La
muerte es ese último paso de la vida que, aunque nos cueste
reconocerlo, a todos/as nos asusta por la incertidumbre que conlleva.
Hay un cuento muy curioso que, aunque parece muy simple,
esconde la idea fundamental que hoy os queremos trasladar. El
cuento, del periodista mexicano Armando Fuentes, dice así:
“Llegó
la Muerte a buscar a Doña Matildita. Ciertamente era tiempo de que
la buscara, pues Doña Matildita había llegado ya a la ancianidad. Llamó a la puerta
y nadie abrió.
-¿En
dónde está Matilde? – le preguntó la Muerte a una vecina.
-Anda
con las cabras –le respondió ella.
Se
fue la Muerte y regresó al cabo de un tiempo. Tampoco esta vez halló
a Matilde en su juncal.
-¿A
dónde fue? –preguntó.
-Está
ordeñando la vaca –le dijeron.
Pasaron
unos meses y volvió la Muerte. Matilde había salido.
-¿Dónde
anda? –preguntó la Muerte.
-Llevó
los animales a tomar agua.
-Me
doy por vencida –masculló la Muerte-. Esta mujer siempre anda
haciendo algo.
Y
así diciendo, fue y se llevó a otra mujer que nunca hacía nada.
Este
cuento se narra por las noches en las cocinas del Potrero. Doña
Matilde lo oye y ríe por lo bajo
mientras
atiza con un palo las brasas del fogón.”
Vamos a analizar esta historia...
La
protagonista de este cuento, Doña Matilde, no sólo no le tenía
miedo a la muerte, sino que se burlaba de ella, la esquivaba al
mantenerse siempre ocupada. Por mucho que lo intentaba, la muerte no
podía encontrarla. Su vida activa era el mejor remedio contra la parca.
Entonces, ¿Cómo podemos superar el miedo a la muerte?
Nos
guste o no, la muerte es real. Todos, sin excepción moriremos más tarde o más temprano. Ante esta realidad
tenemos sólo dos alternativas:
- vivir asustados y temerosos por miedo a morir, o
- vivir intensamente agradecidos por cada día de vida y sin temor a la muerte.
Puedes estar pensando que es fácil decirlo pero en la práctica no tanto; y es que, conseguir
que al pensar en nuestro propio final, no se nos acelere el corazón
y no nos recorra un escalofrío por la espalda, parece complicado,
pero es posible si vives tu vida conforme a estos consejos:
1. Acepta tu vida tal como ha sido
Una
de las principales razones por las que tenemos miedo a morir es
porque miramos hacia atrás y nos damos cuenta de que nuestra vida
pasada no siempre fue como nos hubiera gustado. Cometimos errores de
los que nos arrepentimos, no hemos conseguido alcanzar los objetivos
que un día soñamos, no tuvimos la oportunidad de llegar a
ser quienes queríamos ser, hemos invertido nuestros mejores años
trabajando sin descanso y se nos olvidó vivir…
Si
alguna de estas razones o similares te parecen familiares,
debes entender que el primer paso para perderle el miedo a la muerte
es aceptar tu vida pasada tal como fue. El reloj jamás da vueltas
hacia atrás y el tiempo pasado no regresará, así que el pasado no lo podremos cambiar.
Acepta con amor tu historia vital, porque es tuya. Tus errores, tus aciertos, tus
penas y alegrías, la soledad y la compañía, todo eso forma parte
de ti, tú eres la persona que eres precisamente por todas esas experiencias. Abrázala con amor, aprende del pasado y continúa con ilusión lo que te queda por delante.
2. Mantente siempre activo
Igual
que la protagonista de esa maravillosa historia, llena cada día con cosas que te gusten, que te
llenen de ilusión, que ocupen tu tiempo y tu mente. Mantenerte
ocupado/a y con ilusión mantendrá a la muerte alejada. Eso no
significa que no llegue cuando sea tu momento, pero mientras tanto se
mantendrá lejos de tu cabeza y de tu corazón. No le tendrás miedo,
serás capaz de esquivarla, porque no formará parte de tu
vida.
De lo contrario, morirás antes de tiempo pues no hay nada más triste
que estar en esta vida sin ilusión y sin alegría.
Acepta la realidad de tu propio fin, pero no para sentirte temeroso/a o con ansiedad sino para que eso te impulse a vivir
intensamente y a
llenar los
días
de razones por las que levantarte cada mañana, hasta el dia de tu partida.
Recuerda
que una vida sin contenido es un blanco fácil para la enfermedad física
y mental. No dejes que la edad te caiga encima llevado por la inercia
y la rutina, pensando que eres demasiado
mayor. Toma
las riendas y reinvéntate si es lo que realmente quieres. No
permitas que la vida se te escape de las manos.
3. Saborea el presente
Sé
consciente de la suerte que tienes por estar vivo/a. ¿Sabes cuánta
gente no tiene la suerte de alcanzar tu edad? Cuánta gente muere en
la flor de la juventud, mientras que tú todavía te cuentas en el
grupo de los afortunados que todavía puede disfrutar de este mundo,
así que aprovecha cada minuto, porque es un verdadero regalo. Ser consciente de esta suerte es muy importante.
No
pienses que la oportunidad de ser feliz se te escapó hace mucho, o
que la vida empezará de verdad cuando superes tal obstáculo, pagues esa deuda, veas a tus hijos convertidos en adultos o encuentres a la
pareja ideal... NO!! Todas esas cosas y
situaciones que forman tu momento presente SON LA VIDA!!!!. La vida no
espera, es eso que pasa AQUÍ Y AHORA.
Recuerda que no hay un camino a la felicidad, sino
que la felicidad es el camino.
Así que abraza cada instante, compártelo con las
personas que amas y recuerda que ese tiempo que estás viviendo es
la vida. Deja de esperar que pase algo para poder ser feliz, porque
lo único que tienes es el aquí y el ahora, nunca habrá mejor
momento que este.
Luz para Todos .... Luz Plena