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sábado, 16 de mayo de 2020

El Poder de las Palabras

Nuestras palabras tienen el poder de crear y el poder de destruir, el mejor ejemplo lo podemos apreciar en una amistad o una relación; se comienza conversando y por cualquier palabra que podamos decir fuera de lugar puede terminar de mala manera.



Una voz amable, serena  y sincera puede resultar más terapéutica que cualquier medicamento. Un gesto tierno o agradable  y una voz adecuada pueden cambiarnos el ánimo en un instante. Las palabras nos llevan a la risa, a la alegría, a la ternura y al humor como algo inesperado. 
Las palabras sorprenden, emocionan, enternecen y conmueven.


Pero el  mayor milagro que nos puede suceder con las palabras, es que lleguen a  curar. Con la palabra podemos hacer nuestra alquimia interior y particular: aliviar dolores, lidiar con nuestras dudas, rabias, superar o concluir duelos, sanar viejas heridas, trascender miedos, aligerar pesadas mochilas de nuestra conciencia y terminar así con esclavitudes del alma. En definitiva liberar y liberarnos.

Y es que, las palabras son el vehículo de contacto de nuestra alma con la realidad. El escritor Victor Gómez Rodriguez en su libro de Medicina práctica,  habla así del poder de la palabra en la salud de las personas:



"Las palabras del médico son vida o son muerte para el enfermo y en esto estriba gran parte de la responsabilidad de los médicos, sea que empleen el verbo con fines constructores o destructores. A ningún enfermo se le deberá jamás desconsolar o desahuciar. Al enfermo se le debe de decir siempre: «usted está mejorando», «usted está sanando», «su curación progresa», «su enfermedad desaparece», «pronto estará bien», etc...
Estas frases quedan grabadas en el subconsciente del enfermo, y en consecuencia, este sanará rápidamente. Por grave que esté o parezca un paciente, jamás se le debe decir que su estado de salud es delicado, peligroso, etc., porque con estas palabras negativas y destructoras se acelera la muerte de quien hablándole en términos contrarios, con palabras de esperanza y fortaleza, se puede mejorar y sanar totalmente".
De la misma manera, el psicólogo clínico Jose Luis Canales, en su libro "Padres Tóxicos" profundiza en la importancia de las semillas que los padres dejan en nosotros desde la infancia con el poder de la palabra:
(...) Los juicios que emitimos, a veces de manera inconsciente, otras no tanto... pueden marcar la vida de un ser humano.
Cuando eres niño, eres libre, puro, sano...hasta que las palabras de un adulto, que fue herido cuando niño, inicia esta cadena interminable.


Antes que una palabra salga de tu boca, fíltrala primero por tu corazón.
LA IMPORTANCIA DE “LO QUE DIGO” Y “CÓMO LO DIGO”… (INCLUYENDO "BROMAS" HIRIENTES)...
"No te van a querer ni los perros", era la frase que ella siempre usaba para retar a sus hijos cuando se portaban mal. Seguramente, si le preguntan, ella los educó con amor. Y en nombre del amor, dijo frases como estas...
"¿Quién quiere otra torta de jamón?", preguntó Carlos en el cumple de su hija, "Tu no, mi amor, estás muy gorda", fue la frase que disparó delante de todos sus amigos. Ella se puso roja de vergüenza, un nudo enorme le cerró la garganta y no comió más. Se levantó despacio y la soledad de su cuarto fue el mejor refugio hasta la madrugada del día siguiente. El padre murió preguntándose qué hizo mal esa noche.
"Vamos, no seas mariquita", le dijo su profesor de natación cuando él –que en ese momento tenía 6 años– pidió una toalla al salir de la pileta porque tenía frío. Y todos sus amigos empezaron a reírse. "Mariquita, mariquita", le gritaron. Y el profesor, lejos de hacerlos callar, los alentó. Nunca más volvió a nadar. (Y nunca, en 34 años de vida, apoyó sus labios en los labios de una mujer.)


