Las
enfermedades cardiacas ocupan actualmente el puesto número uno en la
lista de enfermedades mortales. El corazón es nuestro motor de la
circulación sanguínea. Este órgano situado en pleno centro del
cuerpo humano funciona como una bomba de aspiración y compresión.
Cuando
hablamos psicológicamente de
personas
"centradas",
hablamos de aquellas que
dejan que su
corazón decida, es decir, que viven
conforme a lo que su corazón les dice y fluyen
en armonía, alegría y amor.
Es
por ello, que emocionalmente hablando, cualquier
problema del corazón señala una actitud contraria, es
decir, que estas
personas se toman
la vida demasiado a pecho; esforzándose
más allá de sus límites emocionales, lo cual les
produce una sobrecarga
física y emocional.
El
mensaje más importante desde la bioneuroemoción a las personas con problemas cardíacos es:
¡ÁMATE A TI MISMO/A!
Las
personas con
problemas de corazón olvidan
sus propias necesidades y quiere hacer demasiado por
y para sentirse amadas
por los demás. Como no se ama lo suficiente, busca ese
reconocimiento y amor en
los demás.
Este
tipo de problema por tanto,
te está
indicando la
urgencia de cambiar la percepción que tienes de ti mismo/a.
En lugar de creer que el amor sólo puede venir de los demás, sería
más sensato que te lo dieras a ti mismo/a.
De esa manera,
ese amor estará siempre presente en tí;
no tendrás que recomenzar
continuamente para recuperarlo. ¿Recomenzar?
Sí, Cuando dependemos
de los demás para cualquier cosa, siempre
hay que rehacer. Cuando reconozcas lo especial que eres como persona y tengas más autoestima, estará
siempre presente en ti.
Te sugerimos
que todos los días al mirarte al espejo te
dediques un piropo, un palabra bonita, una cualidad, una fortaleza
propia de tí y que te defina para conectar así con tu corazón.
Créelo, cuando
esto sea habitual y
lo hayas hecho y sentido
internamente, tu corazón físico sonreirá
y se dejará guiar.
Un
corazón que se encuentra en
buen estado sabe soportar las decepciones amorosas y afectivas; los
problemas cotidianos, no tiene miedo de
afrontar la vida ni de no
ser amado.
Con
esto, no queremos decir que no debas
hacer nada por los demás; al contrario,
sigue haciéndolo, pero con una perspectiva
y motivación diferente. Lo harás por el
placer de hacerlo y no para comprar el
amor de los demás ni para probar que eres digno/a
de ser amado/a.
El
corazón simboliza el amor, la paz y la alegría de vivir; por lo
tanto, los problemas cardíacos emocionalmente proceden con
frecuencia de una carencia de amor, de una tristeza perenne,
emociones inhibidas que se manifestarán en la superficie incluso
después de varios años.
¿Cómo
se sienten las personas con problemas cardíacos?
- Sienten que su corazón está endurecido por las heridas anteriores. Creen sinceramente que la vida es difícil, estresante y que es una lucha constante.
- Se encuentran con frecuencia en un sentimiento de presión y de supervivencia, en un estado en que piensan que sólo su esfuerzo aportará alguna recompensa o bienestar.
- Se sienten inquietas, sobreexcitadas, angustiadas y demasiado frágiles para conservar su equilibrio emocional.
- Ahogan inconscientemente a mi niño/a interior y le impiden expresar la inocencia y la alegría de vivir.
El
corazón está asociado a la glándula timo (responsable de la
producción de las células). Si el corazón está débil, también
lo hace el sistema inmunitario resistiendo cada vez menos a la
invasión de infecciones o si se vive en un estado de ira, odio,
frustración y rechazo hacia sí mí mismo/a.
El
corazón necesita amor y paz. La vida está hecha para ser tomada con
la actitud de un niño/a. Tu corazón necesita: apertura, alegría,
curiosidad y entusiasmo. Nútrete del amor de los demás, PERO ANTE
TODO ÁMATE, ENCUENTRA ESE EQUILIBRIO ARMONIOSO EN TU SER. ABRE TU
CORAZÓN LO SUFICIENTE COMO PARA APRECIAR CADA PEQUEÑO GESTO DE TU
EXISTENCIA. MIRA LA VIDA COMO CUANDO ERAS NIÑO/A. ESE NIÑO/A CONTINUA DENTRO DE TÍ ESPERANDO A QUE LE CONCEDAS EL PERMISO DE VOLVER A JUGAR.
Te
facilitamos a continuación una preciosa afirmación y tratamiento
para hacer sonreir a tu corazón:
Luz Plena