Mostrando entradas con la etiqueta sentimientos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta sentimientos. Mostrar todas las entradas

sábado, 11 de noviembre de 2023

3 CLAVES PARA GESTIONAR TUS EMOCIONES CON INTELIGENCIA





A veces sentimos que las emociones nos desbordan. Queremos apagar la tristeza, controlar la ira, huir del miedo. Pero cuanto más luchamos contra lo que sentimos, más fuerza le damos.

Ya hemos hablado en otros artículos de que reprimir una emoción solo la hace más intensa. Por más que nos repitamos: “no quiero sentir esto”, la emoción no desaparecerá. Al contrario: se queda atrapada en el cuerpo, buscando otras formas de salir.

Entonces…
¿Qué podemos hacer?
Aprender a sentir de forma consciente. A acompañarnos en lo que sentimos, sin huida ni juicio.

Aquí os compartimos una técnica sencilla y profunda para gestionar tus emociones con inteligencia. La clave está en una palabra: observar.

🔑 1. Ponle nombre a lo que sientes

El primer paso es identificar la emoción. No recurras a eufemismos ni te engañes con frases como “estoy mal” o “no sé qué me pasa”. Detente y escúchate.

Pregúntate:
¿Qué estoy sintiendo exactamente?
— ¿Es tristeza, rabia, miedo, envidia, frustración?

Dale un nombre claro. Di, por ejemplo: “Esto es ansiedad”, “esto es ira”, “esto es decepción”.

Pero sin juzgar. No digas: “esto es rabia y no debería sentirla”, porque entonces vuelves a reprimir. Nómbrala como si dijeras “esto es rojo” o “esto sabe amargo”.

¿Qué conseguimos con esto?
Al ponerle nombre, permitimos que los hemisferios izquierdo y derecho de nuestro cerebro se comuniquen. Es decir, la emoción se empieza a integrar. Y cuando la emoción se integra, poco a poco se calma.

🔑 2. Obsérvala sin querer cambiarla

Una vez que la nombraste, quédate ahí un momento. No corras a cambiarla ni te exijas estar bien. Solo observa.

No se trata de huir ni de forzarte a sentir otra cosa. Acepta que eso es lo que hay ahora.
Respira.
Permítete sentir sin dramatizar ni reprimir.
Recuerda: las emociones no son peligrosas. Son visitantes. Traen un mensaje.

Cuando observamos una emoción sin lucha y con presencia, algo empieza a transformarse dentro. Dejamos de estar secuestrados por lo que sentimos, y empezamos a habitarlo con conciencia.


🔑 3. Siente dónde está en tu cuerpo

Este paso es poderoso: lleva tu atención al cuerpo.

Pregúntate:
¿Dónde siento esta emoción?
— ¿En el pecho, en el estómago, en la garganta, en la cabeza?

Quizás digas:
“Esto es miedo y está en mi pecho.”
— “Esto es rabia y se siente en mi mandíbula.”
— “Esto es tristeza y vive en mi garganta.”

Esto se llama integración vertical: conectar la mente con el cuerpo. Cuando localizamos la emoción en un lugar físico, entendemos que no nos está invadiendo por completo. Es solo una parte de nosotros, y eso ya alivia.

Este ejercicio, con la práctica, nos ayuda a sentir sin desbordarnos. A vivir la emoción sin miedo, con más seguridad interna.

🧘‍♀️ ¿Qué logramos con esta técnica?

Nos damos permiso para sentir, sin culpa ni juicio.

Integramos lo que vivimos, mental y físicamente.

Aprendemos a fluir emocionalmente, sin bloquearnos ni estancarnos.


Haz esta práctica siempre que lo necesites. Recuerda que es la constancia la que transforma nuestra relación con lo que sentimos.

🌱 Todos estamos aprendiendo

Gestionar las emociones no es un destino, es un camino.
Un entrenamiento que mejora con cada intento consciente.

Y cada vez que eliges mirarte con amabilidad, respirar, crecer, y confiar, estás haciendo algo profundamente valiente.

