Mostrando entradas con la etiqueta budismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta budismo. Mostrar todas las entradas

jueves, 17 de septiembre de 2020

El karma no es venganza, es un reflejo de tus acciones

El Karma es un concepto de la religión y la filosofía indias; independientemente del credo, las "leyes kármicas" se pueden aplicar para mejorar la calidad de la vida diaria y están fuertemente vinculados al bienestar individual e interpersonal. Profundicemos más en el concepto: 

           

La palabra Karma proviene del sánscrito, una lengua india que se remonta al siglo X. Se puede traducir como "acción" o "causa que trae ciertos efectos". También se le llama la ley de causa y efecto , es algo que se crea a través de la acción y depende totalmente de nosotros.

El karma puede ser positivo, pero también negativo, y representa el bagaje de quiénes somos y qué hacemos. Muy a menudo escuchamos sobre el karma, a veces superficialmente sin comprender el concepto más profundo. Encontramos la palabra karma en todas partes: en redes sociales, en canciones y en el lenguaje cotidiano; de hecho, ¿cuántas veces has escuchado declaraciones como: "Es mi karma". Este término a veces se confunde con el destino que premia o castiga.

Lo cierto es, que el significado es mucho más profundo, en cuya base está la gran ley de causa y efecto, de acción y reacción, según la cual lo que das hoy será lo que recibirás mañana; por tanto, está vinculado al libre albedrío y se incluye en un ciclo de "muerte y reencarnación" perteneciente a las filosofías orientales y religiones hindúes.

El karma es una consecuencia directa de nuestro comportamiento y no se rige por una ley suprema.

             


TIPOS DE KARMA Y LEYES KÁRMICAS

Existen diferentes tipos de Karma, el más conocido es el Karma individual, que depende enteramente de nosotros, luego está el Karma familiar que incluye todas las vicisitudes de las diversas generaciones, lo que trae efectos positivos o negativos en la familia del presente. Existe el Karma colectivo, que incluye a todas las personas que viven con nosotros o en nuestro barrio, distrito, etc. y por último, pero no menos importante, está el Karma mundial, que abarca todo el universo.



Para llevar una mejor vida existen 12 leyes del karma , que no son leyes como tal, sino lecciones de vida que te ayudan a realizar los cambios necesarios dentro de ti mismo para generar karma positivo y liberarte del karma negativo.

1. Ley de Creación

De acuerdo con esta ley, uno debe ser un participante activo en su vida si desea lograr lo que desea.

2. Ley de la Humildad

En esta regla kármica es importante saber cómo aceptar la verdadera realidad de algo antes de que puedas cambiarla. Para aceptar esto, es importante ser introspectivo.

3. Ley de Crecimiento

En esta ley es necesario trabajar en un cambio en uno mismo antes de esperar que el mundo cambie a nuestro alrededor, esto es porque tenemos control sobre nosotros mismos y no sobre lo que nos rodea.

4. Ley de Responsabilidad

Su objetivo es enseñar que debemos tratar de asumir responsabilidades, tanto buenas como malas, en lugar de tratar de poner excusas fuera de nosotros mismos.

5. Ley de Conexión

Enfatiza la interconexión del pasado, el presente y el futuro y que se necesita tiempo para corregir los errores kármicos del pasado.

6. La Ley Del Enfoque

Esto enseña que nuestra vida será mejor y más satisfactoria si dirigimos nuestra atención a una sola actividad a la vez y si nos enfocamos en valores altos.

7. Ley de Hospitalidad

Si crees firmemente en algo y estás convencido de que puedes lograrlo entonces estarás orientado hacia acciones prácticas que asegurarán su logro.


               


8. Ley del Aquí y Ahora

Según el budismo, el karma está vinculado a vivir en el presente, y es el único tiempo del que disponemos y que debemos aprovechar al máximo. De hecho, en la visión budista el karma es fundamental y es lo que impregna todo el universo, cada acción e intención genera un cierto tipo de karma.

