Muchas
veces en nuestra vida cuando nos dejamos llevar por pensamientos
negativos, nos deprimimos, afectando nuestra tranquilidad emocional,
y energía vital. En ocasiones no nos atrevemos a enfrentar una situación
porque comenzamos a hacernos suposiciones negativas, sobre tal o cual
cosa; nos imaginamos de manera errada, cuál será
la respuesta a determinada situaciones o cual será el resultado, y no
hay algo más perjudicial para nosotros.
Las películas mentales con guión improvisado y donde las suposiciones son principales protagonistas nos llenan de miedos, prejuicios, alarga más
y más el sufrimiento y la ansiedad, condiciona nuestra actitud afectando nuestra vida diaria y
nuestra relación con los demás, tan solo porque tememos enfrentarnos a algo, porque no
sabemos los resultados.
El siguiente relato expone muy bien el concepto de lo que queremos transmitir:
Un hombre quiere colgar un cuadro. El clavo ya lo tiene pero le falta el martillo. El vecino tiene uno. Así, pues, nuestro hombre decide pedir al vecino que le preste el martillo. Pero le asalta una duda: ¿Qué? ¿Y si no quiere prestármelo? Ahora recuerdo que ayer me saludó algo distraído. Quizás tenía prisa. Pero quizás la prisa no era más que un pretexto, y el hombre abriga algo contra mí. ¿Qué puede ser? Yo no le hecho nada; algo se habrá metido en la cabeza.
Un hombre quiere colgar un cuadro. El clavo ya lo tiene pero le falta el martillo. El vecino tiene uno. Así, pues, nuestro hombre decide pedir al vecino que le preste el martillo. Pero le asalta una duda: ¿Qué? ¿Y si no quiere prestármelo? Ahora recuerdo que ayer me saludó algo distraído. Quizás tenía prisa. Pero quizás la prisa no era más que un pretexto, y el hombre abriga algo contra mí. ¿Qué puede ser? Yo no le hecho nada; algo se habrá metido en la cabeza.
Si alguien me pidiese prestada una herramienta, yo se la dejaría
enseguida. ¿Por qué no ha de hacerlo él también? ¿Cómo puede
uno negarse a hacer un favor tan sencillo a otro? Tipos como éste le
amargan a uno la vida. Y luego todavía se imagina que dependo de él.
Sólo porque tiene un martillo. Esto es el colmo.
Así nuestro
hombre sale precipitado a casa del vecino, toca el timbre, se abre la
puerta y, antes de que el vecino tenga tiempo de decir "buenos
días", le grita furioso: ¡Por mí, puede meterse el martillo
donde le quepa, egoísta!
¡Cuidado! Suponer envenena el alma. Nuestro estado emocional
influye sobre el pensamiento y nuestras experiencias! Nuestro
estado es el escenario en el que nos ocurre todo. ¡Cómo
experimentamos el mundo, cómo sentimos lo que nos está ocurriendo,
a veces, nos causa más daño que las desgracias reales que nos
ocurren en la vida!