Muchas personas se quejan de la buena suerte que tienen los demás o de la mala suerte que tienen en la vida, con expresiones del tipo: “todo me sale mal”, “qué mala suerte tengo”, “tú siempre tienes suerte, ¿cómo lo haces?”, etc.
Es cierto que a veces todas las personas tenemos rachas o épocas en las que las cosas no nos salen como nos gustaría pero, ¿es cuestión de buena o mala suerte? ¿o hay algo más?
Lo cierto es que si pensamos que tenemos mala o buena suerte, nuestros pensamientos y acciones irán en esa dirección, a veces inconscientemente.
Puede que algunas acciones estén condicionadas a la suerte (buena o mala), pero si trabajas, te esfuerzas, buscas oportunidades y te mueves, lo más probable es que obtengas buenos resultados en tu vida.
Muchas personas te dirán cuando consigues algo por haberte esforzado que tuviste suerte, pero piensa si realmente fue cuestión de suerte o simplemente te esforzaste para conseguirlo. Generalmente, los buenos resultados son cuestión de estar en el momento oportuno (oportunidad, que no suerte) y donde tuviste una actitud de trabajo y de esfuerzo, sobre todo de esto último. Piensa que las oportunidades se pueden buscar, crear y aprovechar.
Esto del esfuerzo, de dar pasos, de buscar oportunidades y obtener resultados no es otra cosa que una relación de causa y efecto. Justificar todo por la buena o mala suerte que tengamos es una forma de no responsabilizarnos de nuestros actos, de escudarnos en la posibilidad que la suerte actúe por nosotros sin aceptar nuestra implicación responsable en todas las circunstancias de nuestro día a día.
La suerte no viene sola, hay que ayudarla y mucho. La próxima vez que digas o escuches las expresiones que mencionábamos anteriormente, pregúntate ¿qué estoy haciendo yo? ¿qué puedo mejorar? ¿qué puedo cambiar?