SUPERAR
EL DUELO: Cuanto Más Apego Más Duele
Nacemos
sin instrucción alguna para afrontar el sufrimiento. Generalmente,
el dolor por la pérdida de un ser querido llega de repente en
nuestras vidas para desestabilizarnos, para rompernos interiormente.
Paulatinamente y tras mucho dolor, vamos recogiendo cada pieza para
reconstruirnos de nuevo; y es ese proceso precisamente, el mayor
aprendizaje que vamos a recibir en nuestra vida.
El duelo es algo que todos vamos a sufrir tarde o temprano. Nadie somos inmunes a la pérdida. Cuando hablamos de pérdida hacemos referencia no sólo a perder a un ser querido, sino también atravesar el duelo ante una ruptura afectiva, la pérdida de los hijos cuando vuelan de casa … todo ello de alguna manera, supone atravesar diferentes formas o niveles de duelo.
El
problema es que ninguno de nosotros/as nos llevamos demasiado bien
con el sufrimiento, no sabemos gestionarlo hasta el punto de que
llega a desestabilizarnos completamente. Entonces, ¿Cómo podemos
hacerlo? ¿Cuál es la fórmula mágica que nos haga inmunes o nos
ayude a gestionar la separación, al vacío y ese hueco insondable
ante la pérdida de esa mano que ya no nos sostiene?
Desgraciadamente,
no la hay. Los expertos aseguran que cada persona debemos encontrar
nuestra propia forma de enfrentar el duelo, donde encontrar alivio y
la entereza necesaria para levantarnos de nuevo. Si te daremos dos
consejos para poder asimilar y superar el duelo:
1.
Acepta tu vulnerabilidad para superar el Duelo
La madurez emocional es aquella que sabe avanzar y abrirse camino por sus propias pérdidas, que ha aprendido del desapego y que a su vez, concibe las dificultades como una enseñanza de vida.
Quizás
esto te resulte desalentador, lo sabemos. Lo cierto es, que podemos
leer muchos artículos y libros sobre el duelo, podemos seguir las
pautas de un psicólogo o especialista, lo que nuestros amigos o
seres queridos nos dicen para alentarnos pero lo cierto es que,
cualquier pérdida, sea cual sea el nivel, es un acto que cada cual
debemos afrontar en solitario buscando nuestras propias
herramientas para superarlo. Es una tarea individual que requiere
tiempo y que demanda ante todo, comprender que no somos infalibles
sino seres vulnerables a merced del ritmo de la vida.
Debemos
asumir que nadie va a llorar por nosotros, que nadie va a reorganizar
nuestros pensamientos y aliviar nuestro sufrimiento para quitarnos
peso. Esto es de gran importancia para comenzar a andar en el
camino de la superación del duelo.
Ser
conscientes y aceptar nuestra propia vulnerabilidad será la llave
para abrir la puerta en el proceso de superación del duelo; y es
ahí, donde reside nuestra verdadera fortaleza.
Piensa
por un momento en esto que te decimos: si nos resistimos, si nos
negamos a reconocer que nos sentimos malheridos, que nuestra vida se
acaba desestabilizar y que eso duele en el alma, nos quedaremos
anclados en la fase de negación. ¿Sabes por qué? Pues porque no
reconocer algo que existe y negarnos a sufrirlo y llorarlo es
negarnos a adaptarnos a las circunstancias y por lo tanto negarnos a
superarnos y evolucionar en el proceso de desarrollo personal y
vital.
2. El
duelo como arte de saber SOLTAR
Puede
que definir el duelo como una forma de “arte” te cause cierto
rechazo. Quizá sea porque las personas preferimos enfocar nuestra
vida solamente hacia cosas agradables, llevaderas y positivas. Y eso
es bueno, por supuesto, pero el placer de la vida lleva también
implícito a su vez una factor de sufrimiento ante la que casi nadie
somos inmunes.
No
obstante, vamos a aclarar este aspecto. A la hora de hablar de duelo
siempre pensamos en las pérdidas físicas. En la muerte. Sin
embargo, como decíamos al principio de este artículo, también
están los duelos afectivos o emocionales por ese amor al que hemos
de renunciar o que nos abandona, e incluso por qué no, al simple
acto de madurar como persona, de asumir nuevos valores, de abandonar
determinados esquemas de pensamiento o creencias para desarrollar
otras conforme a las circunstancias de vida.
Un
proceso de crecimiento interior donde también superamos duelos
personales y de identidad en ocasiones, bastante profundos. Sin duda,
enriquecedor a la par que necesario. No obstante, son procesos que
siempre implican ciertos miedos, porque todo cambio supone una
pérdida implícita, e incluso sensación de soledad, de impotencia y
vacío.
Hemos de ser conscientes de que la vida, no es un tranquilo paseo donde la felicidad está siempre garantizada. La vida en ocasiones duele, y debemos aceptar la frustración, la pérdida y cada uno de los duelos. Porque todos ellos, son caminos hacia una meta necesaria... Nuestra Sabiduría.