domingo, 2 de noviembre de 2025

El sufrimiento inútil del desamor

El sufrimiento inútil del desamor

Desamor

Existe un sufrimiento completamente inútil, especialmente cuando la vida nos enfrenta a situaciones tan difíciles que parecen desgarrarnos por dentro. Es el sufrimiento que nace del llamado mal de amores.

Apego, ego y negación

A menudo, insistimos en permanecer junto a quien ya no desea estar con nosotros. Las carencias emocionales, el ego, la dificultad para aceptar el desapego y otros muchos factores nos conducen a un dolor profundo cuando la persona amada decide poner fin a la relación.

Entonces nos invade la angustia: lo que en psicología se denomina “el objeto amoroso en huida” o “el alejamiento del fetiche erótico”. Miles de personas, día tras día, se desgarran por una ruptura sentimental.

Aceptar el dolor para poder soltar

Si te encuentras ahora mismo en esa situación, escucha esto:

“Si dejas esa relación que tanto te obsesiona pero que tanto dolor te causa, vivirás un infierno… pero un infierno con final. De lo contrario, será un infierno sin fin.”

No te resistas al sufrimiento. Vive tu duelo, pero sin compadecerte. No añadas dolor al dolor. Evita las elucubraciones —“si yo hubiera…”, “si él o ella no hubiera dicho…”— y no busques respuestas obsesivamente. Acepta el hecho con plena consciencia y aprende a soltar.

El amor consciente

Practica el amor consciente: si de verdad amas, desea la felicidad del otro, incluso si su camino se aleja del tuyo.

Si mantener contacto con esa persona fuera de la relación te lastima, establece un tiempo de distancia terapéutica.

Recuerda siempre: otra persona puede complementarte, pero nunca completarte. Esa tarea te corresponde únicamente a ti.

Cultivar la madurez emocional

No alimentes sentimientos de culpa ni busques culpables. No presiones, no manipules. Si algún día esa persona decide volver, y tú también lo deseas, lo valoraréis entonces. Mientras tanto, busca refugio en ti mismo/a y aprende a habitar tu soledad sin convertirla en un peso insoportable.

El amor consciente —ese que sabe abrazar y soltar, que desea sinceramente la felicidad del otro— es el antídoto del amor posesivo.

“Los dioses aman conscientemente, y quien ama conscientemente se convierte en un Dios.”

Este amor elevado requiere aprendizaje, pero el esfuerzo vale la pena, porque el verdadero a-mor —como su etimología sugiere— es sin muerte.

Bibliografía: Ramiro Calle, El arte de la pareja.

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