🎧 Para terminar…

Te invitamos a escuchar “Estados de ánimo”, un poema de Mario Benedetti en su propia voz, donde expresa como nadie la belleza y complejidad de nuestras emociones.
No te lo pierdas!!



ÁBRETE A TUS EMOCIONES Y VIVE SIN MIEDO TU TRANSFORMACIÓN

Publicado por: Luz Plena, Educadora Social

jueves, 18 de enero de 2018

Las 5 Heridas que Impiden Ser Uno Mismo



Este artículo está basado en el libro Las cinco heridas que impiden ser uno mismo de Lise Bourbeau. Se trata de un libro ampliamente conocido dentro del mundo del desarrollo personal y espiritual, y altamente recomendable para todos aquellos que deseen conocerse en profundidad y transformarse desde la raíz.







Cuando trabajamos nuestro crecimiento personal, las mejores herramientas que podemos emplear para ello se encuentran en el interior de cada uno de nosotros; pero sí es cierto, que de cuantos más recursos dispongamos para tan excelente tarea, será mucho mejor.


Hoy aconsejamos desde Luz Plena, el libro de autoayuda y superación personal, "Las Cinco Heridas que Impiden Ser uno Mismo" de la escritora canadiense, Lise Bourbeau. Una lectura donde descubrimos herramientas para facilitarnos la apasionante tarea de encontrar el verdadero sentido de nuestra vida a través del autoconocimiento emocional, mental y espiritual.

LAS CINCO HERIDAS QUE IMPIDEN SER UNO MISMO  
Lise Bourbeau
(Resumen)
Nuestra alma elige los padres y las circunstancias de nacimiento por razones muy precisas. Venimos a experimentar una serie de vivencias para sanar una serie de heridas, y así integrar la personalidad con el alma. Venimos a aprender a aceptar y amar incondicionalmente partes de nosotros que hasta ahora han vivido ignoradas y con miedo. Somos atraídos hacia padres con heridas como las nuestras para recordarnos qué hemos venido a amar. Aprender a aceptar nuestras heridas es aprender a ser responsables y a amarnos incondicionalmente, y esa es la llave para la transformación y la sanación del alma.
¿Te has dado cuenta que cuando acusas a alguien de algo, esa persona te acusa a ti de lo mismo?
Háblalo con la otra persona, y aparte de sorprenderte, verás cómo te liberas de juicios.
No aceptar nuestra herida, sentirnos culpables, con vergüenza o juzgarnos, es atraer circunstancias y personas que nos harán sentir esa herida no aceptada. Aceptar la herida no significa que sea nuestra preferencia tenerla, significa que como seres espirituales que elegimos vivir la experiencia humana para espiritualizar la materia, nos permitimos experimentar esa herida sin juzgarnos y aprender de la experiencia. 
Mientras haya miedo, hay herida y hay un juicio o creencia que bloquea su sanación. Cuando aprendemos a aceptar nuestras heridas estamos desarrollando el amor y estamos espiritualizando la materia.

La sanación se produce totalmente cuando nos aceptamos a nosotros. El perdón hacia uno mismo es lo que finalmente nos sana, y para eso hay que aceptar que uno mismo es responsable de todo lo que le ocurre, y aceptar que ha acusado a otros de hacer lo que uno mismo hace a los demás. En el fondo, todos somos humanos, y aceptar nuestras limitaciones es lo que nos hace humildes y nos permite descubrir nuestra herencia divina.
Las cinco heridas del alma más comunes son:

- El rechazo
- El abandono
- La humillación
- La traición
- La injusticia

No necesariamente tenemos las cinco heridas. Con humildad y sinceridad cada cual puede reconocer sus heridas. Reconocer nuestra limitación humana es el primer paso en el proceso de sanación. Si nos cuesta identificar nuestras heridas es porque nos ocultamos tras una máscara que se construyó para no verlas ni sentirlas. 