"Eres un elefante dentro de la clase", le dijo su profesora de Dibujo el primer día del primer año del secundario. Ella venía de un primario impecable, donde Dibujo era su materia preferida. Y era, para hacer honor a la verdad, una joven promesa. Ese año, se llevó Dibujo a diciembre. Volvió a dibujar 28 años después, cuando –terapia mediante– descubrió cuánto la había inmovilizado esa frase.
El Perito Moreno fue el lugar elegido para festejar sus 10 años de casados. Caminata por el glaciar, todos los turistas en hilera para no resbalarse. Ella iba delante, él detrás. "Tu culo me tapa todo el sol", fue la frase que eligió él para hacer un chiste. Y no entendió por qué esa noche ella se encerró en el baño a llorar.
Son frases que no te matan, pero te marcan para toda la vida. Frases de mierda. Son frases que, cuando las cuentas, te parece que estás exagerando, que no pudieron ser así, que quizá las recuerdas mal...
Lo bueno es que un día, te sacas uno por uno todos los puñales que te clavaron en el cuerpo y en el alma, que los responsables de escupirnos tamañas frases son seres que cargan, a su vez, con otras frases. Y entonces llega el perdón. Y perdonamos.
Más adelante viene la compasión. Es ahí cuando volvemos a sentirnos felices, con ganas de caminar sobre el Perito Moreno más allá del tamaño de nuestro culo, de nadar y gritar: "Tengo frío, tráeme una toalla", de hacer una lista con toda la gente que te quiere. Porque no solamente te quieren los perros...


Tratemos de pensar antes de hablar... ya que las PALABRAS QUE DUELEN tardan muchos años en salir del corazón del otro, y a veces no salen... No perdamos tiempo con los que queremos, porque perdonar lleva mucho tiempo... PENSEMOS ANTES DE HABLAR... TRATEMOS DE NO HERIR EL CORAZÓN DE LOS QUE MÁS AMAMOS...
"LAS PALABRAS DE AMOR, ALEGRAN EL CORAZÓN" (...)

LAS PALABRAS NO LAS LLEVA EL VIENTO... LAS PALABRAS TIENEN EL PODER DE CURAR O HERIR A UNA PERSONA... MEDITA SABIAMENTE ANTES DE HABLAR. A VECES PERMANECER CALLADOS ES LA MEJOR OPCIÓN, POR ESO CUIDA TUS PALABRAS. HABLA DE TAL MANERA QUE EN TU ALMA Y EN LA DE LOS DEMÁS QUEDE LA PAZ...


lunes, 27 de noviembre de 2017

Decálogo del "Ser Amable"





"La amabilidad no es un valor blando, todo lo contrario, hace este mundo más habitable, hace evidente a la bella gente cariñosa y respetuosa, es como seda o bálsamo en pequeñas dosis que nos permite desoxidar y lubricar la existencia. 

La amabilidad es esencial porque nace de la voluntad de amar y en consecuencia contribuye a la creación de un sentido al porqué vivir". 

1.- Procura reconocer y respetar los derechos y los méritos de los demás, y aceptar sus formas de pensar, aunque sean distintas a las tuyas.


2.- Trata a los demás con el mismo respeto y cariño con el que te gustaría que te tratasen a ti.


3.- Procura ser complaciente con los que te rodean cuando te piden un favor o solicitan tu ayuda.


4.- Utiliza palabras como lo siento, gracias, perdón, por favor, que te facilitarán y harán más agradable tu relación con los demás.


5.- Intenta ver lo mejor de cada persona. Seguro que lo encontrarás y te sorprenderá.



6.- Acostúmbrate a expresar tus mejores sentimientos, no los reprimas. Trata a los demás con toda la naturalidad, la alegría y el afecto que espontáneamente salgan de ti.


7.- Acostúmbrate a sonreír. Muéstrate solidario, optimista y colaborador con las personas con las que convives.


8.- Piensa que si todos tratamos de dar lo mejor de nosotros mismos todos seremos mucho más felices.


9.- Trata de analizarte y observa si, cuando eres amable o afectuoso con los demás, te sientes más a gusto contigo mismo.

