Vivimos
en un mundo obsesionado con la imagen de juventud y belleza. Hasta
cierto punto es normal que nadie quiera envejecer, ya que a medida
que nos hacemos mayores, perdemos facultades físicas y nuestro
estado de salud se vuelve más vulnerable.
Para
muchos, la vejez puede ser una época complicada, pues no es fácil
asumir que los mejores años de nuestra vida pueden haber pasado.
Para muchas personas existe un miedo tan irracional a hacerse mayor,
que ese temor afecta a su bienestar y calidad de vida.
Os
invitamos a disfrutar de este maravilloso texto de Elisa Dapena Cruz que nos
sirve de reflexión. Unas bellísimas palabras llenas de realismo
ante el proceso natural del paso del tiempo en nosotros:
"Tarde
o temprano perdemos la guerra contra el tiempo. Nuestra juventud se
nos escapa del cuerpo y la gravedad fuerte y descarada se toma todo
aquello que cuidadosamente nos hemos esforzado por mantener en su
lugar. Ya no hay cremas ni pomadas que borren las marcas de tantas
risas, penas, trasnoches y enojos de nuestro semblante. Tomamos
vitaminas, colágeno, limón, jengibre, vinagre de manzana, miel y
omega 3 y cuantas fórmulas hechiceras se nos atraviesen. Comemos
menos para llenarnos de hambre. Sudamos cuando hace frío y el sueño
nos desvela.
Un
día nos damos cuenta que no hay tacón cómodo, que no vemos sin
gafas y las raíces de nuestras canas crecen sin piedad; que nuestra
cintura se va emparejando y nuestras rodillas se van redondeando.
Un
día, nos cansamos de imitar en el espejo, a aquella joven que
fuimos. Nos miramos de frente, sin luz cálida ni sombras y por fin
aceptamos que hemos vivido más vida de la que nos queda. Y qué
bello que ha sido haberlo vivido y sentido; haber dado tanto amor,
como haberlo recibido. Adquirir la experiencia y aprender de
paciencia.
Qué
importa si ganó la gravedad y perdimos la guerra contra las arrugas,
que nos cansamos de hundir el estómago, de sacar el pecho y la cola.
Qué importa si la belleza ya sale del alma, si esa belleza es
infinita y llenita de amor y perdón. Qué importa que vamos pa
viejas, que las hay más jóvenes y más bellas. Qué importa si
tenemos la vida y cada experiencia nos pinta de sabiduría. Qué
honor haber sido y continuar siendo madres, esposas, novias,amantes
hermanas, abuelas y amigas. Que aun nos queda mucho amor por vivir y
llega sin exigir ni pedir.
¡Qué
maravillosa es esta etapa de ser como somos, de amarnos tal
cual!
¡Qué lindo es seguir adelante con todo lo vivido y aprendido!"
¡Qué lindo es seguir adelante con todo lo vivido y aprendido!"
“La madurez del hombre es haber recobrado la serenidad con la que jugábamos cuando eramos niños”.
Frederich Nietzsche