Brian Weiss uno de los médico psiquiatra estadounidense más famoso
por sus controvertios estudios y creencias en la reencarnación, regresión de
vidas pasadas y estudioso de la
supervivencia del alma humana después de la muerte; concedió una entrevista muy
interesante, en la que conjuga
abiertamente lo espiritual, lo misterioso y lo intuitivo. Realmente interesante.
"Todo está conectado. Las almas no
tienen raza, religión, sexo o nacionalidad; son almas, una forma pura de
energía amorosa"
Doctor, en sus libros, usted también suele
hablar de la intuición, algo que parece que casi hemos olvidado utilizar en nuestra
vida diaria.
La arremetida contra la mente
comienza desde que somos muy pequeños. Se nos educa con valores familiares,
sociales, culturales y religiosos que reprimen nuestros conocimientos innatos.
Y si nos resistimos a esa acometida, se nos amenaza con el miedo, la culpa, el
ridículo, la crítica y la humillación. O también, pueden acecharnos el
ostracismo, la retirada del amor o los abusos físicos y emocionales.
Nuestros
padres y profesores, nuestra sociedad y cultura pueden enseñarnos falsedades
peligrosas. Y a menudo lo hacen.
El mundo actual es una clara prueba de ello,
pues se encamina a tropiezos y golpes, imprudentemente, hacia una destrucción
irreversible. Pero si se lo permitimos, los chicos pueden enseñarnos la salida.
¿Es cierto que las mujeres son más
intuitivas que los hombres?
Es así, están más abiertas a todos
estos conceptos: espiritualidad, inspiración... Las madres siempre se han
basado en su intuición. Por eso, creo que los científicos de hoy están
equivocados.
Si la ciencia y la tecnología, que se nos están escapando de las
manos, no comienzan a desarrollarse en el contexto de nuestra sabiduría
intuitiva, entonces estamos frente a un peligro. Porque, mal empleados, pueden
destruir el mundo.
¿Y por qué cree que a la comunidad
científica le cueste tanto aceptar esas facultades que todos llevamos dentro?
Porque existe un descreimiento
generalizado sobre todo aquello que no puede verse o demostrarse por métodos
científicos convencionales. Y eso está mal, es erróneo. Nos enseñaron que todo
eso es supersticioso, o no científico, o inferior. Y no es así. Tenemos
sentidos más allá de los cinco sentidos. Y uno de ellos es la intuición. No
sólo en el arte, los grandes descubrimientos científicos también surgen
intuitivamente, y no necesariamente desde de la lógica pura. El mismo Einstein
lo decía.
Tiene que haber un balance entre lo racional y lo intuitivo. Algo
que, en mi caso, tardó años en llegar. Hasta que conocí a Catherine. Además,
para recuperar ese equilibrio, no podemos olvidar que el amor es el componente
fundamental de la naturaleza, que conecta y une a todas las cosas y las
personas. Y la energía del amor es, en potencia, más fuerte que cualquier bomba
y más sutil que cualquier hierba. Lo que sucede es que aún no hemos aprendido a
aprovechar esa energía tan básica y tan pura.
¿Podríamos decir entonces, que
intuición y poesía son casi sinónimos?
Sin duda están emparentados. Los
griegos hablaban de las musas. Los poetas, los músicos y los artistas en
general trabajan mejor cuando se dejan llevar por el cerebro derecho, es decir,
por la intuición, lo espiritual, lo no lineal; y no siempre ocurre lo mismo
cuando se guían por el cerebro izquierdo, el lógico, el racional.
Le hemos dado
una excesiva importancia a la razón, a un punto tal que casi hemos negado
nuestra intuición, que era, precisamente, el sentido predominante del hombre.
¿Cómo definiría a la reencarnación?
Es el concepto de que poseemos un alma
inmortal, que puede llamársele también conciencia o espíritu, que abandona
nuestro cuerpo en el momento de la muerte física para luego renacer en una
nueva criatura para continuar en esa nueva vida con las lecciones que
eventualmente la lleven a una realización espiritual plena.
¿Y realmente cree que la realización
espiritual plena sea posible?
Sí. Lo que ocurre es que nuestros
valores están todos revueltos, desordenados. Nos preocupamos demasiado por la
impresión que le causamos a los demás o sobre cuánto dinero tenemos. Y todo eso
es un tremendo error. Porque la felicidad viene desde adentro de uno. De saber
disfrutar el momento presente.
Sabemos que el amor puede curar, y que el estrés
puede matar. Pero poco hacemos para aliviar nuestra mente. No es necesario ser
rico para ser feliz. En mi consultorio he atendido infinidad de gente
increíblemente rica, pero infelices. Y su tristeza se disipaba cuando
comenzaban a cultivar sus valores humanos, a preocuparse por los demás.
Estamos atrapados en las preocupaciones
de nuestra mente sobre el futuro, o lamentando el pasado. Aunque somos
conscientes de que ni los lamentos ni las preocupaciones pueden modificar ni el
pasado ni mejorar el futuro.