10.- Comprueba cuántas horas al día estás de buen humor. Si son muchas, alégrate porque estás construyendo un mundo más amable.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Todas las cosas que salen de tí, regresan a tí

Ser generoso es un concepto muy amplio abarca muchas cosas, tanto es generoso  el que invierte en obras de caridad, como ser generoso es escuchar al amigo en sus  cosas buenas y malas, generosidad es llevar un vaso de agua a cualquier miembro de la familia, generosidad es pensar y actuar hacia los demás, hacia fuera, no hacia adentro.

generosidad

La generosidad es la ayuda mutua que debe existir entre las personas, no porque se les conozca o sean nuestros amigos, simplemente porque todos tenemos el deber de ayudar al prójimo y el derecho a recibir la ayuda de nuestros semejantes.



La generosidad es un concepto que poco a poco se ha ido perdiendo porque en esta sociedad creemos que cuando alguien nos da algo por nada, es que hay una intención  por detrás, pero todo lo bueno que hay en la vida de los humanos es fruto de la entrega generosa de alguien.

Cuando se entrega lo que solo uno puede dar y que no puede comprarse en ningún sitio, es cuando entendemos y vivimos la generosidad en su más profundo sentido: la entrega de si mismo.




Una persona generosa experimenta gusto y placer en compartir con los demás todo lo que tiene sin afectar la satisfacción de sus propias necesidades. Este valor puede expresarse de forma material, mediante bienes u objetos. Pero existen muchas más formas de vivirlo: ayudar con una tarea o un consejo, compartir las propias habilidades, atributos y conocimientos. 

Sólo quien se siente rico por dentro y considera que se encuentra en la abundancia es capaz de dar con alegría. En general se trata de dar sin afectar el propio bienestar, pero han existido casos de personas que arriesgan su propia vida para ayudar o prestar un servicio a los demás.

Al reflexionar sobre esta virtud, encontramos que la vida del ser humano está llena de oportunidades para servir y hacer un bien al prójimo. 


Una persona generosa se distingue por:
  • La disposición natural e incondicional que tiene para ayudar a los demás sin hacer distinciones.
  • Resolver las situaciones que afectan a las personas en la medida de sus posibilidades, o buscar los medios para lograrlo.
  • La discreción y sencillez con la que actúa, apareciendo y desapareciendo en el momento oportuno.
Ser generoso es algo que muchas veces requiere un esfuerzo extraordinario. 



Para vivir mejor esta virtud, en lo pequeño y cotidiano, es de gran utilidad poner en práctica las siguientes medidas:




  • Procura sonreír siempre. A pesar de tu estado de ánimo y aún en las situaciones poco favorables para ti o para los demás.
  • Se accesible en tus gustos personales, permite a los demás que elijan la película, lugar de diversión, pasatiempos, la hora y punto de reunión.
  • Aprende a ceder la palabra, el paso, el lugar; además de ser un acto de generosidad denota educación y cortesía.
  • Cumple con tus obligaciones a pesar del cansancio y siempre con optimismo, buscando el beneficio ajeno.
  • Usa tus habilidades y conocimientos para ayudar a los demás.
  • Atiende a toda persona que busca tu consejo o apoyo. Por más antipática o insignificante que te parezca, considera en ti a la persona adecuada para resolver su situación.
  • Cuando te hayas comprometido en alguna actividad o al atender a una persona, no demuestres prisa, cansancio, fastidio o impaciencia; si es necesario discúlpate y ofrece otro momento para continuar.
  • No olvides ser sencillo, haz todo discretamente sin anunciarlo o esperando felicitaciones.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Decálogo para liberarte de la culpa

Quien no la siente en absoluto puede ser un insensible en el menor de los casos o hasta un  psicópata patológico; quien la padece demasiado puede ver afectada toda su vida emocional. La culpa es una experiencia dolorosa que deriva de la sensación, más o menos consciente, de haber transgredido las normas personales, culturales, éticas o sociales. 
Pero en cierto grado la culpa resulta útil, porque permite corregir los errores cometidos. En cambio, en exceso es uno de los principales enemigos de nuestra armonía interior: nos lleva a enfrentarnos con nosotros mismos y puede bloquearnos.





