lunes, 28 de septiembre de 2020

¿Es posible mantener amistad con tu expareja?

 



No todas las historias de amor son para siempre. El amor es eterno mientras dure y las historias de amor terminadas son un buen gimnasio para mejorarnos en las relaciones posteriores. Si no aprendemos de ellas lamentablemente puede pasar que en cada relación posterior llevemos lo peor de nosotros con nosotros; secuelas de baja autoestima, agresividad mal canalizada, sensación de frustración e impotencia y una necesidad visceral de ser aceptados.

La fuerza del amor radica en saber encajar, como en un rompecabezas de mil piezas abstractas, cada pieza en el lugar correcto para que todas nuestras debilidades alcancen el tamaño adecuado sin chocar con las inseguridades del otro.

Este es un juego difícil y  desafiante, no todo el mundo tiene paciencia para esperar, para equivocarse sin enojarse y tirar todo por la borda, sin ponerse nervioso. No todo el mundo tiene la atención para observar con paciencia y amor esa  imagen  abstracta y completarla.

Solo los más fuertes y tenaces son capaces de completar ese acertijo, impulsados por el deseo (amor a su pareja, deseo de bienestar común y no solo individualmente) de cumplir una meta.

Sin embargo, cuando este acertijo no se completa y uno no quiere asumir ninguna responsabilidad, se acusa al otro de no haber trabajado lo suficiente o de haber entorpecido, de una forma u otra, la conclusión. El enfado hacia el otro surge por no haber encajado sus piezas a la perfección como queríamos, sin cuestionarnos y sin darnos cuenta para nada de que ese rompecabezas se hace a cuatro manos, así que si incluso una mano falla, el trabajo inevitablemente será más lento y difícil de terminar.

El enfado hacia la pareja no se supera y en ocasiones dura toda la vida, especialmente en aquellos sujetos que no admiten sus errores y en consecuencia no son capaces de perdonar los cometidos por otros.

¿Es posible mantener  amistad con un ex?

La situación empeora cuando ninguna de las partes reconoce que tienen responsabilidades en el fracaso de una relación, ahí se crea una verdadera bomba, lista para explotar cada vez que se reúnan para comunicarse.

En esos casos, claramente NO, la amistad no es posible, porque cada partido se convierte en un ring de boxeo en el que cada acusación corresponde a un puñetazo en el estómago. Así la ira y la rabia se intensifican, creando resentimiento, frustración, un sentimiento de no ser comprendido por el otro que oscurece todos los momentos positivos vividos juntos y dejando solo un recuerdo negativo de una relación que inevitablemente habrá tenido algo hermoso, aunque quizás efímero.

La amistad entre personas que se han amado se convierte en un excelente recurso a explotar en beneficio del bienestar psicológico, ya que si ha habido amor en el pasado, podemos conservar gratamente algo bueno.

Incluyendo que ya no eres capaz de mantener una relación de amor porque por ejemplo hay unos proyectos de vida no compartidos o por motivos laborales te ves obligado a mantenerte alejado o hay aspectos que simplemente no podemos aceptar del otro, entonces tenemos una buena base para crear una sólida relación de amistad.

Si hemos elegido a esa persona, solo a esa, entre muchas, significa que algo bueno tiene  para darnos y dejarnos, entonces ¿por qué perderlo? Puede representar para nosotros un punto de referencia, una llamada telefónica a hacer para saber cómo va nuestra vida, un apoyo en un momento de desesperación, pero también una ayuda concreta en caso de dificultad.

Si el amor realmente ha terminado y hay una conciencia por ambas partes de que juntos no nos sentimos bien, solo puede surgir una relación constructiva basada en el respeto y la confianza.

Sin embargo, para alcanzar tal nivel de madurez, necesitamos tiempo, debemos darnos y permitirnos tiempo; cuando una relación termina nos invade una multitud de sentimientos positivos y negativos que no sabemos manejar, tenemos que enfrentarnos a un duelo que termina en resignación.

Resignarse es un gesto de mucha valentía y conciencia, uno tiene la fuerza para dejar ir al otro de su vida, a una vida en la que ya no somos su compañero de viaje.

Resignarse significa tener la fuerza para permanecer sólo y darse cuenta de que el camino que tenemos por delante en nuestra existencia necesita a alguien que nos haga respirar mejor y no nos golpee en cada ascenso que encontremos; significa aceptar caminar sólo incluso, tal vez,  durante todo el viaje, pero mejor solo que con alguien que te cansa o daña.

Después de la resignación se produce el renacimiento de uno mismo, con el redescubrimiento de nuestras cualidades internas y hasta que se reanuda la amistad no es posible en absoluto mantener una fuerte cercanía. 

Cada uno tiene su propio tiempo, no hay una duración precisa; una actitud de sabiduría es respetar el tiempo del otro, no apresurarse, esperar, sólo después será posible, si es realmente fuerte y consciente, salvar una amistad que puede durar toda la vida.