COMPÁRTELO EN WHATSSAP CON LA GENTE QUE AMAS

lunes, 27 de noviembre de 2017

Decálogo del "Ser Amable"





"La amabilidad no es un valor blando, todo lo contrario, hace este mundo más habitable, hace evidente a la bella gente cariñosa y respetuosa, es como seda o bálsamo en pequeñas dosis que nos permite desoxidar y lubricar la existencia. 

La amabilidad es esencial porque nace de la voluntad de amar y en consecuencia contribuye a la creación de un sentido al porqué vivir". 

1.- Procura reconocer y respetar los derechos y los méritos de los demás, y aceptar sus formas de pensar, aunque sean distintas a las tuyas.


2.- Trata a los demás con el mismo respeto y cariño con el que te gustaría que te tratasen a ti.


3.- Procura ser complaciente con los que te rodean cuando te piden un favor o solicitan tu ayuda.


4.- Utiliza palabras como lo siento, gracias, perdón, por favor, que te facilitarán y harán más agradable tu relación con los demás.


5.- Intenta ver lo mejor de cada persona. Seguro que lo encontrarás y te sorprenderá.



6.- Acostúmbrate a expresar tus mejores sentimientos, no los reprimas. Trata a los demás con toda la naturalidad, la alegría y el afecto que espontáneamente salgan de ti.


7.- Acostúmbrate a sonreír. Muéstrate solidario, optimista y colaborador con las personas con las que convives.


8.- Piensa que si todos tratamos de dar lo mejor de nosotros mismos todos seremos mucho más felices.


9.- Trata de analizarte y observa si, cuando eres amable o afectuoso con los demás, te sientes más a gusto contigo mismo.

10.- Comprueba cuántas horas al día estás de buen humor. Si son muchas, alégrate porque estás construyendo un mundo más amable.

Suponer solo envenena el alma


Nos pasamos la vida creyendo ser portadores de una bola de cristal, adivinamos y nos adelantamos a hechos futuros y a pensamientos e intenciones propios y de los demás como si fuésemos auténticos  guionistas de una película; pero donde los personajes son reales y con vidas propias e independientes.

"Una niña tenía dos manzanas en su mano. Su mamá se le acerco y le pregunto a su hija si le daba una manzana. La niña rápidamente mordió una y luego la otra. 

La mamá sintió como que se le congeló la sonrisa y trato de no mostrar su decepción. Pero entonces, la niña le pasa una de las manzanas y le dice:

- Toma mamá, esta es la más dulce...


No importa cuántas experiencia o conocimiento crees que tienes, nunca hagas juicios. Ofrécele al otro la oportunidad de dar una explicación. Lo que percibes puede no ser la realidad"...


No sólo SABEMOS, sino que DAMOS POR SENTADO Y VERDADERO que si alguien, por ejemplo, no nos saluda es porque no le agradamos y no quiere hablar con nosotros. 

Vamos así, tejiendo y asimilando una información sin apenas corroborar o tomarnos la molestia de comprobar si eso que pensamos es correcto o no. Simplemente damos por sentado algo que es totalmente subjetivo. 

De esta forma, creamos un drama de una idea errónea. Hacemos suposiciones de cómo los demás piensan, sienten y actúan y lo peor es, que reaccionamos emocionalmente a esta idea porque pensamos que es cierta. Y ya sabemos que nuestro cerebro no discrimina mucho entre la realidad y lo que cree que es la realidad.




Lo más interesante es que todo este proceso ocurre prácticamente fuera de nuestra conciencia. Suponemos muchas cosas pero en realidad, no somos conscientes de la influencia de este tipo de pensamientos. De hecho, las suposiciones se convierten en algo cotidiano en nuestro devenir diario pero que apenas  notamos.

En otros artículos hemos visto como la mayoría de las veces, no todo es lo que parece y que tener pensamientos extremos es algo que deberíamos evitar pues tenemos muchas posibilidades de equivocarnos. También juzgar las reflexiones, acciones,  actitudes y propósitos de nuestros interlocutores vayan por otros derroteros absolutamente diferentes de los que imaginamos porque es injusto para las otras personas que estemos prejuzgando lo que quieren, piensan o sienten.