La culpabilidad no es sólo una de las formas más comunes de angustia en nuestra cultura, sino también una de las emociones más inútiles, porque nos hace despilfarrar el presente al paralizarnos en un comportamiento pasado. La culpa no resuelta se halla en la raíz de numerosos conflictos psicológicos, y puede llegar a amargarnos la existencia.


Administramos mal los sentimientos de culpa cuando: 
  • Mantenemos un sistema de pensamiento polarizado (pensamos que las cosas son blancas o negras, buenas o malas) y no admitimos el término medio
  • Cuando pensamos en negativo (tan solo tenemos en cuenta los detalles negativos y además los magnificamos, sin atender a los aspectos positivos)
  • Cuando somos demasiado rígidos (nos basamos en un sistema de normas estricto donde el deber prevalece en todas nuestras acciones)
  • Cuando eludimos responsabilidades (pasamos a responsabilizarnos de las vidas de los demás o a las circunstancias).
  • Cuando somos demasiado perfeccionistas.



La culpabilidad se manifiesta a través de:
  • Señales físicas (presión en el pecho, dolor de estómago, de cabeza, de espalda)
  • Emocionales (nerviosismo, desasosiego, agresividad, irascibilidad)  
  • Mentales (pensamientos inútiles, autoacusaciones y autorreproches).

Los psiquiatras  consideran tres formas patológicas de culpa: 
  • Culpa neurótica, que es la que surge ante situaciones o actos insignificantes por los que la persona se siente excesivamente responsable
  • La que sienten las personas deprimidas por hechos del pasado, pero que pueden llegar a considerar anodinos cuando se curan, 
  • La culpa delirante: la provocada por acciones inexistentes o irracionales (se da en una depresión delirante o trastorno esquizofrénico).


¿CÓMO PODEMOS DESHACERNOS 
DEL SENTIMIENTO DE CULPA?

  •  Identifica tus sentimientos de culpa. Analiza en qué situaciones concretan sobrevienen.
  • Acéptalos como normales y comprensibles. Si conoces sus causas y su origen, te será más fácil combatir esos sentimientos que te atormentan.
  • Habla con otras personas (si es necesario, con profesionales) del tema. Aliviarás tu malestar.
  • Reconoce tus propios límites y asume únicamente la parte de responsabilidad que te toca.
Quienes se autoinculpan de los fracasos cometidos, ya sean estos propios o de otras personas, sufren a la hora de relacionarse, porque perciben a los demás como superiores y son incapaces de defender sus derechos.

En el otro extremo estarían quienes, de manera sistemática, adjudican la culpa a los demás: estas personas resultan tan cargantes que no tardan mucho tiempo en verse evitadas por el resto del mundo y aisladas. Defendernos por sistema resulta tremendamente negativo para nuestro progreso personal y nos distancia de los demás.



