no existen por sí mismos, sino que cada conflicto tiene una forma muy determinada que se define en el mismo instante del Síndrome Dirk Hamer. La forma del conflicto se genera por vía asociativa, es decir, por coordinación instintiva de ideas que generalmente escapa al filtro de nuestra razón.




- ¡Eso significa pues que a cada forma de conflicto le corresponde un cáncer determinado, y un emplazamiento específico en el cerebro!

Sí. , En el mismo segundo de producirse el Síndrome Dirk Hamer se produce un cortocircuito en una localización predeterminada del cerebro que, según los casos, corresponderá al riñón derecho o izquierdo, en otras al corazón, al pulmón etc.  Este cortocircuito puede ser fotografiado con ayuda de los escaners cerebrales. La zona cerebral toma el aspecto de círculos concéntricos, como en una diana o un estanque al que se ha arrojado una piedra.
Hasta ahora, este fenómeno ha sido siempre mal interpretado por los radiólogos, que lo diagnosticaban como fenómeno de origen artificial ocasionado por el propio aparato. La localización cerebral que presenta este tipo de alteración se denomina Foco de Hamer. No fui yo quien le dio tal nombre, sino mis detractores, haciendo burla de esos «cómicos Focos de Hamer» en las localizaciones descubiertas por mí.

- ¿Cómo se enuncia el tercer criterio de la Ley de Hierro del Cáncer?

A la evolución del conflicto le corresponde una evolución determinada del Foco de Hamer en el cerebro, y una evolución específica de un cáncer o de una enfermedad equivalente al cáncer en un órgano. Se puede resumir así:
El conflicto biológico tiene un triple impacto, casi simultáneo, a tres niveles: psíquico, cerebral y orgánico.
Es fácil de concebir y además se puede hacer la comprobación en el primer caso que se nos presente: la evolución del conflicto y, llegado el caso,  de la enfermedad, es sincrónico en los tres niveles. En la medida en que el conflicto puede resolverse, constatamos que los cambios debidos a esta solución se producen sincrónicamente, es decir, en forma paralela en los tres niveles.
Se trata de la acción de un sistema predeterminado, en el sentido estrictamente científico, de manera que si se conoce uno de los niveles se pueden deducir limpiamente los otros dos. Es decir, que en último extremo tenemos un único organismo que podemos concebir a tres niveles pero que de hecho es uno solo.

He aquí un pequeño ejemplo. En mayo de 1991, tras una conferencia en Austria, cerca de Viena, un médico me presentó el escáner cerebral de uno de sus pacientes, rogándome que explicase a sus veinte colegas presentes -la mayoría radiólogos y especialistas de escaners cerebrales- lo que yo podía deducir a nivel orgánico y, correlativamente, a nivel psíquico. La información de que disponía era tan solo de uno de los tres niveles: el cerebral.
A partir del escáner cerebral diagnostiqué un carcinoma vesical en inicio de sangrado y en fase de curación; un antiguo carcinoma prostático; una diabetes; un antiguo carcinoma bronquial y una parálisis sensorial de una zona determinada del cuerpo, informando a la vez de los correspondientes conflictos. Ante lo cual, el médico se levantó y afirmó ante todos sus colegas: «¡Mi más sincera felicitación, Doctor Hamer! Los cinco diagnósticos son cinco aciertos. Es exactamente lo que tiene el paciente y lo que ha tenido. 
¡Es fantástico!»

Uno de los radiólogos presentes comentó entonces: «A partir de hoy me he convencido de lo bien fundamentado de su método. En efecto, ¿cómo, sino, podría adivinar un carcinoma de la vejiga en inicio de sangrado? Yo mismo no había hallado nada remarcable en el escáner cerebral, pero ahora que nos ha mostrado los relés estoy dispuesto a ratificar seguidamente su diagnóstico».

- Detengámonos un instante en el plano psíquico. ¿Cómo detectar que he sufrido un choque de este tipo, que desencadena a continuación la correspondiente enfermedad cancerosa? ¿Cómo se reconoce?