Te proponemos desde Luz Plena que a partir de hoy, evites leer el pensamiento de los demás o adelantarte a los acontecimientos.

LAS RELACIONES SON MÁS SANAS CUANDO NO VEMOS DOBLES INTENCIONES Y SÍ EL SENTIDO DIRECTO DE LAS COSAS.

Ajústate a lo que se manifiesta. Procura no hacer interpretaciones subjetivas si no tienes razones sólidas para confirmarlo pues es mucha la ansiedad innecesaria que esto genera. Al final el que sufre eres tu anticipándote a algo que no sabes si verdaderamente va a ocurrir.

SIEMPRE ES MEJOR PREGUNTAR ANTE LA DUDA.
Pregunta directamente y busca la información de la fuente directa en lugar de hacer uso de "tus poderes adivinatorios".

Recordemos para terminar, uno de los cuatro principios toltecas que dice:


1. No Supongas:

No des nada por supuesto. Si tienes dudas, acláralas. Si sospechas, pregunta. Suponer te hace inventar historias increíbles que sólo envenenan tu alma y que no tienen fundamento.


2. Honra tus palabras:

Lo que sale de tu boca es lo que eres tú. Si no honras tus palabras, no te estás honrando a ti mismo; si no te honras a ti mismo, no te amas. Honrar tus palabras es ser coherente con lo que piensas y con lo que haces. Así consigues ser auténtico y respetable.


3. Haz siempre lo mejor que puedas:

Si siempre haces lo mejor que puedes, nunca podrás recriminarte nada o arrepentirte de algo.


4. No te tomes nada de manera personal:

Ni la peor ofensa. Ni el peor desaire. Quien te ofende tiene un veneno que descarga contra ti por no saber cómo deshacerse de él. Pero el problema es de él y no tuyo.


COMPARTE ESTE ARTÍCULO CON LA GENTE QUE AMAS

martes, 21 de junio de 2016

Cómo desterrar la rabia y el rencor

Perdonar, es sobre todo, desterrar el odio de tu corazón. El motivo más obvio para perdonar es liberarnos del sentimiento debilitador de la rabia y el rencor crónicos. Estas dos emociones son las que convierten el perdón en un desafío, a la vez que en una grata posibilidad para quien desee mayor paz.

La rabia y el rencor, como todos sabemos, son emociones muy fuertes que desgastan nuestra energía de muchas maneras. Cuando hayamos quitado las capas, probablemente descubriremos que esa rabia en realidad es un sentimiento superficial. No nos referimos a que sea algo trivial o falso, sino en el sentido de que hay muchos otros sentimientos y dinámicas por debajo de él.

Cuando nos perdemos en la rabia nos volvemos sordos a nuestros sentimientos más profundos. Hemos aprendido a escuchar sólo aquellos que saben gritar más fuerte.





¿COMO DESTERRAR LA RABIA Y EL RENCOR?

Vamos a explicarlo con un ejemplo práctico:

El dueño de una empresa gritó al administrador, porque estaba enojado en ese momento. El administrador llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de gastar demasiado, al verla con un vestido nuevo. La esposa gritó a la empleado doméstica porque rompió un plato. La empleada dio un puntapié al perro porque la hizo tropezar. El perro salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por la vereda, porque obstaculizaba su salida por la puerta. Esa señora fue al hospital a vacunarse contra la rabia y gritó al joven médico porque le dolió cuando le aplicó la vacuna. El joven médico llegó a su casa y gritó a su madre, porque la comida no era de su agrado. La madre le acarició los cabellos diciéndole:

- Hijo, mañana haré tu comida favorita...trabajas mucho. Estás cansado y necesitas de una buena noche de sueño. Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas para que descanses con tranquilidad. Mañana te sentirás mejor. Luego lo bendijo y abandonó la habitación, dejándolo sólo con sus pensamientos…

En ese momento, esa madre con su actitud interrumpió el círculo del enojo, porque chocó con la Tolerancia, con el Respeto, con el Perdón y con el Amor.