La sustancia del karma en el budismo es la más cercana a nuestra visión occidental, según la cual cada acción genera bien, mal o neutralidad y estas energías nunca desaparecen en el aire. Todo vuelve

9. Ley Del Cambio

Según esta ley, el universo nos envía lo que necesitamos. Si crees que estás atrapado en un círculo y que las cosas se repiten, hay algo fundamental que aún no se ha abordado.

Si, por otro lado, algo a tu alrededor cambia repentinamente y esto te causa sufrimiento, entonces significa que estás dando pasos para tu crecimiento.

10. Ley de Paciencia y Recompensa

Esta regla establece que sus mayores éxitos requieren un gran esfuerzo, duro y constante; esto significa que debes tener paciencia, tratar de entender cuál es tu propósito y perseverar en lograrlo

11. Ley del Significado y la Inspiración

Cuando necesita un impulso motivacional, es una buena ley en la que pensar. Cada pequeña contribución que hagas afectará a todo el universo, las energías están interconectadas.

Por último, pero no menos importante, está la ley de causa y efecto según lo que siembres cosechas, todo lo que das es también lo que recibirás. Pero a continuación se explica mejor este concepto esencial para comprender la importancia del Karma.

12. Ley de Causa y Efecto, el azar no existe

La duodécima ley dice que el azar no existe. Todo lo que nos pasa es por un motivo concreto, todo viene para enseñarnos algo, para aprender lecciones de la vida y hacernos crecer.
De nada sirve culpar al destino, porque todo lo que nos pasa depende enteramente de nosotros, que somos los únicos responsables de nuestra vida.

Damos forma a nuestro mañana en función de lo que decimos, pensamos y hacemos hoy, la acción que está tomando ahora está determinada por el pensamiento que ha hecho anteriormente. A menudo no prestamos atención a lo que hacemos o decimos, ignorando la ley de "causa y efecto" que siempre está vigente. Debemos ser conscientes de ello para corregir la calidad de nuestras acciones, pensamientos y lo que decimos.

Si deseas recibir retroalimentación inmediata, debes aplicarla a las relaciones personales. Por ejemplo, si vas a hacer alguna gestión al  banco y comienzas a quejarte de todo, ¿cómo crees que te tratará el empleado? Intenta pensar que el otro también percibe tu estado de ánimo, a medida que te muestres tendrás una retroalimentación consecuente. Esto se llama "acumular karma positivo"

La ley del karma te enseña que eres responsable de tu vida: con tus palabras, tus pensamientos, tus acciones y tus reacciones, eres responsable de todo lo que te sucede. El karma es el reflejo de tus acciones.

Por lo tanto, el concepto de karma, como ves,  es muy amplio y contiene muchos significados. Acumular "karma positivo" nos permite tener una vida mejor ahora  y también, para algunas religiones hindúes, también en la próxima vida. 


jueves, 16 de enero de 2020

Prácticas diarias para cultivar la espiritualidad y el bienestar



En medio del ruido, la prisa y las tensiones del mundo actual, la espiritualidad emerge como un faro que ilumina nuestro camino. No es un lujo ni una creencia reservada para unos pocos; es un aspecto esencial de nuestra naturaleza humana. Es ese impulso interior que nos recuerda que somos parte de algo más grande, un hilo invisible que nos conecta con la vida, con los demás y con nosotros mismos.

La verdadera espiritualidad no se limita a conceptos o rituales. Es una experiencia íntima, una certeza que se siente en el corazón y en las entrañas: la de pertenecer a un todo mayor, inmenso y misterioso. Practicarla transforma nuestra manera de ver el mundo; nos da creatividad, claridad para decidir, serenidad para manejar el estrés, capacidad de nutrir relaciones más sanas y, sobre todo, fortalece nuestra salud física, mental y emocional.

Si quieres hacer de la espiritualidad una compañera diaria, aquí tienes diez caminos que pueden ayudarte a cultivarla:


1. Respira para volver a ti.

A lo largo del día, detente y practica la respiración consciente. Inhala profundamente, expulsa la tensión y siente cómo tu cuerpo se suaviza y tu mente se centra. Suspira para intensificar tus emociones, o haz cinco respiraciones rápidas cuando necesites energía. El yoga puede ser un gran maestro en este arte.