Hay criterios precisos que hacen que se distinga con facilidad de los problemas y conflictos normales con que nos enfrentamos cotidianamente.
Tras un Síndrome Dirk Hamer, el paciente se halla en un estado duradero de simpaticotonía, de estrés permanente, es decir, con pies y manos completamente fríos, sin apetito, adelgazando, sin poder dormir por la noche, sin poder pensar en otra cosa, de día como de noche, que en su conflicto. Este estado sólo cambia cuando el paciente ha resuelto su conflicto.
Así pues, y a diferencia de los conflictos y problemas normales, vemos que los pacientes que sufren estos conflictos biológicos mantienen un estrés permanente que presenta síntomas muy determinados, con lo que además del desarrollo del cáncer y del foco localizado en el cerebro, visible desde el primer momento, el paciente manifiesta síntomas psíquicos muy conocidos y definidos que no pueden pasar desapercibidos.

- ¿Podría citarnos, como ejemplo, algunos conflictos típicos? Y lo que también sería interesante, ¿por qué se les denomina conflictos biológicos?

Les llamamos conflictos biológicos porque se explican desde un punto de vista ontogenético, se presentan de manera analógica tanto en el hombre como en el animal, y evolucionan igualmente de forma análoga en ambos. No tienen nada que ver con los problemas y conflictos con que nos enfrentamos habitualmente (los conflictos psico-intelectuales). Son conflictos de una calidad fundamentalmente diferentes, casos de perturbación, por así decir, previstos por la naturaleza en el programa arcaico de comportamiento grabado en nuestro cerebro.
Imaginamos que lo pensamos, pero en realidad el conflicto estalló ya en el intervalo de segundos por vía asociativa antes incluso de que hubiésemos empezado el acto de pensar. Por ejemplo, cuando un lobo arrebata a la madre su pequeña oveja, la madre desarrolla un conflicto madre-hijo tal como lo hace la madre humana. La madre oveja producirá un cáncer de mama en el mismo lado que la madre humana desarrolla el suyo, según sea diestra o zurda. El relé cerebral se halla en la misma localización en que en la madre humana se ubica el relé del comportamiento madre-hijo y, en caso de perturbación, el Foco de Hamer correspondiente al conflicto madre-hijo o al conflicto de nido. Es la misma localización donde, en la tetilla del niño pequeño, se localiza el relé para las relaciones niño-madre.
Todos nuestros conflictos biológicos pueden ser clasificados ontogenéticamente. Ontogenéticamente nosotros sabemos cuándo -es decir, en qué etapa de la evolución de las especies- los comportamientos específicos han sido desarrollados y registrados, de forma que no sólo existen correlaciones entre órganos y zonas cerebrales, sino también conflictos íntimamente ligados ontogenéticamente. Una vez más, todas las perturbaciones psíquicas relacionadas tienen relés vecinos en el cerebro y, ontogenéticamente hablando, son también vecinas a nivel orgánico, de manera que presentan la misma formación celular histológica. Es aprendiendo a considerar nuestro organismo desde un punto de vista ontogenético que descubrimos la prodigiosa organización de la naturaleza.

- ¿Podría darnos algunos ejemplos tomados de nuestra vida cotidiana para comprenderlo mejor?

Sí. Tomemos por ejemplo el caso de una madre que lleva a su hijo cogido de la mano mientras está hablando con una vecina en la acera. De repente, el niño se suelta de la mano de la madre y se lanza a la calle. Chirrido de neumáticos, un vehículo que frena bruscamente… y el niño que sale por los aires o es atropellado. La madre no estaba preparada para un tal suceso y la ha pillado totalmente desprevenida. Se ha quedado helada de espanto. El niño es conducido al hospital, en el que permanece quizá durante días enteros entre la vida y la muerte. Su madre tiene las manos heladas, no puede dormir, ha perdido el apetito y se halla en estado de estrés permanente. Desde el momento mismo del accidente empieza a desarrollarse en su pecho izquierdo (o en su pecho derecho, si es diestra), un nódulo. Ha sufrido un conflicto típico madre-hijo, con configuración en forma de diana en el cerebelo derecho. Cuando la madre recibe el alta de los médicos para llevar a su hijo a su casa, y éstos le dicen: «Ha tenido suerte, ha salido bien de esto, no le quedarán secuelas», desde ese mismo momento su conflicto entra en fase de curación. Se ha solucionado el conflicto y a partir de entonces la madre vuelve a tener las manos calientes, puede volver a dormir de nuevo, recupera peso y tiene otra vez apetito. He aquí una evolución típica del conflicto, que es casi idéntica tanto en el hombre como en el animal.