DECÁLOGO PARA ABANDONAR LA CULPA


Es necesario y sano aprender de las equivocaciones del pasado y prometerse no repetir ese comportamiento, pero la culpa es malsana e inútil, porque hace que la persona se sienta mal en el presente a causa de un hecho que ya es historia. Para eliminar la culpabilidad,  los  especialistas en trastornos emocionales recomiendan: 
  1. Empezar a mirar el pasado como algo que jamás puede modificarse.
  2. Preguntarse se está evitando en nuestro presente por culpa del pasado.
  3. Aceptar comportamientos que tú has escogido pero que pueden disgustar a otros.
  4. Apuntar cuándo nos sentimos culpables, por qué y con quién, y lo que perdemos al angustiarnos por el pasado.
  5. Reconsiderar nuestros valores: ¿cuáles son los que aceptamos y cuáles los que sólo fingimos aceptar para no ser juzgados por los demás?
  6. Hacer una lista de todas las “maldades” que hemos hecho en nuestra vida y culparnos por cada una conforme a su gravedad. El presente sigue siendo el mismo y la  culpabilidad que sentimos es una actividad desperdiciada.
  7. Evaluar las verdaderas consecuencias de nuestros comportamientos; determina si nuestros actos han sido agradables y productivos para nosotros.
  8. Enseñar a quienes tratan de manipularnos con la culpa que pueden afrontar las desilusiones que les cause nuestro comportamiento.
  9. Hacer algo que sabemos que nos hará sentir culpable pero que en realidad no hace daño a nadie. Te ayudará a enfrentarte con la culpa.
  10. Evitar que otras personas nos carguen con sus sentimientos. Por ejemplo, la respuesta a una madre que le dice a su hija: “He sido buena contigo todos estos años y ahora te vas de casa”, sería: “¿Mamá, crees que porque me ayudaste de niña yo debería pagarte no siendo independiente?”.
Alejandro Jodorowsky:  "La culpabilidad es inútil. Pertenece a la vanidad. Cuando alguien comete un error y luego toma conciencia, se enriquece con ella. Jamás es demasiado tarde para reparar, porque lo que no hemos hecho por los nuestros, lo haremos por los otros.

Todo acontecimiento tiene infinitas causas. No todo depende de mí. No tengo que salvar a nadie, cada uno debe de ser responsable de su vida. Lo que se decidió en un momento pasado era fruto de ese momento. Somos mutantes y la realidad también muta. Los criterios con los que juzgo hoy, no los tenía ayer".

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domingo, 3 de abril de 2016

No digas sí cuando quieres decir no




Hay personas que creen que si dicen "NO", o defienden sus derechos van a perder amistades o tener problemas con importantes perjuicios. Para evitarlo, se somete a los deseos de los demás. Pero aunque parezca que así evitan problemas, en realidad los están alimentando hasta que tarde o temprano los conflictos aparecerán para uno mismo y para los demás.
A lo largo de nuestro camino por la vida, son muchos los problemas que se nos van a plantear. Esto es algo inevitable. 



RECUERDE SIEMPRE, QUE USTED TIENE DERECHO A:
  1. Ser tratado con respeto
  2. Darse tiempo para tomar una decisión
  3. Cambiar de opinión
  4. Proclamar su independencia
  5. Dudar
  6. No sentirse mal
  7. Cometer errores
  8. Defenderse
  9. No estar de acuerdo con la opinión de los demás
  10. Decir NO, sin sentirse culpable
  11. No ser manipulado y explotado
  12. Preservar su salud
  13. No ser criticado gratuitamente
  14. Crecer y desarrollarse individualmente
  15. Elegir el tipo de vida que sienta que debe de seguir
  16. Solicitar información y ayuda
  17. Que se respete sus decisiones, aunque fuesen muy ilógicas para los demás
  18. Mantener secretos
  19. No hacer lo que no quiere
  20. Exigir como desea o no desea ser tratado
  21. Pedir reciprocidad
  22. No justificar sus comportamientos

Tenlo siempre presente porque al renunciar a ellos con frecuencia, le estamos enseñando a los demás como aprovecharse de nosotros.





Referencias bibliográficas:"Toda esa gente insoportable" (Francisco Gavilán)

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lunes, 9 de noviembre de 2015

Cómo mejorar tu comunicación con los demás

Si queremos mejorar nuestra relación con los demás, primero debemos tener presente que si hay alguien que nos va a acompañar durante todo nuestro camino y en todo momento y circunstancia, somos nosotros mismos. 
Aprender a conocernos es algo que no se nos ha enseñado. Saber relacionarnos con la persona que llevamos dentro es fundamental, pues al  fin y al cabo, es la creadora de nuestra felicidad o insatisfacción, dependiendo que cara de las dos predomine .




Vivimos en una sociedad competente donde a veces queremos imponer nuestro criterio sin tener en cuenta el respeto mutuo y el compromiso compartido. Pero el objetivo de la comunicación, es alcanzar un encuentro donde todas las partes implicadas se sientan bien.