2. Regálate un minuto de meditación.

En cualquier momento, siéntate erguido pero relajado, y observa tu respiración sin querer controlarla. Permanece atento al simple hecho de existir, testigo de tus sensaciones, pensamientos y sonidos a tu alrededor. Solo observa, sin intervenir.

3. En la duda, ora.

No importa si no crees en un Dios concreto. Basta con abrirte a un poder superior —dentro o fuera de ti— que represente tu sabiduría más profunda y te guíe hacia tu verdad.

4. Busca la soledad de la naturaleza.

Camina, contempla, respira… Permanece presente y siente que eres una parte viva del gran tejido de la existencia.

5. Expresa gratitud con el corazón.

Escribe una carta a alguien que ames, enumerando lo que más valoras de esa persona. Luego, entrégasela y léela en voz alta.

6. Ayuda con tus manos y tu tiempo.

Acompaña a un niño con discapacidad, prepara comidas para enfermos o ancianos, enseña a leer a un adulto o simplemente escucha a quien necesita consuelo.

7. Da tu energía al bien común.

Haz voluntariado. Solo, con tu pareja o un amigo, involúcrate en proyectos que reflejen tus ideales.

8. Comparte tu visión espiritual.

Habla con alguien de confianza sobre el sentido de tu vida, tu concepto de un poder superior o lo que piensas de la muerte.

9. Imagina tu vida más allá de la vida.

Construye una visión personal de lo que podría haber después de la muerte, una en la que puedas creer y que te dé fuerza.

10. Celebra lo sencillo.

Dedica un momento cada día a disfrutar de aquello que alimenta tu alma: un corazón que ama, una mente serena y un cuerpo lleno de vitalidad.

La espiritualidad es un acto de regreso: volver al centro, a lo esencial, a lo verdadero. Practicarla es aprender a vivir con mayor profundidad, a descubrir belleza incluso en lo pequeño y a sostenerse en la calma incluso en medio de la tormenta.

@luzplena

miércoles, 23 de enero de 2019

La Sonrisa de Buda

Cuenta la historia que después de haber alcanzado la iluminación, Buda se cruzaba con los hombres y éstos quedaban fascinados por la luz y la paz que de él emanaba. Se detenían ante él y le preguntaban:

 - ¿ Quién eres? ¿Eres un Ser celestial o un Dios?
- No, respondía el Buda.
- ¿Acaso eres un mago?, insistían de nuevo.
- No, respondía de nuevo.
- ¿Eres un ser humano?
- No, contestaba nuevamente.
- Entonces, ¿quién eres?
- Yo soy el Despierto.

El término Buda, significa "Despierto", y esa paz y esa luz emanaban principalmente de su media sonrisa y de su mirada serena y amable, que eran las ventanas que asomaban hacia el exterior de su estado de iluminación, con una felicidad interior verdadera y plena.

¿Os habéis fijado en la permanente media sonrisa de los venerables maestros budistas?

Esa media sonrisa se diferencia de la sonrisa que cualquiera de nosotros podemos esgrimir en cualquier momento, en que mientras nuestra sonrisa aparece y desaparece en el tiempo y es función de algún elemento externo que la provoca como por ejemplo, la presencia de un niño; la media sonrisa de un buda tiene una continuidad en la persona ya que se ha convertido en parte de su personalidad y no es producto de algo externo, sino que nace del interior como resultado de una serenidad, alegría y felicidad interna, como ocurría con Buda según el relato anterior. Buda sonríe porque ha alcanzado la iluminación; porque se ha liberado de todos los condicionamientos, pensamientos inútiles, y emociones destructiva.

Ojalá esa media sonrisa nos acompañe lo máximo posible y logremos hacerla parte de nosotros mismos, que es lo que intentan los maestros y profesores de meditación y yoga cuando nos alientan a los alumnos a que se mantenga sobre todo en la práctica de la meditación y también, en la medida que se pueda, en nuestra vida diaria… Namasté
"Si alguna vez no te dan la sonrisa esperada, sé generoso y da la tuya. Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa, como aquel que no sabe sonreír a los demás". (Dalai Lama)

COMPÁRTELO EN WHATSSAP CON LA GENTE QUE AMAS

sábado, 14 de abril de 2018

Cuento Budista: El Maestro Tibetano

El Maestro Tibetano
En una pequeña aldea de las montañas del Tíbet vivía un anciano monje muy sabio que se dedicaba a la docencia. Corría la leyenda de que, frente a cualquier situación, lograba siempre una magistral enseñanza.