Otro ejemplo puede ser el de una mujer que sorprende a su marido en la cama con su mejor amiga. La mujer desarrolla una conflicto de frustración sexual que en el lenguaje biológico es un conflicto de ser-privado-de-unión-carnal-con, y en el plano orgánico se traduce en un carcinoma de cuello de útero si la mujer es diestra.
Sin embargo, y ante la misma situación, no todo el mundo reacciona obligatoriamente de igual manera, ni tiene como resultado obligado el mismo conflicto. En efecto, si la mujer no amaba ya al marido y desde hacía tiempo pensaba en el divorcio no siente esta sorpresa de delito flagrante como un conflicto sexual sino, a lo sumo, como un conflicto humano de falta de solidaridad con la familia. Éste sería un conflicto de pareja y provocaría un cáncer de mama del seno derecho, si la mujer es diestra.
Desde el punto de vista psíquico, el mismo suceso, aconteciendo en un contexto psíquico diferente, sólo es en apariencia el mismo suceso ya que en realidad se trata de algo totalmente diferente. El determinante no es lo que sucede, sino cómo lo encaja psíquicamente el paciente en el momento del Síndrome Dirk Hamer. En este caso, el mismo acontecimiento podría desencadenar un conflicto de miedo-disgusto, con hipoglucemia (es decir, disminución en sangre del nivel de glucosa) si la mujer hubiera sorprendido a su marido en una escena desagradable con, digamos, una prostituta. O bien, el mismo acontecimiento podría desencadenar una desvalorización de sí mismo -con o sin conflicto sexual-, si la mujer hubiese sorprendido a su marido con una chica veinte años más joven que ella. Entonces se hubiera dicho: «Evidentemente, no puedo competir, yo no puedo ofrecerle eso». En una tal situación la zona del cuerpo afectada sería el sistema esquelético (la pelvis púbica), donde se produciría osteolisis, es decir, descalcificaciones, como signo de la desvalorización sexual.
Es preciso saber todo esto para descubrir lo que el paciente tenía en su cabeza en el momento del Síndrome Dirk Hamer ya que es en ese preciso instante cuando se pone a rodar sobre el raíl de la enfermedad. Este raíl es una imagen en extremo importante porque todas las recaídas y retrocesos que eventualmente se producirán a continuación seguirán de nuevo el trazado inicial del raíl. Podemos hablar por eso de una verdadera alergia al conflicto.


- Doctor Hamer ¿podría usted explicarnos por qué esta Ley de Cáncer se denomina de Hierro?
Porque al igual que el hierro es inalterable. Y es una ley biológica de la misma manera que es ley biológica el que un niño tenga siempre un padre y una madre, ya que se precisa la participación de los dos para engendrar un nuevo ser. 

- Doctor Hamer, en la génesis del cáncer ¿qué papel juegan las substancias denominadas cancerígenas? ¿Piensa usted que una nutrición sana puede detener o retardar el cáncer?

No existen substancias cancerígenas. Se han realizado innumerables experimentos de vivisección en animales y sin embargo todavía no se ha podido demostrar realmente que se haya encontrado una substancia cancerígena. Desde luego, las pruebas que se han realizado han sido completamente idiotas, ya que durante un año se ha estado inyectando en las narices de ratas unas dosis concentradas de formaldehído, que estas pobres bestias evitan normalmente como veneno virulento, realizando grandes rodeos. Al final las ratas han desarrollado un cáncer de la mucosa nasal. De hecho, el cáncer no fue debido al aldehido fórmico o formol, sino que dado que estas pobres ratas tienen horror a este producto, que es su bestia negra, han desarrollado un conflicto de mucosa nasal, por tanto un Síndrome Dirk Hamer, un conflicto biológico de no querer oler, podríamos decir.

