Cualquier comentario que dirigimos a
nuestra pareja, ya se sea positivo o negativo determinará el futuro de nuestra
relación. Por muy intrascendente que nos parezca en un primer momento, lo cierto es que
las expresiones que utilizamos pueden
condicionar a largo plazo la relación. La importancia reside en la
configuración de la imagen mental que hace el receptor sobre el emisor.
Generalmente el predominio de mensajes positivos está asociado con las relaciones
duraderas y matrimonios felices, mientras que si abundan los negativos, acabarán por generar un profundo
desencuentro entre los miembros de la relación y obviamente en distanciamiento.
Los psicólogos especialistas en
relación de pareja consideran que la
relación ideal para que una pareja siga felizmente casada es de cinco mensajes
afectivos y cariñosos por cada reproche o crítica. Por debajo de una proporción
de tres mensajes positivos por cada uno negativo las posibilidades de divorcio serán
muy altas y a largo plazo acabarán por dinamitar la relación.
Parece una frivolidad reducir los
sentimientos a una fórmula matemática, pero son estadísticas estudiadas y demostradas
científicamente por especialistas en crecimiento personal.
A continuación os proponemos cinco consejos para una relación de pareja sana y un amor duradero:
- Cuando pienses algo bueno o positivos sobre tu pareja, díselo en voz alta. No siempre expresamos con palabras lo que pensamos, principalmente cuando se trata de cuestiones positivas. Para mantener una buena relación es fundamental acostumbrarse a decir las cosas y a resaltar los aspectos que más nos gustan de las otras personas. Con el tiempo hay muchas cosas que se dan por sentadas, pero aun así siempre hay actitudes o acciones que si nos gustan debemos halagar. A nadie le desagrada que lo valoren ni se cansará nunca de escuchar cómo destacan alguna de sus cualidades.
- Reconocer y repetir las cuestiones que supuestamente se dan por sentadas. Aunque seas la persona más generosa y amable del mundo, es natural que con el tiempo te acostumbres tanto a los rasgos positivos de tu pareja que los acabarás pasando por alto o te olvidarás de reconocerlo. Haz una lista con los aspectos que más te gustan de tu pareja para que cuando actúe de esa manera se lo hagas saber. Que se nos reconozcan nuestras virtudes nos gusta a todos.
- Piensa siempre que detrás de los gestos o actos de tu pareja no hay más que buena voluntad, independientemente de lo que diga o haga. En ocasiones se dice lo contrario de lo que se piensa y se sobreactúa con la pareja. Recordar que la pareja siempre se mueve por sus buenas intenciones es clave para relativizar ciertos descuidos o salidas de tono porque podrán sobrevalorarse. En los momentos difíciles y más conflictivos es fundamental ser conscientes de las buenas intenciones de la pareja para no herir demasiado los sentimientos. Obviamente, hay situaciones en que una pareja pueda cambiar su actitud repentinamente por algún trastorno de personalidad y tener intenciones verdaderamente maliciosas, pero estos casos son una minoría.
- Se siempre agradecido/a. Nunca debemos cansarnos de dar las gracias y reconocer con un beso o un abrazo los buenos gestos de tu pareja para reforzar los lazos de cariño. Además, al expresar efusivamente los agradecimientos se potenciarán más este tipo de gestos y se harán con más afabilidad.
- Antes de decir un comentario negativo pregúntate si es estrictamente necesario hacerlo. Las críticas constructivas pueden ser muy útiles y hasta mejorar la relación, siempre y cuando se cuiden mucho los comentarios, sean racionales y se mediten previamente para no hacerlos en caliente. Para ello es conveniente preguntarse cuál es la verdadera motivación para reprobar una actitud, si uno está enfadado por cuestiones ajenas a la pareja, si está cansado o resentido por algo en concreto, especialmente si la crítica se va a realizar en público. Esto solo aumentará los problemas y creará malas sensaciones, por lo que hay que pensarlo mucho antes de provocar un conflicto innecesario. Una buena relación no debe tirarse por la borda por una salida de tono que no hará más que desacreditar a uno mismo y provocar una peligrosa pérdida de confianza.