Cierta tarde, mientras el anciano maestro estaba en el Templo con sus alumnos, un hombre irrumpió repentinamente gritando: 
- “¡Embustero! ¡Farsante! ¡Mentiroso!…”
Todos los allí presentes se sintieron de lo más incómodos ante aquella situación y esperaban a que el maestro respondiera a los insultos, impacientes por una nueva lección.
Pero no fue eso lo que sucedió. Nuestro monje esperó a que el desconocido dejara de gritar y se marchara. Sólo entonces decidió reanudar su curso como si nada hubiera pasado.
A la semana siguiente, volvió a repetirse la misma escena: el desconocido se acercó al Sagrado Templo y lo insultó de nuevo: 
- “¡Miserable! ¡Charlatán! ¡Canalla!…” – le gritó.
El maestro permaneció impasible en esta ocasión también.
Por tercera semana consecutiva aquel hombre volvió a acercarse al Templo y gritarle: 
- “¡Cretino! ¡Necio! ¡Majadero!…”
Los alumnos estaban cada vez más asombrados. Muchos de ellos se sintieron incluso decepcionados. Nadie comprendía que su Maestro aceptara semejante humillación sin hacer ni decir nada.
Sin embargo, y por algún motivo desconocido, una semana más tarde, el mismo hombre entró de rodillas en el Templo implorando clemencia: 
- “Perdón, Maestro, eres sabio y bondadoso, digno de admiración. Te pido disculpas pues alabo todo cuanto haces…”
Todos se quedaron  desconcertados y sorprendidos ante tal cambio, sin embargo, el anciano monje tampoco reaccionó esta vez.
Uno de los alumnos, que creía ser más aventajado, preguntó al no poder contenerse: 
- “¿Por qué no dices nada, Maestro?  ¿Por qué no te defendiste antes o te alegras ahora?
- Mi querido alumno -dijo el anciano-, escuché lo que el hombre decía, pero nunca me pareció que estuviera hablando de mí.
No te tomes NADA personalmente. Ni la peor ofensa ni el peor desaire, ni la más grave herida debes tomarlo personalmente. Quien te ofende tiene un veneno que descarga contra ti, por no saber cómo deshacerse de él. En la medida que alguien te quiere lastimar, en esa medida ese alguien se lastima a sí mismo. 

COMPARTE ESTE ARTÍCULO CON LA GENTE QUE AMAS

miércoles, 10 de enero de 2018

Mantras Sagrados: Beneficios y Significado

¿QUÉ ES UN MANTRA? ¿PARA QUÉ SIRVE?
Para entender lo que es un mantra podemos acudir a su significado etimológico. Mantra proviene del sanscrito y esta formado de los vocablos “MAN” (mente), y de “TRA” (liberar). Son utilizados en el budismo y en el hinduismo, para proteger a la mente del pensamiento inconsciente y se usan tanto en meditación como en la vida diaria.

Los efectos beneficiosos del mantra se basan no sólo en su sonoridad sino también en su significado. Para entenderlo con claridad, se puede decir que una persona normal está absorvida de pensamientos de todo tipo, tanto en meditación como en su vida normal y muchos de estos pensamientos, estarán basados en alguna emoción negativa como el orgullo, el apego, la ira, etc. Es decir, con base en el ego.





En lugar de ello, con la pronunciación repetida de los mantras, la persona puede tener ocupada la mente, tanto por su sonido al pronunciarlas como por su significado; haciendo que esté más sosegada y más inundada de emociones positivas.

¿CÓMO SE USAN?

La persona lo puede repetir en meditación exclusivamente o también extenderlo a su vida diaria. Lo puede hacer en voz alta o interiormente, dependiendo de las circunstancias y debe hacerlo constantemente  y de forma rítmica, acompañándola de la intención que el mantra lleve implícito.