Con ello no quiero decir que todas estas substancias resulten inofensivas para nosotros, únicamente que no producen cáncer o, por lo menos, que no lo producen sin la intervención del cerebro. En efecto, hasta ahora era admitido que el cáncer era resultado de células orgánicas que se disparaban por azar.
Todas estas elucubraciones relativas al papel cancerígeno del tabaco, al poder cancerígeno de la anilina o de otros productos, son tan solo puras hipótesis que no han sido jamás probadas y que resultan indemostrables. Por el contrario, se ha observado que los 6.000 hamster expuestos al humo de cigarrillo habían vivido una media de tiempo superior que sus 6.000 congéneres que durante 6 años no habían sido ahumados. El hecho que les pasó por alto fue que los goldhamsters no tienen en absoluto miedo al humo por la simple razón de que viven bajo tierra. He aquí por qué en su cerebro no tienen registrado ese código, esa señal de alarma contra el humo.
En los ratones domésticos sucede todo lo contrario, a la menor emanación de humo les entra un terrible pánico y huyen. Cuando en la Edad Media se veía una multitud de ratones huyendo de una casa, se podía estar seguro de que en uno u otro rincón había fuego. Por tanto, a un cierto número de estos ratones se les puede provocar cáncer -en forma de manchas redondas en el pulmón-, lo que se corresponde con un conflicto de miedo a la muerte.
Bastan estos dos ejemplos para explicar y hacer comprender que todas las experiencias que actualmente se llevan a cabo en animales no son más que crueldad absurda hacia éstos, dado que en todas ellas se presume que el alma del animal no existe. Resumiendo, no hay ninguna prueba de que existan substancias cancerígenas que actúen sobre un órgano, sin que medie la intervención del cerebro.

- ¿Y en cuanto a los efectos radioactivos?

La exposición a una radiación radioactiva, como la liberada en el accidente nuclear de Chernobil, destruye indiscriminadamente las células del cuerpo, siendo sin embargo las más perjudicadas las células germinativas (los gametos), y las células óseas, ya que son estas células las que la naturaleza ha dotado de una tasa de división más elevada.
Cuando la médula ósea -donde se fabrica la sangre- queda perjudicada y empieza su curación, asistimos a una leucemia que, en principio, es la misma leucemia que se presenta durante la fase de curación consecutiva a un cáncer óseo desencadenado por una desvalorización de sí mismo. Por tanto, y rigurosamente hablando, debemos decir que los síntomas sanguíneos de la leucemia son no específicos, es decir, que no se manifiestan únicamente en el cáncer sino en toda curación de la médula ósea. El hecho de que apenas existan leucémicos sobrevivientes de su enfermedad se debe únicamente a la ignorancia de la medicina de escolares, cuyo tratamiento con quimio y radioterapia destruye lo que todavía quedaba de la médula ósea, es decir, que hace justo lo contrario de lo que debería haberse hecho. En conclusión, la radioactividad es perniciosa, destruye las células, pero no provoca cáncer porque éste puede sólo desencadenarse a partir del cerebro.

- ¿Y la alimentación sana?

Pensar que la alimentación sana puede impedir el cáncer es también algo absurdo. Naturalmente, un individuo-hombre o animal- que lleva una alimentación sana está menos sujeto o receptivo a todo tipo de conflictos, de la misma manera que resulta evidente que un rico desarrolla diez veces menos cánceres que un pobre porque se consiguen resolver mayor cantidad de conflictos con una cartera bien repleta.
Por igual motivo, un animal fuerte y robusto pilla menos cánceres que un animal enfermo y viejo. Es algo innegable que está en la naturaleza de las cosas, lo cual no quiere decir sin embargo que la vejez sea carcinógena. Lo que le sucede al animal de más edad es que, simplemente, es más débil. El ciervo viejo es menos fuerte y por tanto es expulsado fácilmente de su territorio por un ciervo más joven que rebose fuerza.

- Doctor Hamer, en la medicina tradicional el dolor es considerado como un signo negativo. ¿Qué papel juega el dolor en la Nueva Medicina?

