viernes, 29 de abril de 2022

Louise Hay: Recibe la Prosperidad

RECIBE LA PROSPERIDAD. 

El Poder que hay en nuestro interior está deseando proporcionarnos nuestros sueños más entrañables y una tremenda abundancia. ¿Estás abierto/a para recibirlo? Si deseas algo, el Universo no dice: «Lo pensaré». 
El universo responde rápidamente y te envía lo que has pedido. Pero has de estar abierto y preparado para recibirlo.

La prosperidad puede significar muchas cosas: dinero, amor, éxito, comodidad, belleza, tiempo y conocimiento. Creas prosperidad hablando y pensando sobre tu abundancia. No puedes crearla hablando sobre tus carencias ni pensando en ellas. Cuando te concentras en la carencia, creas más carencia. Los pensamientos de agradecimiento generan más abundancia.

Sé consciente de las creencias que puede que estén bloqueando el flujo de dinero y prosperidad en tu vida. Ahora usa tu trabajo del espejo para cambiar esas creencias y crear nuevos pensamientos de abundancia. Lo mejor que puedes hacer si tienes problemas económicos es desarrollar el pensamiento de prosperidad.

Cuando te suceda algo bueno en la vida, dile: «¡Sí!» Ábrete a recibir cosas buenas. Di «¡Sí!» a tu mundo a esas cosas buenas. Las oportunidades y la prosperidad se multiplicarán por cien. Una vez al día, ponte de pie con los brazos abiertos de par en par y di con alegría alguna de estas afirmaciones. La vida te escuchará y responderá.

1. Estoy abierto y receptivo a toda la abundancia del Universo.
2. La vida cubre todas mis necesidades en abundancia. Confío en la vida.
3. Soy un imán para el dinero. Todo tipo de prosperidad se siente atraída hacia mí.

4. Soy una persona valorada y bien remunerada en mi trabajo.
5. Estoy abierto a la prosperidad ilimitada que está por todas partes.

6. La ley de la atracción sólo me trae cosas buenas. Cambio mis pensamientos de pobreza por pensamientos de abundancia y mi economía refleja este cambio.
7. Me llegan cosas buenas de todas partes y de todas las personas.

8. Estoy agradecido por todas las cosas buenas de mi vida. Cada día me aporta sorpresas maravillosas.

9. Pago mis facturas con amor y me alegro de poder escribir cada uno de mis cheques. La abundancia fluye libremente a través de mí.
10. Mis ingresos aumentan constantemente y prospero dondequiera que voy.

Fuente: El poder del espejo. Louise Hay
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viernes, 15 de abril de 2022

Tu cuerpo sana si tu interior sana



Sé que enfermaste. Ve al médico. Pero cuando vayas, dile:

Dile a tu médico que te duele el pecho, pero dile también que tu dolor es dolor de tristeza, es dolor de angustia.


Dile a tu médico que tienes acidez, pero descubre por qué, con tu mal genio aumenta la producción de ácido en tu estómago.


Infórmale que tienes diabetes, sin embargo, recuerda decir también que no encuentras más dulzura en tu vida, que no sabes recibir amor y que es muy difícil soportar el peso de tus frustraciones.


Menciona que sufres de migraña, sin embargo confiesa que padeces con tu perfeccionismo, con la autocrítica, que es muy sensible a la crítica ajena y demasiado ansioso.


Muchos quieren curarse, pero pocos están dispuestos a neutralizar en sí el ácido de la calumnia, el veneno de la envidia, el bacilo del pesimismo y el cáncer del egoísmo. No quieren cambiar de vida.


Buscan la cura de un cáncer, pero se niegan a renunciar al miedo y a una simple pena.


Pretenden la desobstrucción de las arterias coronarias, pero quieren seguir con el pecho cerrado por el rencor y la agresividad.


Anhela la curación de problemas oculares, pero no quieren ver lo que acontece a su lado y menos al futuro que los espera, tampoco sacan de los ojos la venta del criticismo y la maledicencia.


Piden solución para la depresión, mientras tanto no abren mano del orgullo herido y del fuerte sentimiento de decepción por las pérdidas experimentada.


Suplican ayuda para los problemas de tiroides, pero no cuidan sus frustraciones y rencores, no levantan la voz para expresar sus necesidades legítimas.


Suplican la curación de un nódulo de mama, sin embargo, insisten en mantener bloqueada la ternura y la afectividad.


Llaman a la intercesión divina, pero permanecen sordos gritos de auxilio que parten de personas muy cercanas a sí mismos.

El Universo nos habla a través de nuestro cuerpo y de mil maneras diferentes;  la enfermedad es uno de ellos y, por cierto, el principal recado que nos llega de la sabiduría divina es que falta más amor y armonía en nuestras vidas.

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