También se pueden  escuchar y tendrá un efecto beneficioso, aunque menor, que en el caso de la recitación propia.

¿CUÁLES SON LOS MANTRAS MÁS CONOCIDOS?

Existen muchos mantras, pero vamos a mencionar tres, que son los más característicos del budismo y del hinduismo:
  • OM

Es el mantra más utilizado, ya que se usa en el budismo y en el hinduismo, aunque está muy relacionado con la práctica de yoga.

Representa la vibración primordial de todo el Universo, que tiene una analogía con la teoría moderna del Big Bang. Es como la vibración original de donde provienen toda la creación y se le considera el sonido o mantra más poderoso.


En realidad, no es una palabra, es un sonido. Según la tradición hindú, el OM es el nombre más puro de Dios. Es el sonido de la conciencia suprema.  

Pronunciado correctamente suena como AUM. Su repetición disuelve a la mente en su origen divino. Cantar OM varias veces en voz alta purifica la atmósfera. 



  • OM MANI PADME HUM

Mantra budista por excelencia y es el mantra de la compasión y se traduce habitualmente como "La joya en el loto". Cada una de las sílabas que lo componen hacen mención a las seis paramitas o perfecciones que el practicante budista debe trabajar, como son meditación, paciencia, disciplina, sabiduría, generosidad y diligencia.

Es importante recalcar que el Dalai Lama dice que este mantra es muy útil para la persona, pero debe de pensar en su significado cuando lo recita (la compasión).




  • OM NAMAH SHIVAIA

Mantra hinduista que suele traducirse como "reverencia a Shiva”, una de las grandes divinidades  hinduista.

Forma junto a Brhama y Visnu los tres Dioses más importantes del hinduismo, adorados por millones de personas en el mundo, al ser la tercera religión, tras el cristianismo y el islam.




  • EK ONG KAR, SAT NAM, KARTA PURKH, NIRBHAO, NIRVAIR,  AKAL MOORAT, AJUNI SAI BHANG, GUR PRASAD, JAP.  AD SUCH, JUGAD SUCH, NANAK HOSI BHEE SUCH

Es el Mantra Mul, la raíz de todos los mantras. Dios es uno. Su nombre es verdadero. Ser creador personificado. No hay miedo. No hay repudio. Imagen del que no muere, más allá del nacimiento, existente por sí mismo. Por la gracia del Guru. 



  • ON NAMO GURU DEV NAMO

Es el Adi Mantra. Crea un flujo, que nos hace receptivos y sensibles a los mensajes de nuestro cuerpo, mente e intuición. El Adi Mantra es una meditación para ser usada al inicio de cada práctica de Yoga. No es un mantra individual completo en sí mismo, está para ser usado como conexión para enseñar y aprender. 

Es por tanto, la invocación a la sabiduría celestial que busca guiarnos de manera sutil para liberar las restricciones a las funciones de poder, tiempo y deseo; que imponen el ego limitado, con el cual vivimos diariamente. 



COMPARTE ESTE ARTÍCULO CON LA GENTE QUE AMAS

domingo, 19 de noviembre de 2017

Las 4 Virtudes Cardinales: Lao Tsé


Lao Tsé, el gran filósofo de la civilización China, establecía 4 virtudes en la persona como un funcionamiento armonioso en pos de su naturaleza y desenvolvimiento social, en contraste con el comportamiento artificial  impuesto por la sociedad que nos aleja de nuestra verdadera naturaleza universalista. Estas son las 4 virtudes cardinales que debemos seguir para perpetuar nuestro bienestar en el mundo:
"Quienes quieran conocer la verdad del Universo, deben practicar Las 4 Virtudes Cardinales"  Lao Tsé

  • La primera es la REVERENCIA POR TODA VIDA; ésta se manifiesta como amor incondicional y respeto por uno mismo y por todos los demás seres.


  • La segunda es la SINCERIDAD NATURAL; ésta se manifiesta como honradez, simplicidad y lealtad.


  • La tercera es la MANSEDUMBRE; ésta se manifiesta como bondad, consideración por los demás y sensibilidad hacia la verdad espiritual.



  • La cuarta es ACTITUD DE AYUDA, ésta se manifiesta como servicio a los demás sin expectativa de recompensa.


