Cuando comenzamos un camino de
escucha y exploración interior, suele ocurrir que nuestra mente genera más
ruido que nunca, esa suele ser la primera respuesta del cerebro ante nuestro
intento por lograr la calma.
Tras un tiempo de constancia y
dedicación continuada en la práctica de estar a solas con nosotros mismos/as y de
cultivar el silencio, poco a poco la intuición germina y esa voz interior se
escucha cada vez de forma más nítida. En realidad siempre ha estado ahí, de
forma invisible y tratando de hacerse oír pero generalmente es difícil escuchar
algo a lo que no estamos prestando atención.
Como una semilla que necesita tiempo
y cuidados, la intuición necesita ser regada día tras día, necesita un espacio
para revelarse, para surgir, para brotar y crecer lentamente hasta convertirse
en una planta estable que con el tiempo florecerá.
La escocesa Eileen Caddy, una de las grandes maestras espirituales que más ha profundizado en el tema, decía que para escuchar la voz
interior había que practicar las tres P: paciencia, persistencia y perseverancia.
Así es como el pequeño brote surgido de la semilla llega a convertirse en árbol
y da sus frutos.
Todos en algún momento de este
proceso nos hacemos la misma pregunta: ¿cómo se que esta voz que viene de
dentro, es la voz de mi sabiduría interior y no la voz del ego?
En realidad no es difícil
reconocerla, la voz interior viene del corazón y nos es fácil identificarla si
la escuchamos desde el corazón, nosotros sabemos distinguir perfectamente en
nuestro interior cual de esas voces es cual y nos basta con cerrar los ojos,
poner nuestra mano en el pecho y sentir cada latido para saber la respuesta.
Pero si para ti sigue sin ser del
todo claro cual de las dos voces te habla, te ayudará saber que la voz que
habla desde el interior está ausente de juicio y de comparación con nada ni
nadie, es una voz impersonal y pura, que envía mensajes certeros, breves y que
tiene un gran sentido de trascendencia, es una voz que permanece en el tiempo,
que habla desde la esencia del ser que somos y que estamos llamados a
manifestar.
Los mensajes del ser se manifiestan
desde la totalidad y nos hacen sentir la alegría de vivir, son una guía, como
una estrella en nuestra vida y no nos dejan el mínimo atisbo de duda. Cuánto
más se incrementa el acceso a esa voz, más orgánica y natural se vuelve nuestra
vida, todo fluye de forma más sencilla y sin esfuerzo, te sorprenderás de la
facilidad con que las cosas llegan a tu vida y tendrás acceso a todas las
respuestas.
La voz del ego, por el contrario, es
una voz que habla desde el miedo, desde la carencia y la separación, se pierde
en detalles que no tienen importancia trascendente y que son personales,
critica, juzga y se compara, es una voz insegura, muchas veces ambigua y
carente de corazón.
Al igual que la voz interior, se
encuentra constantemente en nosotros y la mayor parte de la veces es tan
intensa que nos sentimos identificados con ella, pensamos que somos ella,
pensamos que somos ese ruido incesante de la mente.
Lo más asombroso de esa voz que
tantas veces nos atormenta es que, una vez comenzamos a hacernos conscientes de
ella y a escucharla desde un lugar de libertad, de aceptación, de vigilancia,
empieza a perder su poder. Activar el “testigo” de nuestras voces nos hace ser
conscientes de ellas y separarnos de ellas, de forma que ya no tengan poder
sobre nosotros.
Para muchas personas este proceso
ocurre poco a poco y de forma natural, de repente se encuentran espontáneamente
siguiendo mensajes y viviendo en un mundo de sincronicidades, reciben lo que
necesitan escuchar, vivir, experimentar. Has de estar dispuesto a seguir esa
fuerte intuición que te guía de forma certera, a aventurarte en lo desconocido
y formar parte del flujo incesante de la vida que se manifiesta a cada
instante. ¿Estas preparado?
Claves para reconocer la voz interior
- Presta atención a las señales que aparecen en tu vida, los mensajes llegan a través de personas, libros, películas o situaciones.
- Observa las voces que hay dentro de ti y aprende a distinguir la voz que te guía. Escucha las certezas que emanan de tu ser.
- Afirma cada día que quieres vivir en contacto más íntimo con tu voz interior y considérate merecedor de recibir las respuestas que necesitas.
- Practica el ejercicio anterior creando tu propia afirmación
Sigue los siguientes pasos:
- Se consciente de que eres un canal creativo y estás constantemente recibiendo
- Reconoce tu capacidad de recibir
- Dedica un tiempo a escuchar
- Pregunta desde tu corazón
- Cultiva la intención y la paciencia y encuentra un lugar adecuado para conectar con tu sabiduría interior, cada día.
- Confía en que ya tienes todas las respuestas y estas creando la habilidad de escucharlas.
- Ten presentes cada día las 3 “P”: paciencia, persistencia y perseverancia.
Feliz reencuentro con la voz de tu
interior...
Fuente y Bibliografía recomendada : "El Despertar del Sol" María García, Coach y Comunicadora