Pues sí, los dolores son un capítulo particularmente difícil. Existen diferentes calidades de dolor. Hay dolores en la fase activa del conflicto, tales como la angina de pecho o la úlcera de estómago. Y existe otro grupo: los dolores existentes en el curso de la fase de curación, que vienen provocados por inflamaciones, tumefacciones o edemas, o incluso por cicatrizaciones.
Los dolores de la fase activa del conflicto, tales como los de la angina de pecho, desaparecen inmediatamente que se ha resuelto el conflicto. Son dolores que, si se quiere, pueden ser resueltos psíquicamente.
Por el contrario, los dolores de la fase de curación que, en principio, son algo positivo, no pueden ser eficazmente combatidos a menos que el paciente comprenda las relaciones de causa y efecto, preparándose y adaptándose a ellos como a un trabajo realmente importante que se debe realizar. Naturalmente existen formas de atenuar los dolores del paciente, ya sea por medicamentos o por algicidas de uso externo.
Tanto en el hombre como en el animal, los dolores tienen fundamentalmente un sentido biológico: el de inmovilizar el organismo por completo y el órgano, de manera que la curación pueda realizarse de forma óptima. Así es como sucede en la curación del cáncer de hueso. La extensión del periostio (la membrana conjuntiva que recubre el hueso) provoca fuertes dolores durante la fase de curación. O bien, por ejemplo, la tensión de la cápsula del hígado, que resulta dolorosa durante el hinchamiento del hígado en la fase de curación de una hepatitis. Debe también mencionarse el dolor cicatricial en el transcurso de la fase tardía de curación, por ejemplo, durante el espesamiento del derrame pleural tras un cáncer de pleura, o bien el espesamiento de las ascitis, que constituye la fase de curación de un cáncer del peritoneo.
Lo terrible es que en la medicina actual todos los pacientes que tienen cáncer y dolores, aunque sean ligeros, reciben inmediatamente morfina o derivados de la morfina. Incluso una sola inyección puede resultar mortal, puesto que modifica aterradoramente la oscilación global del cerebro y desmoraliza al paciente por completo. A partir de ese momento también queda paralizado el intestino y no puede ya elaborar y asimilar los alimentos. El paciente desarrolla abulimia y no se da cuenta de que está a punto de que le maten cuando se encontraba ya en la fase de curación, y que tan solo con que se dejara a la naturaleza seguir su curso recuperaría la salud en el espacio de algunas semanas.
Decirle a un preso que se le va a ejecutar en dos semanas despierta una gran oleada de compasión, aunque sea uno de los peores criminales. Pero si se le dice a un paciente que se le va a ejecutar a través de inyecciones de morfina y que durará quince días, seguro que prefiere soportar los dolores antes que dejarse matar.
Cuando los pacientes consideran de forma retrospectiva el tiempo relativamente corto que han durado los dolores, agradecen que se les haya evitado la muerte por morfina, a la cual habrían sucumbido con toda seguridad en su fase de curación, al cabo de dos o tres semanas de recibir morfina, Fortral, Valoron o Temgesic.
¿Pero es que acaso los médicos no saben esto?, se preguntan incrédulos. ¡Claro que lo saben los médicos! Se acorazan tras el punto de vista, dogmático y confortable, de que el dolor es el principio del fin y de que, de todas maneras, ya no se puede hacer nada. Empecemos pues por abreviar el proceso. La curación natural del cáncer queda simplemente ignorada por razones dogmáticas a fin de que el cáncer continúe siendo… una enfermedad de la que se muere obligatoriamente y a través de la cual el paciente continúa siendo manipulable.

- ¿Cómo resumiría lo esencial de la Nueva Medicina, lo más importante, su eje central?

La Nueva Medicina sabe en función de qué leyes biológicas se desarrollan todas las enfermedades. Y sabe que en el fondo no son enfermedades reales sino que estas fases de conflicto activo son necesarias, que están ahí para ayudar a resolver un conflicto que teníamos en el marco de la naturaleza y que, en el fondo, el conflicto es para nosotros algo bueno.  La medicina vuelve a ser un arte, un arte para el médico que tenga buen sentido y manos cálidas. No se puede ya detener a la Nueva Medicina.
El miedo resultante de la pérdida de confianza natural en nosotros mismos y en nuestro cuerpo; el abandono de la escucha instintiva de nuestro organismo, van perdiendo pie y empiezan a tambalearse. Y, comprendiendo las relaciones de causa y efecto entre el psiquismo y el cuerpo, el paciente capta también el mecanismo del miedo, el pánico irracional desencadenado por el pronóstico de los peligros, supuestamente inevitables, que a partir de ahora sólo son inevitables y mortales en la medida que el paciente se lo crea y tenga miedo.
La responsabilidad que los médicos nunca han asumido ni han podido asumir, tendrán que restituirla ahora a los propios pacientes. Esta Nueva Medicina sólo puede significar la auténtica libertad para aquel que la ha comprendido realmente.

- Para finalizar, doctor Hamer, ¿puede explicarnos qué significa el título original de su libro Legado de una Nueva Medicina?

Considero que el descubrimiento de la Nueva Medicina es el legado de mi hijo Dirk, cuya muerte originó mi cáncer testicular. Yo administro este legado para transmitirlo fiel y concienzudamente a todos los pacientes, de forma que con ayuda de esta Nueva Medicina queden capacitados para comprender su enfermedad y que, habiéndola comprendido, la puedan vencer recobrando así la salud.