Las cuatro virtudes no constituyen un dogma externo, sino que forman parte de tu naturaleza original. Cuando se practican, originan la sabiduría y evocan las cinco bendiciones: salud, riqueza, felicidad, longevidad y paz".


jueves, 16 de marzo de 2017

Los Secretos del Cielo y el Infierno

Cuenta la historia,  que el más sabio de los monjes de un lejano país, cansado de los honores de su cargo, decidió prescindir de toda ostentación y salir en peregrinación. 

Partió de noche del monasterio, vestido con pobres ropajes y con un bastón y una bolsa por todo equipaje. Fue así que viajando sólo, recorría libremente los caminos hacia su destino quedando atrás su fama de ser el maestro  sabio.


Un buen día hizo un alto en el claro de un profundo bosque; allí se sentó y pronto quedó sumido en el infinito silencio de su mundo interior, ajeno a todo lo que le rodeaba. 

Y así quedó en posición de loto; con los ojos cerrados, las piernas cruzadas y las manos apoyadas en las rodillas, en actitud de profunda meditación.

Su venerable aspecto transmitía respeto y movía hacia la contemplación. Pero de repente, irrumpió en el claro la voz áspera e impaciente de un guerrero que gritaba:


¡Anciano, despierta! ¡Tú que eres sabio y conoces el más allá, enséñame acerca del cielo y del infierno! ¿Existen realmente? ¿Cuál será mi destino?

A pesar de la violencia de sus palabras , el anciano continuó en silencio, con los ojos cerrados, como si nada hubiera oído. No hubo respuesta ante tal  griterío.

Mientras, el guerrero impaciente que seguía de pie frente al monje, empezó a mostrarse más y más nervioso a cada instante que pasaba sin que aquel anciano diera muestra alguna  de haberlo escuchado. 

Al cabo de un tiempo, poco a poco, el hombre sabio empezó a entreabrir los ojos, al tiempo que una débil insinuación de sonrisa se asomaba entre las comisuras de sus labios.

El monje contempló en silencio al guerrero, evaluando con ojos brillantes de conocimiento su cara, sus armas y ropajes, cada detalle de su indumentaria y su expresión, y lo hacía como si así alcanzara el más profundo secreto del alma de aquel hombre. Y súbitamente, con voz rotunda y llena de vigor exclamó:

-Dices que quieres conocer los secretos del cielo y del infierno, pero ¿quién eres tú para interpelarme sobre estas cuestiones? ¿Quién eres en realidad? Obsérvate, ¿cuál es tu actividad? ¿Cuál es el propósito de tu vida? No sabes responder a estas preguntas, ni siquiera habían pasado por tu mente hasta ahora. Sólo sabes matar, agredir, eres prisionero de tu violencia y de tu ira. Esclavo del poder, tienes las manos manchadas con sangre inocente. Eres un asesino, un monstruo al servicio de cualquiera que te pague. Careces de voluntad propia, de honor.. ¿Y tú te atreves a dirigirte a mí para preguntarme por el cielo y el infierno?

El guerrero sintió cómo la ira crecía en su interior y surgía de forma arrolladora. Y mientras profería una maldición terrible sacó su espada y la alzó con rabia sobre su cabeza. 

Mientras así se preparaba para decapitar al monje, en fracciones de segundo en su mente resonaron sus palabras y se sucedieron las terribles imágenes de su pasado, todas ellas repletas de batallas, muertes y violencia, de sangre y saqueo, de terror y desesperación. Toda su vida desfiló ante sus ojos para poner de manifiesto que no tenía sentido.

-Esto es el infierno dijo entonces el anciano monje, mientras la espada amenazadora comenzaba a bajar.

En esa fracción de segundo, el guerrero comprendió y se sintió abrumado por un temor reverencial, por una compasión y un amor extraordinario hacia aquel amable monje, hacia aquel ser humano que, sin conocerle, arriesgaba su propia vida para enseñarle su auténtica naturaleza de forma tan directa y práctica.


Detuvo por fin la espada apenas a unos milímetros de la cabeza del anciano. Sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas de agradecimiento por lo sucedido, por los intensos sentimientos de alivio y liberación que se sucedían en su interior, por las imágenes de un futuro diferente lleno de paz y libertad.

