A
Wayne Dyer le gustaba utilizar en sus conferencias la metáforas como
estrategia de aprendizaje y sistema de conocimiento. Una de las más
conocidas es "la metáfora de la naranja". Así lo
explicaba en una de sus entrevistas:
"Me
encanta la naranja. Una naranja es una simple metáfora: coges la
naranja, la exprimes tanto como puedes y te preguntas ¿Qué saldrá?,
¿qué es lo que sale cuando exprimes una naranja? Zumo de naranja.
Siempre, sin importar cuántas veces la exprimas, saldrá zumo de
manzana. Nunca sacarás zumo de uva de la naranja, jamás. Lo único
que sacarás de la naranja es su jugo de naranja. Y la siguiente
pregunta es ¿Por qué? ¿Por qué cuando exprimes una naranja tan
fuerte como puedes solo sale jugo de naranja?
Yo
hice esa misma pregunta una vez en Canadá: había una niña pequeña
sentada justo en la fila de enfrente y dijo ¡Vaya tontería! Dijo
¡Eso es lo que lleva DENTRO! ¡TIENE que salir! Y yo dije Claro,
¡esa es la respuesta! ¡eres muy inteligente! Ella sonrió, pensó
que su respuesta era genial… Pero es que esa es la verdad. La razón
por la que el jugo de naranja sale cuando la exprimes es porque es lo
que tiene dentro.
Ahora
extiende la metáfora. Alguien te exprime a TI. Es decir, alguien
dice algo sobre ti que no te gusta. Alguien se comporta contigo de un
modo que te hace sentir ofendido/a y presionado/a. Alguien hace algo
o te dice algo y tú te sientes mal y de dentro de ti… sale ira,
odio, amargura, tensión, miedo, ansiedad, estrés. E inmediatamente
piensas: La razón por la que todo eso sale de mí es por cómo él
me dijo esto o por la manera en que ella dijo eso o porque ellos me
hicieron aquello.
Pero
la realidad es que lo que sale es lo que está dentro. Y si no te
gusta lo que está dentro puedes cambiarlo. Está claro que a veces
otras personas pueden hacerte cosas, esto ocurre todo el tiempo, pero
lo que ocurre en tu vida es tu responsabilidad… Tú vives tu vida
desde dentro y lo que la gente te haga no importa, lo que importa es
cómo tú reaccionas a lo que la gente te hace. Eso es lo que
diferencia a una persona plenamente funcional y una víctima. Así es
cómo funciona la vida.
Es
como cuando pasan cosas malas por ahí fuera, tú puedes, o bien
extraer una lección de ello… Para mí no existen los accidentes en
un universo perfecto, solo hay lecciones. Todo lo que ocurre es una
lección, y puede que aprendas de ella o que te conviertas en víctima
de ella. No puedes dar lo que no tienes. Suena ridículo, ¿verdad?
Pero es más de lo que llega a tus ojos mientras lo lees: No puedes
dar lo que no tienes. La gente que no es buena dando amor, no puede
dar amor porque no tienen para darlo.
Si
quiero darte una docena de naranjas, no puedo darte esas doce
naranjas a no ser que vaya y las coja por ahí. Esto es así
prácticamente para todo en nuestra vida: no puedes dar amor para
otros si no tienes amor en tu corazón para dar. Si lo que tienes en
él es rabia, si lo que tienes en él es miedo, entonces es eso lo
que vas a dar en tu vida".
Con
esta sencilla metáfora, Dyer nos da una gran lección: cada vez que
respondemos con ira o miedo cuando alguien nos pone contra las
cuerdas, sin importar quién es la persona, es porque, de cierta
forma, estamos externalizando lo que ya tenemos dentro.
No
se refería a que debemos sufrir pasivamente cuando los demás nos
presionan o manipulan, se refería a que debemos ser mucho más
conscientes de nuestras reacciones y comprender de dónde provienen
realmente. Nos invita a volcar nuestra mirada hacia nuestro interior para seguir creciendo.
Se
refería a que en muchas ocasiones atribuimos nuestro enfado, ira,
rencor, angustia, agobio, ansiedad, hastío o frustración a los
demás cuando a veces, esos sentimientos ya se encontraban dentro de
nosotros y esa persona solo los ha amplificado. A veces, las
actitudes, palabras y comportamientos de los demás son solo un
diapasón con el que hacemos resonancia.
De
hecho, es bastante común que cuando estamos nerviosos, cualquier
comportamiento de nuestra pareja o hijos termine irritándonos,
cuando en otras situaciones esos comportamientos simplemente pasarían
desapercibidos. A veces, cuando alguien nos aprieta, lo que sale de
nosotros es lo que hemos alimentado durante todo el día o quizá por
años.
Dyer
decía:«No siempre se puede controlar lo que sucede en el exterior.
Pero siempre se puede controlar lo que sucede en el interior«.
Debemos
comprender que, en el fondo, la asertividad emocional a quien más
nos beneficia es a nosotros mismos. La ira, la desilusión, la
indefensión, el rencor y la culpa, entre otros, son emociones y
sentimientos compresibles y válidos, pero alimentarlos terminará
haciéndonos más daño que bien. En su lugar, deberíamos
esforzarnos por cultivar un estado de paz interior y equilibrio
mental. Debemos recordar que lo que hay dentro de nosotros cuenta, y
mucho... Al fin y al cabo somos AMOR, nuestra esencia es amorosa sólo
se encuentra escondida y encubierta por pensamientos erróneos...