¿Qué podemos hacer para mejorar nuestras relaciones con los demás? 
Veamos unos objetivos fundamentales para trabajar tu habilidad comunicativa:
  • Controla tus emociones negativas. Si eres una persona impulsiva, que "salta" con facilidad cuando las cosas no salen como tú deseas, intenta controlarte. Piensa que los demás no tienen por qué soportar tu falta de autocontrol. Utiliza esas situaciones de manera positiva y demuéstrate a ti mismo/a que puedes controlar tu impulso de manera racional.
  • Busca siempre el acuerdo. No busques imponerte al otro. Busca el consenso donde todos ganen o nadie pierda.
  • Adapta tu lenguaje a cada situación e interlocutor. A veces no adaptamos nuestro estilo de lenguaje al interlocutor o situación que se nos presenta. Esto puede llevar a desajustes en la comunicación, malas interpretaciones e incluso,  a herir los sentimientos de alguien. Aprende a ajustar tu modo de comunicar, según las circunstancias, el nivel de formalidad según el contexto o personalidad de tus interlocutores.
  • Utiliza el silencio como respuesta. A veces, un silencio vale más que mil palabras. Nos puede ayudar a mitigar una reacción que de otra manera sería demasiado brusca o radical. También un silencio lleno de comprensión y acompañado de una mirada cálida y amistosa, puede hacer que la otra persona reflexione o reaccione sin tener que ser demasiado drástico/a.
  • Cuida tu comunicación gestual. Ten en cuenta que hablar mirando desafiante, con un diálogo  demasiado rápido, con tono exigente o imperativo; puede hacerle sentir a tu interlocutor invadido y provocar el desencuentro.
  • Aprende a escuchar de manera activa. No interrumpas a la primera de cambio. Demuestra a tu interlocutor que le estás prestando atención. No juzgues ni opines si no se te pide directamente.
  • Crea un clima de confianza. Donde las otras personas y tú os sintáis relajadas  y disfrutéis de  una comunicación fluida.
  • Practica la empatía. Intenta ponerte en el lugar de los demás. Con tus amigos, familia, compañeros de trabajo, intenta entender por qué a veces cada persona toma diferentes decisiones o actúa de determinada manera. Te ayudará a entender que no todo es negro o blanco, que cada persona actúa conforme a sus circunstancias; que todo es relativo y que no existen ni buenos ni malos.
  • Sé asertivo/a.Di las cosas que piensas o sientes de manera clara pero de la manera adecuada, sin avasallar ni demostrar agresividad o imposición. Aprende a decir NO sin agredir ni ponerte violento/a. Simplemente de manera relajada, confiada, sin que te haga sentir conflictos o provocar discusiones.
  • Abre tus sentimientos, tu parte "tierna". No consiste en ir dando abrazos y besos a diestro y siniestro, pero si de actuar con cercanía. Demostrar sensibilidad no  es sinónimo de debilidad o vulnerabilidad. Se trata de ser suave, cuando la situación lo requiera y sonreír mostrando cercanía.
Terminamos  con unas palabras de  Stephen King que considero, describe muy bien la importancia de una buena comunicación ...


..."Las cosas más importantes son siempre las más difíciles de contar. Son cosas de las que uno se avergüenza, porque las palabras las degradan. Al formular de manera verbal algo que mentalmente nos parecía ilimitado, lo reducimos a tamaño natural. Claro que eso no es todo, ¿verdad? Todo aquello que consideramos más importante está siempre demasiado cerca de nuestros sentimientos y deseos más recónditos, como marcas hacia un tesoro que los enemigos ansiaran robarnos. Y a veces hacemos revelaciones de este tipo y nos encontramos sólo con la mirada extrañada de la gente que no entiende en absoluto lo que hemos contado, ni por qué nos puede parecer tan importante como para que casi se nos quiebre la voz al contarlo. Creo que eso es precisamente lo peor. Que el secreto lo siga siendo, no por falta de un narrador, sino por falta de un oyente comprensivo"... 
("El Cuerpo" Stephen King)

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Publicado por:
Luz Plena, Educadora Social
 

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