martes, 19 de noviembre de 2019

Lo que importa es la edad que siento

Hijo de campesinos, José Saramago nació en Portugal, en el pueblo de Azinhaga, el 16 de noviembre de 1922. Su origen tendría una gran influencia en su pensamiento y sus ideas a lo largo de toda su vida. Murió el 18 de junio de 2010, hace ahora nueve años. Nos dejó una gran cantidad de libros; al rededor de 20 novelas, varios diarios, memorias, muchos ensayos, obras de teatro, crónicas, relatos, poesía…) y de palabras inmensas que reflejan su pensamiento.

Recordamos hoy uno de sus poemas más bellos sobre la vejez:






Frecuentemente me preguntan que cuántos años tengo… ¡Qué importa eso!. Tengo la edad que quiero y siento. La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso. Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido. Tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos. ¡Qué importa cuántos años tengo!. No quiero pensar en ello. 

Unos dicen que ya soy viejo y otros que estoy en el apogeo. Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte. Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos. 

Ahora no tienen por qué decir: Eres muy joven, no lo lograrás. Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo. Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos, y las ilusiones se convierten en esperanza. Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada. Y otras en un remanso de paz, como el atardecer en la playa. ¿Qué cuántos años tengo? No necesito con un número marcar, pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones rotas… valen mucho más que eso. 

¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta!. Lo que importa es la edad que siento. Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos. Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos. ¿Qué cuantos años tengo? ¡Eso a quién le importa!. Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.

José Saramago 


lunes, 18 de noviembre de 2019

Eckhart Tolle: Cómo evitar la negatividad

¿Podría una emoción negativa contener también un mensaje importante? Por ejemplo, si a menudo nos sentimos deprimidos, puede ser una señal de que algo anda mal en nuestra vida y puede forzarnos a observar nuestra situación vital para hacer algunos cambios positivos. Por tanto, necesitamos escuchar lo que la emoción nos está diciendo y no rechazarla simplemente como negativa.

Las emociones negativas recurrentes a menudo contienen un mensaje, igual que los síntomas y enfermedades. Pero cualquier cambio que hagamos, ya tenga que ver con nuestro trabajo, con nuestras relaciones o circunstancias que nos rodea, será sólo un parche a menos que surja un verdadero cambio en nuestro nivel de conciencia. Y para ello, sólo hay una cosa fundamental: volverse más presente. Cuando alcanzamos cierto nivel de presencia, no necesitamos la negatividad para decirle lo que es necesario en nuestra vida. Pero mientras la negatividad esté ahí, ÚSALA. Úsela como una especie de brújula que te guíe y recuerde como estar más presente.






  • ¿Cómo podemos evitar que nazca en nosotros la negatividad y cómo nos podemos librar de ella cuando aparece?


Como decíamos anteriormente, evita que surja estando completamente presente. Siempre que te des cuenta de que ha surgido alguna forma de negatividad en ti, mírala no como un fracaso sino como una señal útil que te dice: “Despierta. Sal de la mente. Vive el presente”.
Eckhart Tolle siempre hace referencia a una novela de Aldous Huxley titulada La Isla, donde cuenta la historia de un náufrago en una isla remota separada del resto del mundo. Esta isla contiene una civilización única. Lo inusual de ella es que sus habitantes, al contrario de los del resto del mundo, son realmente cuerdos. La primera cosa que el hombre nota son unos papagayos coloridos encaramados en los árboles, que continuamente cotorrean las palabras “Atención. Aquí y Ahora. Atención. Aquí y Ahora”. Estas palabras se las han enseñado los isleños para que les recuerden constantemente mantenerse presentes.

Así que siempre que sienta la negatividad surgiendo en ti, causada por un factor externo, por un pensamiento o por nada en particular de lo que seas consciente, mírala como una voz que te dice “Atención. Aquí y Ahora. Despierta”. Incluso la más leve irritación es significativa y debe ser reconocida y observada; en caso contrario, habrá una acumulación de reacciones no observadas. Como dijimos antes, puedes ser capaz de soltarla una vez te des cuenta de que no quieres tener este campo de energía dentro de ti y de que no sirve para nada. Pero entonces asegúrate de que la suelta completamente. Si no puedes hacerlo, acepta que está ahí y pon tu atención en ese sentimiento, como señalamos anteriormente.


Como alternativa a abandonar una reacción negativa, puedes hacerla desaparecer imaginando que te haces transparente a la causa externa de la reacción. Te recomendamos que practiques esto al principio con cosas pequeñas, incluso triviales. Por ejemplo, pensemos que estás sentado/a tranquilamente en casa. De repente se oye el sonido penetrante de la alarma de un auto al otro lado de la calle. Surge la irritación. ¿Qué sentido tiene la irritación? Ninguno en absoluto. ¿Por qué la creaste? No lo hiciste, fue la mente. Fue totalmente automático, totalmente inconsciente. ¿Por qué la creó la mente? Porque tiene la creencia inconsciente de que tu resistencia, experimentada como negatividad o infelicidad de alguna forma, disolverá en alguna medida la condición indeseable. Esto, por supuesto, es un engaño. La resistencia que creas, la irritación o ira en este caso, es mucho más perturbadora que la causa original (alarma) que estas tratando de disolver.


Todo esto puede transformarse en práctica espiritual. Siéntete a ti mismo/a volviéndote transparente, como volátil, sin la solidez de un cuerpo material. Ahora permite que el sonido, o lo que sea que cause la reacción negativa, pase a través de ti. Ya no golpeará una “pared” sólida dentro de ti.


Practica con cosas pequeñas primero. La alarma del auto, el perro que ladra, los niños que gritan, la congestión de tráfico. En lugar de tener un muro de resistencia dentro de ti que es golpeado constante y dolorosamente por las cosas que “no deberían estar sucediendo”, deja que todo pase a través de tu "transparencia" .


¿Alguien te dice algo con la intención de molestarle?. En lugar de tener una reacción negativa inconsciente, como ataque, defensa o repliegue, permite que pase a través de ti. No ofrezcas resistencia. Es como si ya no hubiera nadie ahí que pudiera ser herido. Eso es el perdón.

De esa manera ahora serás invulnerable. Puedes decirle a esa persona de todos modos que su conducta es inaceptable, si eso es lo que escoges hacer. Pero esa persona ya no tiene el poder de controlar tu estado interior. Estarás entonces en tu propio poder, no en el de la otra persona, y tampoco estarás gobernado por tu mente. Se trate de una alarma de auto, una persona descortés, una inundación, un terremoto o la pérdida de cosas materiales, el mecanismo de resistencia es el mismo.





Habrás escuchado alguna vez la frase: “pon la otra mejilla”, que un gran maestro de la iluminación usó hace dos mil años. Estaba tratándonos de comunicar simbólicamente el secreto de la no resistencia y la no reacción. En esa afirmación, como en todas las otras que hizo, se refería sólo a su realidad interior, no a la conducta externa de su vida.
Bibliografía:

Poder del Ahora (Eckhart Tolle)



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