Hagamos una pausa de unos pocos minutos y pensemos en alguna ocasión en que te hayas enfadado. ¿Cómo te sentías? O, si en estos momentos la cólera te invade, toma conciencia de cómo te sientes… Ahora, respira hondo y adéntrate en tus sentimientos. ¿Qué ves bajo tu rabia? ¿Ves miedo? ¿Tristeza? ¿Inseguridad? ¿Desamparo? ¿Impotencia? ¿Sientes que te han herido o abandonado? ¿Tienes una sensación de desilusión ante expectativas no satisfechas o sueños no realizados? Mira aún más profundamente. Bajo ese miedo, esa frustración y/o tristeza, ¿hay un ruego a alguien de que te preste atención, de que te escuche? ¿Hay una petición, consciente o inconsciente, de respeto, reconocimiento, interés o amor?

Debemos aprender a escuchar y observar nuestros sentimientos y emociones. Cualquier manifestación de rabia como: insensibilidad, irritabilidad, agresividad, comportamiento estúpido, etc., identifícalos como un grito que pide reconocimiento, respeto, ayuda y amor.


CONSEJOS PARA SANAR EL RESENTIMIENTO Y LA RABIA HACIA LOS DEMÁS:

  • Guardarse de la continua sospecha

  • Limpiar el corazón para ver bien

  • No querer ver segundas intenciones en todo lo que hacen o dicen los demás

  • No hurgar en heridas antiguas, resucitando viejos recuerdos

  • Ser leal y hacer una crítica sana 

  • Buscar siempre el diálogo y el entendimiento con la persona



Cuando alguien nos hace algún mal, inmediatamente lo etiquetamos como una persona que acostumbra hacer ese tipo de cosas. Lo archivamos en nuestra mente con esa etiqueta y cerramos el cajón. Convertimos al otro en nuestro prisionero. No le concedemos la posibilidad de cambiar. Pero las personas cambian. Se arrepienten, Se transforman. Pueden un día ser distintas y lograrlo. Perdonar a alguien es otorgar la confianza que el otro necesita para superarse, para empezar a ser la otra persona que querría ser. Tu perdón permite que las buenas intenciones de los demás fructifiquen.



El perdón no se da en un abrir y cerrar de ojos, sobre todo si uno ha permanecido atorado en el rencor demasiado tiempo. Perdonar es un camino, un proceso que nos pide cambiar constantemente. Como proceso hay distintas etapas que se recorren. Cuando ha habido una herida muy honda, por ejemplo, un abuso sexual o un divorcio, las personas suelen atravesar fases como la de la negación, el dolor, la rabia, la aceptación el perdón y el aprendizaje. Es importante no saltar etapas sino recorrer una por una a su tiempo.

Recuerda que perdonar es un arte del espíritu que conlleva sobre todo desterrar en nosotros el rencor y la rabia… Lo que importa no es lo que nos pasa sino lo que sentimos respecto a lo que nos pasa…
Si has leído esta entrada que hoy hemos publicado, si te atreves a mirar adentro de ti con amor, a observar tus emociones y sentimientos más profundos con valentía y reflexión, entonces… ¡Felicítate!… tienes motivos para estar orgulloso/a de ti…

Estás abriendo tu corazón, estás dando el primer paso para tu liberación y creciendo en humanidad… Para terminar te invitamos a realizar este tratamiento de perdón y liberación:





COMPARTE ESTE ARTÍCULO CON LA GENTE QUE AMAS

Publicado por: Luz Plena, Educadora Social

domingo, 1 de mayo de 2016

Si Tienes Pensamientos Distorsionados, Tus sentimientos No Tendrán Validez

Lo que vemos (o creemos que vemos) no siempre es sinónimo de realidad. Las cosas pueden estar distorsionadas por efecto de la atmósfera, la distancia, la luz… Un ejemplo de ello son los espejismos clásicos por efecto del calor intenso o niebla.
Del mismo modo este efecto, lo podemos aplicar a lo que sentimos respecto a nosotros mismos y  a nuestra interacción y presencia en el mundo.