Y en ese instante pudo escuchar la voz llena de sabiduría y amor del monje, que con gran dulzura le susurraba:

-Y esto es el cielo


COMPÁRTELO EN WHATSSAP

miércoles, 5 de octubre de 2016

Aprende a Dar y Florecerás: Osho






Aprende a Dar y Florecerás – Osho

El desafío de dar en una sociedad consumista

Vivimos en una sociedad donde se ha perdido el arte de dar. A menudo, ni tan siquiera encontramos oportunidad para dar a quienes más nos aman: padres, pareja, hijos… No hablamos el lenguaje del “dar”; nos hemos acostumbrado al lenguaje del “conseguir más”, del “obtener algo”.

Abre tus manos, comparte lo que tienes

Mientras estés aquí, comparte todo lo que puedas. Porque, al final, nada nos pertenece realmente:

Llegamos al mundo con las manos vacías, y nos marchamos tal y como vinimos.

Entonces, ¿por qué vivir con avaricia? Mejor permanece con las manos abiertas.

El acto de compartir: más allá del objeto, el gesto

No importa si compartes una canción, una experiencia, amor, meditación, tu casa, tu cuerpo o tu ropa. Lo esencial no es el “qué” compartes, sino el simple hecho de compartir.


Una enseñanza profunda de tradición budista

Buda nos recuerda: "antes de que la muerte nos separe de nuestras cosas, lo mejor es compartirlas. Al hacerlo, dejas gratitud en otros; dejas huella. Al menos te recordarán.

Y lo que compartes va más allá del objeto; compartes con el Todo. Imagina que riegas un árbol y las hojas parecen danzar con la brisa"…

No solo has regado el árbol, has regado al Todo, que estaba sediento y te lo agradece con su alegría.

Dar para florecer, dar para perseverar

Aprende a pensar en dar. Aprende el arte de dar y florecerás. Esa fragancia será tu compañera constante en este viaje infinito.

Reflexiones de pensadores sabios

  • "Lo que doy, me lo doy; y lo que no doy, me lo quito." — A. Jodorowsky
  • "Hay quienes dan con alegría, y esa alegría, es su premio." — Khalil Gibran
  • "Al final, sólo se tiene lo que se ha dado." — Isabel Allende

(Fuente: párrafo del libro “Dijo el Buda”, Osho)

martes, 20 de septiembre de 2016

Cómo cultivar el amor altruista

Para cultivar el amor altruista, debemos primero estar plenamente conscientes de nuestro propio deseo de liberarnos del sufrimiento y de experimentar bienestar. Este paso es especialmente importante para aquellos que tienen una imagen negativa de sí mismos o que han sufrido tanto que sienten que no están hechos para la felicidad. Entonces nosotros debemos generar una actitud cálida, tolerante y benevolente hacia nosotros mismos y decidirnos a lograr lo que en verdad es bueno para nosotros mismos.
Una vez que reconozcamos esta aspiración, debemos reconocer que es compartida por todos los seres. Debemos reconocer nuestra humanidad común y hacernos conscientes de nuestra interdependencia. 
El famoso Monje budista Matthieu Ricard, nos recomienda trabajar en los siguientes puntos:


1. Concentremos primero nuestra meditación en un ser querido
 Es más fácil empezar a entrenarnos en el amor altruista al pensar en alguien muy querido para nosotros. Podemos imaginar a un niño que viene hacia nosotros sonriendo, lleno de inocencia. Después hacemos fluir hacia él un amor, ternura y cuidado incondicional, a la vez que le deseamos todo lo bueno: que esté seguro, saludable y prospere en la vida”. Alimentemos este amor y dejemos que llene nuestro panorama mental.



