Todos tenemos un poderoso enemigo
interior que es en realidad la causa que nos impide avanzar en el camino de la vida: el ego. Al inicio de nuestras carreras, el ego nos impide
aprender y desarrollar talentos. Si logramos el éxito, nos ciega al
punto que negamos nuestras propias debilidades; y ante el fracaso, el
ego magnifica cualquier fallo y hace más difícil la superación. El
ego, en cualquier etapa, es nuestro verdadero freno para nuestro desarrollo personal y profesional.
A
continuación os mostramos un resumen de las ideas principales
de uno de los mejores legados de Wayne Dyer. En "El poder
de la intención", Dyer concibe la intención
como una energía que nos procura el mayor de los dones, el de la
creación. Para él, todos formamos parte de esa energía, y para
demostrarlo, la primera parte de la obra comparte distintos casos
reales que muestran cómo podemos establecer conexión con esa fuerza
universal.
La segunda parte, estructurada como una guía de la intención, nos muestra diferentes caminos para aplicar los principios de la co-creación al día a día. Al final del libro hace un repaso del poder universal de la intención a través de los tiempos. Si no lo habéis leído os lo recomendamos 100%.
Hemos extraído algunas de las ideas principales que en el "El Poder de la Intención", Wayne Dyer nos propone como guía para controlar el dominio del Ego:
- No te sientas ofendido. Lo que te ofende solo contribuye a debilitar te. Si buscas ocasiones para sentirte ofendido, las encontrarás cada dos por tres. Sentirse ofendido crea la misma energía destructiva que te ofendió y que lleva al ataque, al contrataque y a la guerra.
- Libérate de la necesidad de ganar. Al ego le encanta dividirnos entre ganadores y perdedores. Es imposible ganar todo el tiempo. Siempre habrá alguien más rápido, más joven, más fuerte, más listo y con más suerte que tú. Tú no eres tus victorias.
- Libérate de la necesidad de tener razón. Olvidarse de esto es cómo decirle a tu ego: No soy tu esclavo. Pregúntate: "¿Quiero ser feliz o tener la razón?"
- Libérate de la necesidad de ser superior. La verdadera nobleza no tiene nada que ver con ser mejor que los demás. Se trata de ser mejor de lo que eras antes. Céntrate en tu crecimiento.
- Libérate de la necesidad de tener más. Por mucho que logres y adquiera estuvo insistirá en que no es suficiente. Como dijo San Francisco de Asís: "Es en dar cuando recibimos".
- Libérate de la necesidad de identificarte con tus logros. Cuando te apegas a esos logros y crees que lo estás consiguiendo tú solo es cuando abandonas la paz.
- Libérate de tu fama. La fama que tienes no está localizada en ti sino en la mente de los demás, por consiguiente, no ejerces ningún control sobre ella. Si te preocupa demasiado por cómo te van a percibir las personas te habrás desconectado de la verdadera intención. Así funciona el ego.