Lo que vemos no es nada más que la prueba de que estamos viendo algo que puede coincidir o no con la realidad. Y de igual forma, lo que sentimos es sólo una prueba de que estamos sintiendo “algo”; pero no quiere decir que ese “algo” sea real.
Generalmente cuando tenemos sentimientos, tendemos a aplicar un razonamiento emocional que nos lleva a considerar aquello que sentimos como prueba de realidad. Por ejemplo: Si te sientes enfadado/a con otra persona puede que llegues a considerar que eso que sientes  es la prueba de que la otra persona te ha ofendido en algo. O bien, si en una reunión de amigos te sientes inferior a los demás, puede que llegues a considerar que realmente eres inferior a ellos.
Lo que una persona siente depende de varios factores, entre ellos su forma de pensar. Si tienes pensamientos distorsionados, tus sentimientos no tendrán validez. Es decir, tus sentimientos pueden confundirte. Otro ejemplo: Si tienes sentimientos depresivos o ansiedad habitualmente, ten por seguro que algo en tu mente te está engañando.
HAY DETERMINADOS ESTADOS EMOCIONALES QUE MODIFICAN NUESTRA PERCEPCIÓN DE LA REALIDAD DE MANERA IMPORTANTE
Y si no, recuerda alguna ocasión que estuvieras enfadado con alguien. Seguramente pensaste cosas negativas de esa persona; y cuando se te pasó el enfado, no eras capaz de mantener ninguna de ellas.


Si una persona se siente fea, desconcertada y  estúpida tenderá a creerse a sí misma de esa manera. Esto conlleva un sufrimiento para la persona innecesario e infundado.
Por tanto recuerda:
NO HAY NADA AUTENTICAMENTE REAL NI VERDADERO SOBRE LO QUE UNA PERSONA SIENTE.

SÉ SIEMPRE CAUTELOSO/A Y ESCÉPTICO/A CON LOS SENTIMIENTOS NEGATIVOS Y OSCUROS. 
EXAMÍNALOS CUIDADOSAMENTE ANTES DE DARLES AUTENTICIDAD.

sábado, 9 de abril de 2016

Juzgando a otros tu mismo te condenas


A veces indicamos a personas conocidas o que nos importan, faltas o fallos que han cometido. Esto es normal, pues hacer la vista gorda y mirar hacia otro lado sería empeorar la relación o la situación para esa persona.

Pero debemos distinguir siempre cuando lo hacemos, entre la persona y su comportamiento.





Cuando hacemos una crítica por objetiva que nos parezca, debe hacerse de manera que no se hiera o dañe la dignidad de la persona a la que va dirigida. Nunca debemos valorar a la persona en cuestión, sino la conducta errónea o posible acción incorrecta.

No juzgues a la persona porque no conoces sus circunstancias personales, no estás dentro de ella ni sabes por qué actúa así. ¿Quién sabe cómo actuarías tú en su piel?

Cuando juzgues aplica estas premisas:



  • Siempre debemos ponernos en el lugar de la otra persona y tener en cuenta sus circunstancias personales.
  • Escuchar de manera activa su versión de los hechos e incluso valoración personal
  • Hacerle ver las consecuencias que han derivado de su acción
  • Discutir a través de una comunicación abierta entre los dos, los hechos y las posibles acciones correctoras para subsanar los perjuicios causados.

Siempre tendremos en cuenta que no debemos castigar y machacar psicológicamente a la persona ni rebajar su autoestima.

