martes, 1 de septiembre de 2020

El egoísmo saludable te ayuda a vivir mejor


El egoísmo parece distribuirse de una manera completamente desigual: hay quienes tienen demasiado y hay quienes carecen completamente de él. Como todo en la vida, algunas cosas llevadas  a la exageración, son negativas.  Ir de compras es agradable, pero cuando alcanza niveles excesivos se llama compra compulsiva. El sexo es una actividad placentera, pero cuando su búsqueda se vuelve espasmódica se trata de adicción sexual, lo mismo ocurre con la comida, el alcohol y la actividad física.

Para entender mejor lo que queremos decir comencemos con la definición de egoísmo según la RAE (Real Academia Española):

1.- Inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás. 

Partiendo de esta definición y  añadiendo el adjetivo "sano" delante de este sustantivo, intentemos definir "egoísmo saludable".  Sería:

"Actitud de amor a sí mismo con marcados límites entre uno y otros    que permite  afirmar las propias emociones, necesidades y opiniones sin ofender o desacreditar los valores y personalidades de los demás"

Por tanto, tener un egoísmo saludable significa pensar y actuar por tu propio bien sin necesidad de restar nada a los demás. Entonces el egoísmo sano existe y no hace daño a nadie, al contrario, ayuda a vivir mejor.

A pesar de esta premisa,  para muchas personas, el "egoismo saludable" seguirá siendo una contradicción, pero no lo es en absoluto. 

Desde pequeños nos han enseñado que ser egoísta es malo, que es importante ser desinteresado y poner siempre a los demás por delante de ti. Pero lo cierto es que el altruismo extremo conduce a la aniquilación y la negación del yo. 

El egoísmo saludable es una actitud que se nutre de la voluntad de respetarnos a nosotros mismos y se nutre de nuestra capacidad de amar. Aquí hay otro lugar común muy verdadero: solo aquellos que son capaces de aceptarse y amarse a sí mismos podrán amar a su prójimo.

El egoísmo saludable

En los últimos años, el concepto de egoísmo saludable se ha abierto camino en la psicología junto con el "autocuidado" y el "amor propio". Estar enfocado en uno mismo, cultivar una buena autoestima y amarse a sí mismo no es egoísta, ni es el efecto de una sociedad donde reina el individualismo.

Construir una identidad personal completa y sentirse bien consigo mismo no es nada egoísta. El egoismo saludable y el amor propio fomentan tanto la autoestima como un profundo respeto por el otro. Cualquier proceso de crecimiento requiere comparación y relación  con el otro, por lo que incluso en el concepto de egoísmo saludable no hay individualismo absolutista. Por el contrario, nos permite movernos por el mundo de forma segura, nos permite forjar vínculos funcionales y marcar límites bien definidos.

El egoísmo saludable nos coloca en un nivel de reciprocidad porque al desarrollar una autoestima saludable no sentimos la necesidad de abrumar al otro porque no nos sentimos inferiores.

El egoísmo saludable nos ayuda a establecer nuestras prioridades en función de lo que queremos para nosotros. ¿Te parece un pensamiento o actitud egoísta? Bien, párate a pensarlo: a tu mejor amigo, ¿no le desearías lo mejor en la vida? Bueno ... entonces, ¿por qué no deberías desear lo mismo para ti? Aquí, el egoísmo saludable es en realidad una forma egocéntrica de altruismo. Lo que deseas para las personas que más te importan, también lo esperas para ti y trabajas duro para conseguirlo.

Cuando entras en la dimensión del egoísmo saludable más que por "imposiciones" (tengo que hacer ..., debo decir …) aprendes a moverte por necesidades y deseos (quiero hacer ..., quiero decir …). Por supuesto, los deberes concretos no desaparecerán, pero adquirirás el sentido común para pensar también en ti mismo.

Tu bienestar se convierte en el foco fundamental de la vida. En esta coyuntura es necesario recordar una verdad sacrosanta: si te sientes cómodo contigo mismo y estás satisfecho con tu vida, también estarás más proyectado hacia los demás.

Esto no es baladí, estudios y observaciones empíricas en Psicología Social han demostrado que las personas con buena autoestima se involucran más en gestos altruistas y conductas prosociales.

En esta vida no podemos esperar a que otros nos salven, necesitamos medidas para garantizar el autocuidado de nosotros mismos.

Para ello, no solo necesitamos conocernos profundamente, sino también aceptarnos a nosotros mismos y así legitimar nuestras necesidades. Conocernos también significa comprender qué está bajo nuestro control y qué está fuera de nuestra responsabilidad.

El mundo está lleno de personas insatisfechas dispuestas a culpar a los demás de su malestar. A menudo es cierto, pasamos por situaciones adversas, nos encontramos con personas "tóxicas" que pueden hacernos daño, pero depende de nosotros liberarnos y seguir el camino del bienestar. Para evitar esto, es necesario establecer límites cada vez que entablemos relaciones con otras personas. Aquellos límites que indican lo que consideramos aceptable e inaceptable en su comportamiento hacia nosotros.

Las fronteras son una forma esencial de autocuidado y los límites que impones a los demás dejan claro que tú también mereces tu espacio. Muchas personas se inclinan a aceptarlo todo, adaptarse a cualquier forma de tratamiento, siempre dicen "sí". Si aún no lo has hecho, aprenda a distinguir entre el "sí" exigido por el "sí" que se establece como forma de aprendizaje del deber. Empieza a ejercer tu derecho al "no" (lee más sobre esto). Empiece a ejercer su derecho al cuidado personal.