 2. Extiende tu meditación
Después extiende este amor benevolente más allá de tus seres queridos para llegar a los extraños. Ellos también desean ser felices, incluso si, al igual que nosotros, a menudo se sienten confundidos en cuanto a la forma de eludir el sufrimiento. Finalmente, extiende tu benevolencia a aquellos que actuaron erróneamente contigo y que causan daño a otras personas. Esto no significa que queremos que tengan éxito en sus malévolos intentos, sino que deseamos profundamente que el odio, crueldad, avaricia o indiferencia que habita en su mente se apaguen. Veámoslos como vería un médico a un paciente con una enfermedad mental grave.
Por último, envuelva a todos estos seres conscientes, humanos y animales, con un amor infinito.


sábado, 2 de julio de 2016

Quién ama, no necesita perdonar

Estaba Buda meditando en la espesura junto a sus discípulos, cuando se acercó un detractor espiritual que lo detestaba y aprovechando el momento de mayor concentración del Buda, lo insultó lo escupió y le arrojó tierra.
Buda salió del trance al instante y con una sonrisa plácida envolvió con compasión al agresor; sin embargo, los discípulos reaccionaron violentamente, atraparon al hombre y alzando palos y piedras, esperaron la orden del Buda para darle su merecido.


perdon

Buda en un instante percibe la totalidad de la situación, y les ordena a los discípulos, que suelten al hombre y se dirige a este con suavidad y convicción diciéndole:


- Mire lo que usted generó en nosotros, nos expuso como un espejo muestra el verdadero rostro. Desde ahora le pido por favor que venga todos los días, a probar nuestra verdad o nuestra hipocresía. Usted vio que en un instante yo lo llené de amor, pero estos hombres que hace años me siguen por todos lados meditando y orando, demuestran no entender ni vivir el proceso de la unidad y quisieron responder con una agresión similar o mayor a la recibida. Regrese siempre que desee, usted es mi invitado de honor. Todo insulto suyo será bien recibido, como un estímulo para ver si vibramos alto, o es sólo un engaño de la mente esto de ver la unidad en todo.
Cuando escucharon esto, tanto los discípulos como el hombre, se retiraron de la presencia del Buda rápidamente, llenos de culpa, cada uno percibiendo la lección de grandeza del maestro y tratando de escapar de su mirada y de la vergüenza interna.
A la mañana siguiente, el agresor, se presentó ante Buda, se arrojó a sus pies y le dijo en forma muy sentida:
- No pude dormir en toda la noche, la culpa es muy grande, le suplico que me perdone y me acepte junto a Usted.
Buda con una sonrisa en el rostro, le dijo: 
Usted es libre de quedarse con nosotros, ya mismo; pero no puedo perdonarlo
El hombre muy compungido, le pidió que por favor lo hiciera, ya que él era el maestro de la compasión, a lo que el Buda respondió:
- Entiéndeme, claramente, para que alguien perdone, debe haber un ego herido; solo el ego herido, la falsa creencia de que uno es la personalidad, ese es quien puede perdonar, después de haber odiado, o resentido, se pasa a un nivel de cierto avance, con una trampa incluida, que es la necesidad de sentirse espiritualmente superior, a aquel que en su bajeza mental nos hirió. Solo alguien que sigue viendo la dualidad, y se considera a sí mismo muy sabio, perdona, a aquel ignorante que le causó una herida.
Y continuó: 
- No es mi caso, yo lo veo como un alma afín, no me siento superior, no siento que me hayas herido, solo tengo amor en mi corazón por usted, no puedo perdonarlo, solo lo amo. Quien ama, ya no necesita perdonar.


El hombre no pudo disimular una cierta desilusión, ya que las palabras de Buda eran muy profundas para ser captadas por una mente llena todavía de turbulencia y necesidad, y ante esa mirada carente, el Buda añadió con comprensión infinita:
- Percibo lo que le pasa, vamos a resolverlo: Para perdonar, ya sabemos que necesitamos a alguien dispuesto a perdonar. Vamos a buscar a los discípulos, en su soberbia están todavía llenos de rencor, y les va a gustar mucho que usted les pida perdón. En su ignorancia se van a sentir magnánimos por perdonarlo, poderosos por darle su perdón, y usted también va a estar contento y tranquilo por recibirlo, va a sentir un reaseguro en su ego culposo, y así más o menos todos quedarán contentos y seguiremos meditando en el bosque, como si nada hubiera pasado.
 Y así fue.

SÍGUENOS EN FACEBOOK