DESCARGA GRATUITA O LECTURA ON LINE DE "EL LEGADO DE UNA NUEVA MEDICINE" DEL DR. HAMER  ⇒⇒ AQUÍ


Fuente «INTERVIU AU DR. HAMER».



miércoles, 3 de abril de 2019

Cada experiencia nos pinta de sabiduría



Vivimos en un mundo obsesionado con la imagen de juventud y belleza. Hasta cierto punto es normal que nadie quiera envejecer, ya que a medida que nos hacemos mayores, perdemos facultades físicas y nuestro estado de salud se vuelve más vulnerable.





Para muchos, la vejez puede ser una época complicada, pues no es fácil asumir que los mejores años de nuestra vida pueden haber pasado. Para muchas personas existe un miedo tan irracional a hacerse mayor, que ese temor afecta a su bienestar y calidad de vida.

Os invitamos a disfrutar de este maravilloso texto de Elisa Dapena Cruz que nos sirve de reflexión. Unas bellísimas palabras llenas de realismo ante el proceso natural del paso del tiempo en nosotros: 



"Tarde o temprano perdemos la guerra contra el tiempo. Nuestra juventud se nos escapa del cuerpo y la gravedad fuerte y descarada se toma todo aquello que cuidadosamente nos hemos esforzado por mantener en su lugar. Ya no hay cremas ni pomadas que borren las marcas de tantas risas, penas, trasnoches y enojos de nuestro semblante. Tomamos vitaminas, colágeno, limón, jengibre, vinagre de manzana, miel y omega 3 y cuantas fórmulas hechiceras se nos atraviesen. Comemos menos para llenarnos de hambre. Sudamos cuando hace frío y el sueño nos desvela.

Un día nos damos cuenta que no hay tacón cómodo, que no vemos sin gafas y las raíces de nuestras canas crecen sin piedad; que nuestra cintura se va emparejando y nuestras rodillas se van redondeando. 


Un día, nos cansamos de imitar en el espejo, a aquella joven que fuimos. Nos miramos de frente, sin luz cálida ni sombras y por fin aceptamos que hemos vivido más vida de la que nos queda. Y qué bello que ha sido haberlo vivido y sentido; haber dado tanto amor, como haberlo recibido. Adquirir la experiencia y aprender de paciencia.




Qué importa si ganó la gravedad y perdimos la guerra contra las arrugas, que nos cansamos de hundir el estómago, de sacar el pecho y la cola. Qué importa si la belleza ya sale del alma, si esa belleza es infinita y llenita de amor y perdón. Qué importa que vamos pa viejas, que las hay más jóvenes y más bellas. Qué importa si tenemos la vida y cada experiencia nos pinta de sabiduría. Qué honor haber sido y continuar siendo madres, esposas, novias,amantes hermanas, abuelas y amigas. Que aun nos queda mucho amor por vivir y llega sin exigir ni pedir.

¡Qué maravillosa es esta etapa de ser como somos, de amarnos tal cual!
¡Qué lindo es seguir adelante con todo lo vivido y aprendido!"

“La madurez del hombre es haber recobrado la serenidad con la que jugábamos cuando eramos niños”.
Frederich Nietzsche


martes, 2 de abril de 2019

Problemas de ÚTERO, causas emocionales

El útero simboliza la casa, el hogar, el nido. Desde el punto de vista del embrión–feto–bebé que en él se desarrolla, se debe tener presente que las primeras experiencias siempre dejan recuerdos imborrables y, precisamente por eso, adquieren significados especiales, como el primer beso, el primer día de colegio, el primer amor. 

El útero es nuestro primer hábitat, la primera casa que habitamos, el primer entorno con el que nos identificamos. Todo lo que vivamos y sintamos en él quedará profundamente archivado en nuestro inconsciente y conformará los cimientos de nuestro proyecto sentido. No en vano, es precisamente en el útero donde se realizan los intercambios de substancias y conexión emocional  entre la madre y el hijo.

DESCODIFICACION EMOCIONES UTERO


Para la madre, el útero representa la concepción, la recepción y la organización del nido para el hijo que llega; el territorio y la responsabilidad y capacidad de organizarlo. Las intrusiones en el territorio y todo lo que pueda limitar o condicionar esa capacidad de organizarlo libremente afectará emocionalmente a la mujer y, por ende, se reflejará en su biología. Además, al ser el órgano de la menstruación, los problemas relacionados con el útero generan alteraciones directas en la regla, afectando su periodicidad, su regularidad, su duración y su intensidad, por lo que pone de manifiesto cómo vive la mujer su feminidad, su sexualidad y su rol como madre, educadora y esposa.