Una cosa es planear, organizarse, eso está bien.
Pero no preocuparse. Ese sentimiento se ha vuelto un hábito de lo más negativo.
Lo mismo que con el pasado. Hay personas que se la pasan rumiando sobre sus
errores, preguntándose una y otra vez por qué no hice esto o aquello.
¿No cree que las psicoterapias
pueden caer en ese rumiar constante, que termina volviéndose negativo?
Entiendo que este no es puntualmente
un tema sencillo. Es bueno ver el pasado y reconocerlo. Pero es cierto también
que ese proceso, que puede ser muy doloroso, tiene un límite. Lo que yo le digo
a mis pacientes es que aprendan de su pasado y que luego lo déjen ir. Ahora
esté aquí, en el momento presente, que es el único lugar en el que va a
encontrar la felicidad. Si seguimos varados en el pasado jamás seremos felices.
Eso les digo.
Entre tanto dolor y sensación de
soledad, los psicofármacos son presentados como la solución a los problemas
existenciales del hombre moderno.
Existen muchas razones que explican
ese fenómeno. La propaganda y la presión de la industria farmacéutica es
enorme. Y, además, persuaden a los médicos para que receten sus productos de
maneras subrepticias y a veces no tan solapadamente. Por otra parte, la
tendencia de las universidades es a enseñar cada vez más a que el tratamiento
pasa por la medicación. Pero sabemos que con las pastillas no alcanza.
Porque
cada depresión, ansiedad o cualquier síntoma, forma parte de un cuadro
holístico, donde intervienen la mente, el cuerpo y el espíritu.
Las pastillas son una opción que no
tienen por qué contraponerse con otras formas curativas. Pero de nada sirven
sin la compasión y el entendimiento de que esa persona que está sufriendo es un
ser humano y no un sistema bioquímico con bajos niveles de cierta sustancia. Y
en algunos casos, aún siendo compasivo y con un buen tratamiento ni siquiera es
necesario recurrir a la medicación. O, si se receta, se hace por menos tiempo y
con dosis más bajas.
¿Cuál es la crítica más dura que tiene para
hacerle a los médicos que ejercen la medicina “tradicional”?
Bueno, generalmente son ellos los
que me critican a mí… Mi principal crítica es que los médicos necesitan abrir
más su corazón y darse cuenta de que son sanadores. Y para eso, es preciso
estar conectado intuitivamente con cada paciente, tener compasión y preocuparse
sinceramente por esa otra persona. Y esto es bueno no sólo para el paciente,
los médicos se sentirán mucho más satisfechos también. El paciente no es un
hígado, un corazón o una vesícula. Les recordaría a los médicos que cada
paciente es un ser humano, un alma al que deben acercarse con compasión y con
el corazón abierto.
¿Cómo definiría las almas gemelas?
Por empezar, tenemos más de una. Y
por eso almas gemelas no es imperiosamente un término romántico. Es gente con
la que hemos vivido en otras vidas, y existe una forma de reconocimiento de sus
almas que nos parecen familiares. O en la mirada, o al tocar las manos, ciertas
cosas que nos hacen acordar.
Un alma gemela no significa alguien con quien
vamos a compartir el resto de nuestra vida. A veces, se trata de una persona
que se cruza en camino tal vez por uno o dos meses solamente, pero su sola
presencia nos ayuda a cambiar nuestras vidas y a evolucionar. Creo que en una
dimensión mayor estamos conectados a cada una de las almas del planeta, e
incluso de más allá. Todos estamos interconectados. Pero a la vez existen
pequeños grupos de familias de almas, gente que ha vivido junta en varias
ocasiones. Y a eso llamo almas gemelas. Este no es el único lugar o planeta
donde existen almas.
Existen también otras dimensiones donde también viven
almas; los físicos están escribiendo sobre este tema.
¿A su esposa ya la conocía de
otras vidas?
Sí. A pesar de que nunca me encontré
con ella en las regresiones. Sí, en cambio, encontré a mi hijo en una de mis
propias regresiones. Pero sé, y ella también, que ya habíamos estado juntos
antes. Nos conocimos de muy jóvenes; yo tenía 18 años y ella 17. Fue
instantáneo. Ninguno de los dos estaba buscando una relación seria, éramos los
dos todavía muy jóvenes. Si mi hija, que ahora tiene 22 años, hubiera tenido
una relación tan seria como la mía cuando yo tenía 17 años, le hubiera dicho
todavía eres una niña. En mi caso, y en el de mi mujer, fue algo muy especial,
de reconocimiento, el sentido de familiaridad, de conexión, podíamos terminar
las oraciones que el otro estaba diciendo, compartíamos los pensamientos...
Yo
no tenía ni idea de qué se trataba todo eso en aquel entonces, sólo sabía que
era muy fuerte. Hasta que años más tarde, comprendí. Ahora sé de qué se
trataba, y se trata, todo eso. Así que no tengo que hallarla en mis
regresiones. Sé que somos el uno para el otro.