Hay una norma clave que siempre debemos tener presente cuando se trata de tratar los errores de los demás:



Publicado por:
Luz Plena
Bibliografía: Inteligencia Emocional; Goleman

COMPARTE ESTE ARTÍCULO CON LA GENTE QUE AMAS

martes, 5 de abril de 2016

Cambia tu conducta y cambiarán tus emociones



Nuestra conducta, puede ser un poderoso instrumento para conducir nuestra vida y dirigirla hacia el camino de la felicidad.¿Por qué? Son varias las razones que apoyan esta afirmación:

  • A través de nuestra conducta, satisfacemos nuestras necesidades (fisiológicas, de seguridad, de amor, de pertenencia etc.) y sin duda, son estas las que nos motivan a actuar de una manera u otra. Las personas actuamos generalmente por un mismo objetivo: para conseguir placer o una determinada recompensa. Incluso la conducta más altruista lo es por una recompensa. Por ejemplo, la persona que dona sangre, lo hace movida por el placer de ayudar a los demás. Por lo tanto, con esto llegamos a la conclusión de que nuestra vida es pura acción.

  • La conducta es una fuente de aprendizaje. Existen una serie de leyes del aprendizaje que definen este funcionamiento: por ejemplo, la ley de extinción que dice que toda conducta que deja de ser reforzada o recompensada acaba desapareciendo. Por tanto, las consecuencias que tienen nuestras conductas son determinantes para fortalecerlas o inhibirlas. Es decir, si una conducta ha tenido una consecuencia positiva supondrá un refuerzo positivo, lo que equivale a que esa conducta, será repetida una y otra vez. Por el contrario; si a una determinada conducta le sigue una consecuencia negativa, habrá obtenido un refuerzo negativo y evidentemente esa conducta no se volverá a repetir. Un ejemplo práctico sería: el niño que estudia para que sus padres le regalen el juguete prometido; o la persona que estudia por el mero placer de adquirir conocimientos. Ambos se mueven por recompensas; en el caso del niño, por una recompensa externa y, en el segundo caso, por una recompensa interna.

  • Por medio de la conducta, podemos modificar ciertas emociones. El pensador y filósofo William James (1842-1910) decía: "A veces no es posible cambiar inmediatamente los sentimientos cambiando los pensamientos. Pero el camino soberano para llegar a la alegría, si la has perdido, es sentarte alegremente y actuar como si la alegría estuviera ya contigo". Este reflexión nos invita a cambiar cómo nos sentimos con sólo un cambio de conducta, por ejemplo: si tu cuerpo te pide no hacer nada y que te dejes llevar por la apatía y el desánimo... Dile que no, busca hacer cosas que te agradan y ponte en marcha!! En los estados de ánimo negativos es recomendable hacer lo contrario. Está demostrado científicamente que estos cambios de conducta producen cambios hormonales y fisiológicos que sin duda, repercuten en las emociones.

Todos estos ejemplos nos llevan a la conclusión de que también podemos desaprender ciertas creencias aprendidas sobre nosotros/as mismos/as. Creemos a veces cosas del tipo de "no podré conseguirlo", "no valgo para esto", "me falta voluntad", que nos llenan de prejuicios, nos afecta emocionalmente y limita, condicionando nuestro día a día. Igualmente, con un cambio de conducta, podemos hacer frente a esas falsas creencia, que aunque arraigadas, se pueden desaprender.
En resumen, LA CONDUCTA NOS CAMBIA. Las personas actuamos en función de cómo somos, pero también cambiamos en función de cómo actuamos.







Si cambiamos nuestro comportamiento nos transformamos profundamente. A través del aprendizaje y la repetición, la conducta se hace automática, la interiorizamos; produciéndose un cambio en nuestras rutinas, costumbres, hábitos y lo más importante, en nuestros sentimientos, creencias y sensaciones.

Se trata de aprender a vivir hasta modificar nuestro propio destino. CAMBIA TU ACTITUD HACIA LA SUPERACIÓN PERSONAL Y EXPERIMENTA LA VERDADERO PLACER DE VIVIR.


Publicado por: Luz plena

SÍGUENOS EN FACEBOOK