Al tratarse de la primera casa que habitamos, los síntomas y problemas asociados al útero siempre están relacionados directa o indirectamente con situaciones en las que la madre siente que no puede llevar a buen término la gestación del niño o sufre porque cree que no puede nidificar adecuadamente o le invade una angustia profunda porque teme no poder llevar a cabo el papel de madre. A menudo, son conflictos vividos como pérdida y, otras veces, éstos tienen claras connotaciones sexuales relacionados con la pareja.

La biología de la mujer que tiene dificultades o no puede dar a luz debido a problemas en su útero nos revela que anhela tener un hijo; pero que sus miedos profundos le bloquean y le impiden cumplir sus deseos. La mujer que no puede dar a luz también es posible que esté resentida consigo misma porque cree que no será capaz de proporcionar un hogar y un ambiente familiar idóneos para su hijo. 

Muchas veces se trata de memorias transgeneracionales de otras mujeres del clan familiar que enfrentaron y sufrieron este tipo de circunstancias en sus vidas; programas inconscientes que la mujer recibe desde el momento en que es concebida, bien por lealtad y afinidad transgeneracional o por proyecto sentido de su madre o de su abuela materna.

Las patologías más frecuentes relacionadas con el útero son las infecciones, los trastornos funcionales, los fibromas, los miomas, los pólipos, los tumores y el cáncer. Se trata siempre de conflictos relacionados con la pareja o con embarazos que han ido mal, abortos, partos difíciles y peligrosos o situaciones que ponen el riesgo la supervivencia, continuidad y renovación del clan.

  • Fibromas

Los fibromas, o quistes, son tumores benignos de tejido fibroso que se forman con frecuencia en el útero. Al no causar dolor, pueden pasar inadvertidos incluso durante años. La presencia de este tejido puede generar en la mujer el efecto psicológico de que alberga un bebé en su útero. En estos casos, los fibromas uterinos revelan a menudo un rechazo profundo de esa mujer a comprometerse plenamente con su pareja o amante.

Sin embargo, biológicamente cualquier fibroma o quiste revela la existencia de un rencor reprimido y cuando aparecen en el útero es porque ese resentimiento va dirigido hacia la pareja. Son agravios y desplantes que se repiten o se mantienen en el tiempo. La mujer se siente lastimada, injustamente atacada en su integridad. Durante mucho tiempo madura ese resentir reprimido que acaba solidificándose. Los quistes son penas y rencores acumulados durante largo tiempo con los que simbólicamente la mujer pretende amortiguar esos golpes y los que puedan llegar.

Pueden ser también pesares y dolores acumulados y sostenidos en el tiempo por el fallecimiento de un hijo, por haber sufrido un aborto, por haber dado un hijo en adopción e incluso por la separación de un hijo hospitalizado durante sus primeras semanas o meses de vida. La mujer con quistes en su útero debe tomar conciencia de su situación y dejar de creer que es mejor madre y persona por conservar su dolor por el hijo perdido.




  • Miomas

Son tumores benignos que se forman en el útero en mujeres fértiles y maduras, raramente en menores de 20 años o en mujeres menopáusicas. Habitualmente, la presencia de miomas provoca infertilidad y pueden llegar a ocasionar también abortos, así como partos prematuros.

En los casos de miomas uterinos son muy habituales las situaciones de frustración sexual. Mujeres que sufren porque no pueden llegar a disfrutar o consumar el acto sexual. Conflictos también en los que la mujer sufre una angustia profunda porque se siente incapaz de encontrar pareja y, en consecuencia, se ve privada de la copulación. En el fondo, los miomas uterinos son un programa biológico ante un conflicto de territorio; falta algo, hay un vacío en la casa –el útero- que inconscientemente lleva a la mujer a rellenarlo.

  • Cáncer de cuello de útero

El cáncer de cuello de útero responde a conflictos de frustración sexual con el macho que son vividos por la mujer como sucios, como golpe bajo o traición. También se añade a menudo un conflicto de separación porque la mujer sufre la falta de contacto con el ser querido, bien porque no está, bien porque lo ha perdido o se ha ido con otra. Esa mujer sufre porque desea ser poseída. Se siente sola y le invade una angustiosa frustración sexual. Afronta con desamparo la certeza –en unos casos- o la sospecha –en otros- de haber sido abandonada o sustituida por otra. Vive en soledad el dolor de no haber sido la elegida o de sentirse la segunda. Conflictos, en definitiva, de separación y de desvalorización sexual.


En ocasiones, ni siquiera es necesario que estas situaciones sean reales. La sospecha de no haber sido la elegida o de haber sido sustituida por otra y el miedo que esto genera pueden ser suficientemente intensos para activar la biología de esa mujer que puede acabar sufriendo cáncer de cuello de útero.

  • Endometriosis

El endometrio es la capa mucosa que recubre el interior del útero. Durante la ovulación, esta capa se engrosa para recibir el óvulo fecundado y favorecer su adecuado desarrollo. Durante los ciclos menstruales que terminan sin fecundación esta capa es eliminada junto con el flujo sanguíneo de la regla.

El desarrollo excesivo de esa mucosa y su expansión a otras zonas próximas se conoce como endometriosis. Cuando el tejido endometrial aparece en la vesícula, que representa el órgano vinculado a la organización y marcado de territorio, se trata de conflictos surgidos habitualmente en el hogar o en el trabajo. Si el tejido endometrial se desplaza hasta los ovarios es porque la mujer ha vivido o está viviendo un conflicto de pérdida, probablemente un aborto o la muerte prematura de un hijo. En estos casos suele haber memorias transgeneracionales de niños fallecidos al nacer o en la primera niñez. Cuando la endometriosis se manifiesta en el recto siempre hay detrás situaciones que la mujer ha vivido como traición y golpe bajo por parte de su pareja.

La endometriosis pone de manifiesto que la mujer siente que no dispone del nido o la privacidad adecuados para procrear. Puede tratarse de un hogar inadecuado, un ambiente familiar tóxico o la presencia de otras personas, como por ejemplo la familia política. Todo ello limita la capacidad y la libertad de la mujer para organizar su territorio y sentir que éste reúne las condiciones idóneas para que crezca su hijo.

Más habitualmente, la endometriosis responde a memorias transgeneracionales y de Proyecto Sentido surgidas de muertes ocurridas en partos anteriores o partos que resultaron peligrosos. Puede tratarse incluso de la memoria del propio parto de la mujer que sufre endometriosis si éste implicó un sufrimiento excesivo y dolor tanto para ella como para su madre. La memoria celular de esa mujer guarda latente toda esa información que se activa y manifiesta cuando anhela ser madre; memoria que puede llegar a obstaculizar ese deseo a través de su biología para evitar la posibilidad de repetir episodios de dolor y peligro. La mujer desea tener un hijo; pero hay algo más fuerte y profundo que lo impide. Es un miedo inconsciente que bloquea su deseo.
  • Pólipos

Cuando el endometrio crece en exceso sin desplazarse fuera del útero puedo dar lugar a la aparición de pólipos que se incrustan en la pared del útero. La presencia de estos cuerpos extraños en el útero no suele manifestar síntomas; pero sí puede provocar irregularidades en la intensidad y la periodicidad de la regla, así como metrorragias o sangrados vaginales desvinculados de la menstruación. Los pólipos endometriales son causa probable de infertilidad porque comprometen seriamente la posibilidad de quedarse embarazada y dificultan el mantenimiento de embarazos en curso. Los pólipos endometriales ponen de manifiesto la inseguridad de la mujer sobre su capacidad para llevar a cabo el embarazo. También evidencian sus dudas para comprometerse plenamente con su pareja, así como sus miedos ante la posibilidad de recibir a su hijo en un ambiente familiar o en un hogar inadecuados.

El útero representa el nido, la casa, la privacidad y seguridad que anhela y necesita la madre para proporcionar el ambiente familiar ideal a su futuro hijo. Cualquier síntoma referido a esa parte de su cuerpo desvela, como hemos visto, la existencia de conflictos emocionales que la limitan en sus deseos y capacidades como generadora de vida. Conflictos que comprometen seriamente su función materna y que delatan cómo vive y siente su relación de pareja.
La mujer que sufre cualquiera de las enfermedades vinculadas al útero debe tomar conciencia de las circunstancias de su Proyecto Sentido, de las posibles memorias transgeneracionales a las que está expuesta y, por supuesto, de esos miedos e incertidumbres que le están bloqueando. A partir de esa toma de conciencia podrá realizar los cambios necesarios en su vida para liberarse y realizarse en coherencia y plenitud.

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